“Porque por fe
andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).
¿Alguna vez te has detenido
a preguntarte por qué un partido de fútbol es más excitante para la mayoría de
la gente que una reunión de oración? Sin embargo, si comparamos los registros
de asistencia, veremos que es así.
Podríamos preguntar: “¿Por
qué es la Presidencia del gobierno más atractiva que el pastoreo de ovejas en
una asamblea?” Los padres no dicen a sus hijos: “Come lo del plato y algún día
serás pastor”. No, más bien les dicen: “Limpia el plato y algún día serás
presidente”.
¿Por qué es más atractiva
una exitosa carrera de negocios que la vida de un misionero? A menudo los
cristianos desalientan a sus hijos para que no vayan al campo misionero, y se
contentan viendo cómo crecen para ser “funcionarios titulados de empresas
seculares”.
¿Por qué es más absorbente
un documental de la televisión que el estudio de la Palabra de Dios? ¡Piensa en
las horas que pasas frente al televisor y los pocos momentos apresurados ante
tu Biblia abierta!
¿Por qué la gente está
dispuesta a hacer por dinero lo que no haría por amor a Jesús? Muchos que
trabajan incansablemente para una corporación son letárgicos e insensibles
cuando les llama el Salvador.
Finalmente ¿por qué nuestra
nación llama mucho más nuestra atención que la Iglesia? La política nacional es
multicolor y absorbente. En cambio, la Iglesia parece andar pesadamente y sin
dinámica.
La causa de todas estas
cosas está en que andamos por vista y no por fe. Nuestra visión está
distorsionada. No vemos las cosas como realmente son. Valoramos más lo temporal
que lo eterno. Valoramos lo terrenal más que lo espiritual. Valoramos la
opinión de los hombres por encima de la de Dios.
Cuando caminamos por fe,
todo es distinto. Alcanzamos visión de total agudeza espiritual. Vemos las
cosas como Dios las ve. Apreciamos la oración como el privilegio indecible de
tener audiencia directa con el Soberano del universo. Vemos que un pastor en
una asamblea significa más para Dios que el gobernante de una nación. Vemos,
con Spurgeon, que si Dios llama a un hombre para ser misionero: “sería una
tragedia verlo descender para ser rey”. Vemos la televisión como el mundo falso
de irrealidad, mientras que la Biblia tiene la llave que abre la puerta a una
vida llena de realización. Estamos dispuestos a gastar y ser gastados por Jesús
de una manera que jamás estaríamos por una indigna corporación impersonal. Y
reconocemos que la iglesia local es más importante para Dios y para Su Pueblo
que el imperio más grande del mundo.
¡Andar por fe marca la diferencia!
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