lunes, 6 de febrero de 2017

ALGUNAS MUJERES DEL ANTIGUO TESTAMENTO (Parte XIV)

Noemí, sobresaliente en restauración

Elimelec, Noemí y sus dos hijos fueron a la tierra de Moab hu-yendo del hambre que Dios había mandado como castigo para los israelitas. Pero como Jo-nás siglos después, se dieron cuenta de que uno no puede escaparse de la mano de Dios. Los hijos se casaron con moabitas pero junto con su padre murieron poco después.
Noemí se decide volver a Belén y les pone tres argumentos a sus nueras para no volver con ella. Primero dice que se queden ellas en su país. Luego dice que sigan con ella pero sin la esperanza de casarse de nuevo. Este argumento le convence a Orfa, quien se queda en Moab. Otra vez la mayor intenta convencer a la menor que no le conviene seguir hasta Israel. La llegada a Belén le trae muchos recuerdos a la suegra. Ella expresa su amargura al pedir que la llamen Mara (“amargura”) en vez de Noemí (“placentera”). Hasta donde sabemos, nadie lo hizo. Pero ella pensó más en Rut que en sí misma, y con gran amor y cuidado la dirigió hacia el pariente Booz quien podía redimirla.
La tristeza del comienzo del libro de Rut se cambia en gozo en la última parte. Al tener Rut su primer hijo, las mujeres le proclaman a Noemí: “Loado sea Jehová que hizo que no te faltase pariente hoy, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos”.

La desobediencia había exigido castigo por parte de Dios. El arrepentimiento trajo la restauración y bendición. “El Señor, al que ama, disciplina... Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos... Ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.

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