PERMANECER FIEL AL SEÑOR
Por E. Dónges
Mi amado:
Tú conoces en tu corazón el amor que Dios tiene para con nosotros. ¡Qué
gracia! Sí, Dios no perdonó a su propio Hijo, antes le entregó por todos
nosotros. Y sobre este don inefable, sobre el Señor Jesús, el Hijo unigénito y
amado de Dios, fundas tu salvación. Es una roca segura y eterna. Jesucristo se
hizo hombre y dio voluntariamente en el juicio y la muerte su vida por ti. Dios
lo resucitó y lo ensalzó a su diestra en la gloria, donde es el autor y garante
de tu salvación eterna.
Por la fe en la potencia y eficacia de su sangre preciosa, tienes el
perdón de tus pecados, porque la Palabra nos lo dice también: "La sangre
de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1: 7). Y sobre
esta base, añade luego: "Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros
pecados os han sido perdonados por su nombre" (2: 12). Por esto, Juan
podía cantar con los rescatados, y tú puedes unirte ahora a ellos: "Al que
nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre... a él sea gloria e
imperio por los siglos de los siglos. Amén" (Apocalipsis 1: 5-6).
Deseo decirte las mismas palabras que Bernabé recordaba a los nuevos
convertidos de la ciudad pagana de Antioquía: "Que con propósito de
corazón permaneciesen fieles al Señor" (Hechos 11: 23). ¡Cuán importante
es esto!
Permanece fiel al Señor con todo tu corazón. ¡Desde el primer día de tu
conversión mantente fiel, decidido por tu Señor! Ponte a su lado resueltamente.
No te avergüences de él en medio de este mundo pobre, impuro, malo, ni te
avergüences de su Evangelio. El Señor y Salvador es el creador y poseedor de
los cielos y de la tierra, es el juez de los vivos y de los muertos. Tú sabes
lo que él hizo por ti. Siendo rico, se hizo pobre; para que con su pobreza
fueras enriquecido (2 Corintios 8: 9). Llevó el juicio de tu pecado; dio
voluntariamente su vida por ti, para librarte de la muerte y del juicio eterno,
para arrancarte del poder de Satanás, y te hizo hijo de Dios y heredero de él.
Ya no te perteneces a ti mismo ni al mundo. Ahora eres su propiedad con todo lo
que tienes y todo lo que eres. Vive, pues, para aquel que murió por ti (a lo
que asimismo Pablo nos exhorta y anima, 2 Corintios 5: 15) y añade a tu fe,
según nos lo escribe el apóstol Pedro, la virtud (2 Pedro 1: 5), es decir, la
decisión y el coraje.
¡Guárdate de tener un corazón dividido! Un corazón dividido es un
veneno moral para el cristiano y una abominación para Dios, y aun los hombres
no lo respetan. Y ahora que Cristo habita por la fe en tu corazón, nunca
preguntes: « ¿Por qué no puedo hacer esto o aquello? ¡No veo ningún mal!». Al
contrario, pregunta: « ¿Será esto del agrado de Cristo? ¿Puedo realizarlo con
mi Señor? ¿Me acompañará en tal o cual camino?». Si andas fielmente con él,
descubrirás con presteza lo que no le es agradable.
Permanece fiel al Señor con todo tu corazón. No te dejes seducir por el
mundo, ni ser alejado de su persona. El mundo hace múltiples promesas que no
puede mantener; pero las hace y engaña a muchos. Su sonrisa es la falsedad. Tu
corazón es demasiado grande: el mundo no puede llenarlo, pero es demasiado
pequeño para recibir a Cristo en toda su plenitud, porque él llena los cielos
de los cielos.
Permanece fiel al Señor con todo tu corazón. Entonces tu paz vendrá a
ser más grande, más segura y tú gozo más puro. Mucho te regocijas que ya posees
el perdón de tus pecados, pero no te apoyes sobre tu gozo; ¡apóyate sobre el
Señor! Tu gozo puede vacilar, pero él no cambia jamás. No te digo (¡ay! como
muchos cristianos expresan a los recién convertidos): « ¡No te alegres
demasiado!» o «Tu alegría cesará». No, el gozo de la nueva vida permanece
eternamente y se ahonda de año en año, más el del nuevo convertido se asemeja,
con frecuencia, a un torrente de la montaña; es bello y su agua fresca, pero
brama y echa espuma; al llegar a la llanura se tranquiliza, se ahonda, se torna
más fructífero y puede llevar cargas pesadas.
"El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que
en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto" (Lucas 16: 10).
Creced 1990
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