10. Rahab cuando
mujer pagana
Antes de haber
cruzado el Jordán para tomar posesión de la tierra de Canaán, Josué envió dos
espías para que secretamente reconocieran la tierra. Los milagros que había
hecho Jehová para con el pueblo de Israel cuando salieron de Egipto cuarenta
años antes, y en su travesía por el desierto, se habían difundido por toda la
tierra de Canaán, de modo que todos estaban atemorizados ante el avance de este
pueblo de Dios. Los espías llegaron a Jericó a casa de una mujer llamada Rahab,
de quien dice la Biblia que era ramera. Cuando el rey de esa ciudad mandó a
buscar los espías ella los escondió en su terrado donde secaba manojos de lino.
Antes de llegar esos
hombres, Rahab ya estaba sinceramente convencida del verdadero Dios, como lo
testifica al recibirles: “Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor
de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han
desmayado por causa de vosotros ... Os ruego pues, ahora, que me juréis por
Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así lo haréis vosotros con
la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura ...”
Los espías
respondieron: “Cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo
misericordia y verdad. ... tú atarás este cordón de grana a la ventana por la
cual nos descolgaste”.
Y fue salva ella y su familia de la destrucción de la ciudad como
recompensa a su bien proceder.
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