lunes, 3 de octubre de 2016

El perfecto amor echa fuera el temor.

1 Juan 4:18


El temor y el amor son antagónicos el uno al otro como motivos en la vida, igual que aquellos dos montes desde donde fueron proclamadas respectivamente las bendiciones y las maldiciones de la antigua ley - el Monte de la maldición árido y pedregoso, sin vegetación ni agua: el Monte de la Bendición verde y alegre con numerosas flores, y bendecido con riachuelos por doquier. El temor es estéril. El amor es fructífero. El uno es esclavo y su obra vale poco. El otro es libre y sus hechos son grandes y valiosos. Desde la cúspide del monte que engendra la esclavitud se escuchan las palabras de la ley; pero el poder para guardar estas leyes se halla únicamente en el monte asoleado donde mora la libertad dentro del amor y confiere la energía necesaria para obedecer. Por lo tanto, si deseas utilizar en tu propia vida la fuerza más grande que Dios nos ha dado para que crezcamos en gracia, saca tu argumento, no del temor, sino del amor.
El Contendor por la Fe - Marzo-Abril-1970

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