Noemí, sobresaliente en restauración
Noemí se decide volver a Belén y les pone tres argumentos
a sus nueras para no volver con ella. Primero dice que se queden ellas en su
país. Luego dice que sigan con ella pero sin la esperanza de casarse de nuevo.
Este argumento le convence a Orfa, quien se queda en Moab. Otra vez la mayor
intenta convencer a la menor que no le conviene seguir hasta Israel. La llegada
a Belén le trae muchos recuerdos a la suegra. Ella expresa su amargura al pedir
que la llamen Mara (“amargura”) en vez de Noemí (“placentera”). Hasta donde
sabemos, nadie lo hizo. Pero ella pensó más en Rut que en sí misma, y con gran
amor y cuidado la dirigió hacia el pariente Booz quien podía redimirla.
La tristeza del comienzo del libro de Rut se cambia en
gozo en la última parte. Al tener Rut su primer hijo, las mujeres le proclaman
a Noemí: “Loado sea Jehová que hizo que no te faltase pariente hoy, cuyo nombre
será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu
vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para
ti que siete hijos”.
La desobediencia había exigido castigo por parte de Dios.
El arrepentimiento trajo la restauración y bendición. “El Señor, al que ama,
disciplina... Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos... Ninguna
disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después
da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.
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