domingo, 2 de marzo de 2014

¡Ancianos! ¡Pastores! ¿Cuál es su trabajo?

DIOS AMABA a su pueblo Israel con amor fuerte y profundo. Habla de él como su "especial tesoro" (Ex. 19:5) y como "ovejas de su prado". Conside­raba a Israel como "un rebaño" que necesitaba cuidado constante y tierno. "Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto como un re­baño. Los guió con seguridad, de mo­do que no tuvieron temor;... los pas­toreó con la pericia de sus manos" (Sal. 78:52, 53,72). Y ¿quién como Moisés y Josué, para apacentar ese pueblo tan grande? y Samuel, David, Salomón y muchísimos reyes, todos levantados de parte de Dios para cui­dar a Su rebaño. En la historia de Israel encontramos que unos eran pas­tores fieles, otros descuidados e in­fieles. El profeta Ezequiel en su profecía lamenta, diciendo que los pastores de la nación en ese tiempo eran muy rebeldes e indiferentes. Les culpaba del alejamiento de Dios y del lamentable estado espiritual de ese pueblo. Faltaban al no cuidar las "ovejas de su prado". ¡Cuán impor­tante es el apacentar al pueblo de Dios! "Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano" (Ezequiel 34:10).
Cuando el Señor Jesús vino a este mundo como el Salvador, su propio pueblo lo rechazó. "A lo suyo vino, y los suyos, no le recibieron" (Jn. 1:11). Miró a Israel como "ovejas sin pas­tor", y tuvo compasión de él. Los pastores (escribas, fariseos-los enseñadores de la ley; los guías espiritua­les del pueblo) eran infieles y descui­dados para apacentar el rebaño. El Señor Jesús en su enseñanza a los dis­cípulos, describe a los fariseos etc., como "ladrones y salteadores" (Jn. 10:1). No eran verdaderos pastores. Pero El vino como "El Buen Pastor y amó a las ovejas. Aquellos que le re­cibieron, que creyeron en él y que eran sus discípulos, El les llama "su redil" (Jn. 10:16) -- eran judíos. Luego dijo "También tengo otras ovejas, que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor" (Jn. 10:16). Aquí, el Señor Jesús habla de "otras ovejas". Son las de los gentiles, aquellos que tenían que creer en él. El "rebaño" es la iglesia que el Señor ganó por su propia sangre. Este rebaño es com­puesto de todos los salvos, sean judíos o gentiles, todos los que han sido re­dimidos con la sangre preciosa de Cristo. Y El es el Pastor de ellos; Aquel que dio su vida por las ovejas.
Ahora, en gloria, sentado a la dies­tra de Dios, El es "el Gran Pastor de las ovejas" (Heb. 13:20). Su obra cons­tante e incesante es la de cuidar fiel­mente a los suyos; les ama con amor eterno. Llevará y guiará este rebaño por todo el desierto de este mundo hasta el redil y eterno descanso de Dios. El cuidado y pastoreado de sus ovejas, el Señor Jesús lo lleva a cabo, por medio de aquellos que él ha esco­gido como pastores o ancianos. Lee­mos en Efesios (4:10,11) que "él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros. " Los pri­meros dos ya cumplieron su ministe­rio, los últimos tres siguen y segui­rán hasta la venida del Señor. Entre los dos grupos de evangelistas y maes­tros, encontramos a "los pastores". ¿Quiénes son éstos? Son aquellos que el Señor Jesús ha escogido y levantado por su Espíritu para cuidar al rebaño. El apóstol Pedro aclara en su primera Epístola capitulo 5 que los ancianos de la iglesia son los que tienen que cuidar y apacentar "la grey de Dios". Los ancianos son hermanos maduros en la fe cristiana y de sano entendimiento espiritual. Estos son "los pastores" a quienes el apóstol exhorta" apacen­tad la grey de Dios que está entre vo­sotros, cuidando de ella, no por fuer­za, sino voluntariamente, no por ga­nancia deshonesta, (los pastores no son asalariados) sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey" (1 Ped.5: 2-3).
¿En qué consiste la obra de apacen­tar el rebaño? Es obra espiritual, aunque hay que cuidar también las co­sas materiales. En la Iglesia nunca debemos pensar que el anciano lleva un titulo como tal, u ocupa un puesto. La Palabra de Dios nos enseña que el anciano o pastor es uno que cumple una obra. Vamos a enumerar algunas de estas obras.
(a)      "Ellos velan por vuestras almas" (Heb. 13:17). Los ancianos son hombres de oración que interceden delante de Dios a favor de su pueblo, porque en el tribunal de Cristo tienen que dar cuenta del cuidado del rebaño.
(b)    "Apto para enseñar" (1 Tim. 3:2). "Que trabajan en predicar y enseñar (1 Tim. 5:17). "Retenedor de la palabra fiel tal co­mo ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza, y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9).
"Apacentarla iglesia del Señor (Hec. 20:28);
"Apacentar la grey de Dios que está entre vosotros" (1 Ped. 5:2).
"Apacentad a mis ovejas a mis cor­deros" (Juan 21:15,17).
Su obra principal y especial es pro­veer pastos o alimento espiritual de la Palabra de Dios para el sostén, desa­rrollo y crecimiento del rebaño del Señor. Por esto el anciano tiene que meditar constantemente en la Palabra y profundizarse en sus verdades pre­ciosas. Solo asi podrá alimentar al pueblo de Dios. Es obra muy grande y de mucha responsabilidad.
(c)     "Siendo ejemplos de la grey" "Acordaos de vuestros pastores.- considerad cual haya sido el resul­tado de su conducta, e imitad su fe" (1 Pedro 5:3; Hebreos 13:7).
La vida justa y santa del anciano es la que tiene valor y peso delante de sus hermanos y el ejemplo bueno es de aprecio y estima por los demás. Los pastores buenos llevarán al rebaño por su buena conducta y ejemplo y lo apa­centarán por la Palabra de Dios.
(d)     "Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones". "Enfer­mo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a mi" (Sant. 1:27: Mat. 25: 36).
"Hospedador" (2 veces) (1 Tim. 3:2; Tito 1:8).
El pastorear a los santos no consis­te solamente en dirigir los cultos, de gobernar (1 Tim. 5:17) y mantener buen orden en la iglesia. Tampoco consiste solo en ministrar y enseñar la Palabra de Dios. Consiste también en una vida práctica de amor y tierno cuidado de las ovejas y corderos del rebaño. Consiste en considerar el aspecto de las ovejas y sus múltiples necesidades. A algunos débiles en la fe, tenemos que animar, a otros que andan desordenadamente tenemos que reprender y corregir. A los jóvenes en la fe tenemos que enseñar las ver­dades de la Palabra y por nuestro ejemplo llevarles en los caminos del Señor. Tenemos también que visitar a los enfermos; enfermos en el cuerpo y en su vida espiritual. Tenemos que tener compasión y consideración para las viudas y huérfanos en sus afliccio­nes, consolándoles con la Palabra y ayudándoles en su necesidad material. Tenemos que abrir nuestras casas pa­ra recibir a nuestros hermanos visi­tantes y a los siervos del Señor. Así quiere decir "hospedaos".
(e) "Ni haciendo nada con parciali­dad" (1 Tim. 5:21).
"Que con mansedumbre corrijan a los que se oponen" (2 Tim.2:25). "Administrador de Dios" (Tito 1:7)
Estos textos nos hablan de dirigir y gobernar y tratar todo caso que se presenta en la iglesia, con justicia y sin parcialidad. Cuántos hermanos han su­frido injustamente y aún han sido pues­tos afuera de la comunión por venganza de parte de ancianos infieles; otros, porque los pastores no han tratado el caso con la debida seriedad y conforme a la Palabra de Dios. Son las Epísto­las del Nuevo Testamento que contie­nen la enseñanza que debemos obser­var y obedecer respecto a cualquiera forma de disciplina y amonestación ne­cesaria y llevarlo a cabo por los an­cianos para el bienestar espiritual y cuidado del rebaño. Es obra bastante solemne y de gran responsabilidad el ser "administrador de Dios". Cumplámoslo en el temor de Dios con toda mansedumbre acordándonos que ten­dremos que dar cuenta en el tribunal de Cristo de cómo hemos cuidado a las ovejas del Señor.
"Y demandaré mis ovejas de su ma­no" (Ezequiel. 34:10).
Que el Señor hable al corazón de ca­da hermano que es reconocido como anciano o pastor en la asamblea por medio de este mensaje y que todo lo que llevamos a cabo sea "conforme a la Palabra de Dios".

Sendas de Luz, 1969

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