VII - Ceremonias y utensilios
El bautismo es la confesión de una
buena conciencia delante de Dios, 1 Pedro 3.21, y a la vez el testimonio a
otros de andar en la virtud de una vida nueva, Romanos 6.4. Hemos sido
bautizados en la muerte de Cristo; somos sepultados para muerte. Hemos venido a
ser unidos con Él en la semejanza de su muerte y lo seremos también por la
semejanza de su resurrección. Esta es la enseñanza del bautismo en agua en
Romanos 6.5 y Colosenses 2.12. El paso del río Jordán y la circuncisión de la
carne expresaban estas ideas en Israel.
La Cena del Señor es una
conmemoración, 1 Corintios 11.24, 25; es también un anuncio, 11.26. La Cena y
la mesa simbólica son señales de comunión con Cristo y los hermanos, 10.16, y
de separación del mundo, 10.21. La Cena gira en torno del comer del pan y beber
de la copa, y es este acto en conjunto que el Señor llama “esto”. El “esto” es
su cuerpo: Mateo 26.20, Marcos 14.22, Lucas 22.19. El “esto” es su sangre,
según leemos en Mateo y Marcos. En Lucas el lenguaje es distinto por cuanto se habla
en 22.17 de la copa de la pascua y en 22.20 de la copa de la Cena. En Corintios
el lenguaje es “comed” y “haced esto”. La Cena se celebra hasta que Cristo
venga, pero no para conmemorar o anunciar su venida. Se relaciona con la vida
que el Señor dio y el pacto que estableció, pero no es para conmemorar la
resurrección en sí.
La circuncisión es simbólica del
despojo del viejo hombre con sus hechos, echando de uno el cuerpo pecaminoso
carnal, Colosenses 2.11 y 3.9. Véase Filipenses 3.3. Cuando Josué renovó la
práctica, dijo que Israel había quitado de sí el oprobio de Egipto, 5.2.
La copa o el cáliz es figura de la
suerte, la condición o el destino de uno. Ejemplo tenemos en las copas del
sueño de Génesis 40. “Mi copa está rebosando”, Salmo 23.5. “Tomaré la copa de
salvación”, 116.13. En Isaías 51.17, 22 hay el cáliz de ira y aturdimiento. “La
copa que el Padre me ha dado”, Juan 18.11.
En la Cena del Señor la copa es uno
de los memoriales de Cristo en su muerte; es el nuevo pacto en su sangre y es
su sangre del nuevo pacto, Lucas 22.20, Mateo 26.28. La copa de bendición que
bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo en contraste con la copa de
demonios que corresponde al inconverso. El Señor puso fin al régimen viejo con
participar de la copa de la pascua, y dio comienzo a la comunión nueva con
participar de la copa de la Cena. La copa contiene vino pero no es el vino el
símbolo que se menciona en relación con la Cena.
La imposición de manos de parte de
Moisés para con Eleazar en Números 27.18 fue para manifestar que había puesto
su dignidad sobre él.
La lámpara (que no es el candelero)
es símbolo de la presencia y obra de Dios en una persona o en su pueblo. David
era lámpara de Dios en Israel, 2 Samuel 21.17, pero dijo, “Tú eres mi lámpara, oh
Jehová”, 22.29. “La lámpara del cuerpo es el ojo”, Lucas 11.34, y con la
lámpara la mujer encontró la moneda, 15.8. “Lámpara de Jehová es el espíritu
del hombre”, Proverbios 20.27. Las Escrituras son lámpara, Proverbios 6.23.
La mesa es el lugar de comunión;
está relacionada con la idea del sustento. (Véase El pan.) Presenta a Cristo como el
alimento de su pueblo, no como el maná en el desierto sino especialmente en
relación con la adoración en el santuario. “La altura del altar era de tres codos...
esta es la mesa que está delante de Jehová;” “Ellos entrarán en mi santuario, y
se acercarán a mi mesa”, Ezequiel 41.22, 44.16. Mefiboset fue traído de su
lugar de alejamiento para sentarse a la mesa; Lázaro también. Hace contraste 1
Corintios 10.21 entre la comunión con el mundo (“la mesa de los demonios”) y
con el Señor (“la mesa del Señor”); esta última debe ser la experiencia diaria
del creyente, expresada de una manera particular en la Cena.
El pan es figura de Cristo como el
sustento de su pueblo; el hecho de comérselo representa la apropiación para sí,
o sea, la apreciación personal de Él. Era la comida de los sacerdotes en
Israel, Levítico 24.9; compárese con el maná, que era para todos. “El pan que
yo le daré es mi carne”, Juan 6.51; no era la Cena sino (a) el creer para vida eterna y (b)
a diario para sustento. Por cuanto todos dependemos de Él, “siendo un solo pan...
somos un cuerpo”, 1 Corintios 10.17, haciendo ver la unidad de la Iglesia.
La unción con aceite es un gesto de
respeto, Marcos 14.8, o la comunicación de una bendición. “Unges mi cabeza con
aceite”, Salmo 23.5. Moisés ungió a Aarón “para santificarlo”, Levítico 8.12.
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