Muerte, Resurrección y Ascensión.
Resurrección (continuación)
V)
Naturaleza
de la Resurrección.
La
resurrección de Jesús no es como la de aquellos que volvieron a la vida por
orden de él, como el hijo de la viuda de Nain (Lucas 7:14-15) o la hija de
Jairo (Lucas 8:54), o Lázaro el hermano de Marta y María (Juan 11:43), estos volvieron
a morir, porque de lo contrario tendríamos noticias de ellos hoy en día. Si la
resurrección hubiese sido semejante, habría seguido el proceso natural del ser
humano, hubiese envejecido y su vida se hubiese acabado con la muerte.
Sin
embargo, por lo que describe la Biblia, la resurrección del Mesías fue
completamente distinta, ya que, si bien tenía un cuerpo semejante a los
nuestros, que se podía tocar, que podía comer, que podía hablar, que podía
tocar; podía moverse de un lugar a otro, podía aparecer en medio de una habitación
cerrada. De hecho, como el mismo Señor lo explica, no es un espíritu incorpóreo
que se manifestaba, sino que era el mismo (Lucas 24:39-40).
De
hecho, su cuerpo está glorificado (Romanos 8:29; Hechos 3:13) por la acción de
Dios al resucitarlo de entre los Muertos, pero su cuerpo conservaba las señales
de las heridas en su cuerpo, sus manos heridas, sus pies traspasados, su
costado perforado por una lanza (Lucas 24:39; Juan 20:25, 27).
Este cuerpo
glorificado de Jesús que conserva estas heridas ya no moriría otra vez (Romanos
6:9, 10; Apocalipsis 1:18); y quienes crean en él, cuando sean resucitados
tendrán un cuerpo semejante al de él (cf. Lucas 20:36). Es decir, Jesús fue el
arquetipo de la resurrección de los creyentes, es decir el modelo y principio
causal de nuestra resurrección (Mateo 27:52-53; 1 Corintios 15:20-23,45-49;
Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5).
VI)
Los resultados de la Resurrección.[1]
Al estudiar la Resurrección podemos observar que sus efectos
son triples, es decir, sus resultados afectaron a Cristo, al creyente y al
mundo.
1. En
relación con Cristo mismo.
“[Él] fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos…”
(Romanos 1:4).
Notemos
que el pasaje deja bien en claro que Él no llegó a ser Hijo de Dios por la
resurrección, sino que fue “declarado”. Vine indica que la palabra declarado
significa “que Cristo fue evidenciado como
el Hijo de Dios por su resurrección y por la de otros”. Es decir,
la resurrección es la constancia o prueba evidente que Jesús el Mesías es Hijo
de Dios. Por tanto, el sepulcro vacío es testimonio de la divinidad del Hijo.
El
mismo Señor Jesucristo basaba su doctrina y la veracidad de su resurrección en
pasajes del Antiguo Testamento, como, por ejemplo: Mateo12:38-42; Juan 2:13-22.
2. En
relación con el creyente.
En esta relación con el creyente, podemos ver tres aspectos que le dan
seguridad:
Le da Seguridad de que es aceptable a Dios. Mientras
estuvo en el sepulcro no había garantía de salvación. El hecho que el Padre le
haya resucitado nos da la seguridad que la obra redentora ha sido
aceptada. Pablo expone a los romanos
esta verdad en las siguientes palabras: “… el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25)
Le da Seguridad de que un Sumo Sacerdote intercede por él
en los Cielos. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros” (Romanos 8:34). “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los
que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”
(Hebreos 7:25). El creyente tiene necesidad diariamente de acudir al Señor para
perdón de sus pecados. Por tanto, la
obra de Cristo no terminó en cruz, sino que continúa trabajando por cada
creyente, intercediendo por los suyos: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).
Le da seguridad de todo el Poder que
Necesita en la Vida y en el Servicio. El Padre mostró todo su poder
en la resurrección del Hijo (Efesios 1:19-22); y, al mismo tiempo, nos da
garantía que resucitaremos con él (Filipenses 3:10).
Le da seguridad de su Propia Resurrección e Inmortalidad (1 Tesalonicenses
4:14; 2 Corintios 4:14; Juan 14:19)
3. En
relación con el mundo.
Con relación al mundo, podemos plantear con certeza dos hechos que le
afectan. El primero que los creyentes resucitaran físicamente, y esto es tan
cierto como que los seres humanos morimos (1 Corintios 15:22). La resurrección
de Cristo es nuestra garantía.
El segundo punto es la certeza de un día de juicio para este mundo (Hechos 17:31).
VII)
La importancia de la resurrección.
La importancia principal que podemos colegir al estudiar la Biblia con
respecto a este tema es que nuestro Señor resucitó; habiendo muerto una vez por
todos y habiendo sido resucitado de los muertos, Él ahora vive y permanece para
siempre.
Si vemos este tema con respecto a sus menciones en la Escritura,
encontramos que por lo menos hay referencia de ella en más de cien textos. En los apóstoles, que estaban en abatimiento
tal, provocó un estado de ánimo tal, que pudieron constantemente dar testimonio
de este hecho (Hechos 4:33; 2:32; 17:18).
Si vemos este hecho en forma negativa, si no creemos en la resurrección,
entonces estamos afirmando que estamos muertos en delitos y pecados, es decir,
nuestra pena judicial no ha sido pagada, el “caso legal” aún está abierto y
próximo a emitir una sentencia contraria a nosotros y de consecuencias
eternas. El hecho de la resurrección
indica que nuestra deuda ha sido pagada, es decir, nuestra “causa” ha sido
“fallada” a favor nuestro. (1 Corintios 15:14, 18, 19).
Por último,
garantiza que habrá una resurrección para todos aquellos que se han apropiado
de la obra redentora del Mesías (1 Tesalonicenses 4:17-18). Y este hecho es gracias a que
Dios le levantó de los muertos, habiendo aprobado la obra de Cristo en cruz del
calvario.
VIII) El significado de la Resurrección.
Al
pensar en el significado de la Resurrección, no podemos dejar de notar que “significó el
comienzo de la fe con todas sus bendiciones: la justificación, el perdón, la
reconciliación, la paz, la vida eterna, la promesa de una resurrección futura.
[Y] para Jesús, implicó la transformación de su cuerpo, de la mortalidad a la
inmortalidad.”[2]
La resurrección de Jesús no se trata de que su cuerpo haya vuelto a la
vida, como la hija de Jairo, el hijo de viuda de Naín o Lázaro, por esto
volvieron a morir. La resurrección del Mesías era la vuelta a lo gloría que
poseía antes que viniese a esta tierra y se encarnase (Juan 17:5).
“La resurrección es, por lo tanto, la piedra angular
de nuestra fe cristiana, y como Pablo lo expresa en 1 Corintios 15:17: «Y si
Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.» Por
haber resucitado Cristo, nuestra fe cristiana está segura, la victoria final
de Cristo es cierta y nuestra fe cristiana está completamente justificada.”[3]
IX)
Doctrina
Pablo le
escribe a los corintios: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo
recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que
fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios
15:3-8). Estas palabras describen la doctrina en forma sustancial y completa la
doctrina de la resurrección, la cual es fundamental para la fe cristiana. El quitar este pilar, es declarar que no hay
ninguna esperanza para el hombre que cree en la obra de Cristo, ya que si el
Padre no consideró digna la obra de Cristo para pagar por los pecadores
perdidos y sin esperanza, entonces nosotros que confiamos en esa obra no
tenemos ninguna esperanza, y de igual modo pereceremos cuando llegue la hora de
la muerte.
Pablo recalca
los siguientes hechos que eran y son comprobables y que los mismos corintios
podían indagar:
a)
Cristo murió: había testigos de este hecho porque el juicio había sido
público.
b)
La causa de esa muerte eran nuestros pecados.
c)
Conforme a las Escrituras. Declarado en forma explícita e implícita en la
ley de Moisés, los profetas y salmos (Lucas 24:44) que el Mesías había de morir.
d)
Que resucitó conforme a la Escrituras. (1 Corintios 15:4).
Pedro lo
explica de este modo: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno,
varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales
que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a
éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios,
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios
levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese
retenido por ella” (Hechos 2:22-24).
Pedro lo que enseñó a los judíos por su predicación ese día de Pentecostés,
declaraba que:
a)
Que los hechos eran conocido de antemano por Dios
b)
Que murió crucificado
c)
Que Dios resucitó de los muertos para que se cumpliese lo que de Él estaba
escrito (vs 25-28).
Resumiendo: La obra de la resurrección es una
acción de la Deidad, ya que por versículos que hemos detallado nos muestran a
Dios ordenando la resurrección; pero también tenemos constancia que el Hijo
tenía poder para poner su vida y para “volverla a tomar (Juan 10:17-18), porque
al respecto tenía la Palabra (mandamiento) del Padre.
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