miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿Por qué Jesús es llamado el Cordero de Dios?

“¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”(Jn. 1:29).
Pensamientos acerca del carácter de cordero del Hijo de Dios.
WIM MALGO (1922-1992)


Por tres razones fundamenta-les el Señor Jesús es llamado Cordero de Dios:
1.  Él es llamado cordero, para revelar al mundo Su carácter. Un cordero es una imagen de inocencia y pureza. En todas las cosas Jesús fue un verdadero ser humano: tentado igual que nosotros, pero sin pecado. El hecho de que Él verdaderamente se convirtió en un ser humano de carne y sangre, como todos los demás, lo reconocemos en la revelación de Su profunda humanidad: Él derramó lágrimas (He. 5:7); tuvo hambre (Mt. 4:2); sufrió sed (Jn. 19:28); se alegraba (Le. 10:21); se cansaba (Jn. 4:6); era tentado por Satanás (Mt. 4:3) — ¡pero no pecaba! Por eso, Él es llamado el Cordero de Dios. Pedro, en 1 Pedro 1:19, lo expresa así: "...con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación". Por esta razón, la sangre de Jesús, y solo la sangre de Jesús, limpia de todo pecado, porque Él es puro.
2.  Él es llamado Cordero de Dios, para mostramos Su camino. Él llegó a esta tierra con un muy claro objetivo de Dios, el de ser sacrificado por nuestros pecados, "...digno es el Cordero que fue inmolado..." (Ap. 5:12). Él no fue sorprendido por Su ejecución, sino que dijo en santa resolución: “Mas para esto he llegado a esta hora" (Jn. 12:27). Él entregó Su vida voluntaria-mente (Jn. 10:18), y con eso re-veló Su característica de cordero que sabía que sería inmolado. "Pero Jesús, sabiendo todas cosas que le habían de sobrevenir..." (Jn. 18:4). Hasta el suspiro, Jesús estuvo totalmente consciente, rechazando todo tipo de anestésico (Mt. 27:34).
Una segunda característica del cordero, es que no opone resistencia cuando es sacrificado. Jesús, el Cordero, no se resistió al sufrimiento. Él no gritó, sino que "como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca” (Hch. 8:32).
3. Jesús es llamado Cordero de Dios, para revelarnos Su tipo de victoria. La victoria de Jesús, de hecho, es la victoria del Cordero. Él la obtuvo totalmente apartado de todo esfuerzo humano. Porque, ¿qué hay más indefenso y dependiente que un cordero? De hecho, Él “fue crucificado en debilidad" (cp. 2 Co. 13:4). Por esta razón, las palabras, en su contradicción divina, son tan poderosas: "He aquí el Cordero de Dios, que carga con el pecado del mundo.” ¡Lo más débil hace lo más grande! El Cordero, en Su fragilidad, carga con lo más pesado. Mira el milagro: ¡lo más indefenso trae la mayor ayuda! Vemos lo débil que Jesús ya estaba al ir hacia el Gólgota en que Él se desplomó bajo la carga de la cruz, de modo que sus verdugos rápidamente obligaron al primer obrero rural que encontraron, a que Le llevara la cruz (Mr. 15:21; Le. 23:26; Mt. 27:32). Pero, cuando Él estuvo clavado en el madero, comenzó en esa cruz la revelación más grande posible de poder, ante un mundo invisible sorprendido y tembloroso. El Cordero de Dios llevó el pecado del mundo: “¡He aquí, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!". ¿Qué fuerza elemental capacitó al débil cordero, para quitar el pecado del mundo?
Aquí está la respuesta: detrás de Él se encontraba el amor universal de Dios. No dice: “He aquí, el cordero”, sino: “¡He aquí, el Cordero de Dios!”. El Cordero recibe la capacidad, gracias al amor de Dios, de realizar lo eternamente válido: de quitar el pecado y la culpa de todos los seres humanos. Ahora, la persona que sigue al Cordero experimenta exactamente lo mismo: en la mayor debilidad, realiza lo (más difícil. A la luz de este hecho, las palabras de la Biblia: poder se perfecciona en la debilidad", llegan a tener el mayor significado posible.
Llamada de medianoche,  Julio 2015.

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