miércoles, 3 de enero de 2018

DOCTRINA: CRISTOLOGÍA (Parte XXIV)

Muerte, Resurrección y Ascensión.
Resurrección (continuación)


V)          Naturaleza de la Resurrección.
La resurrección de Jesús no es como la de aquellos que volvieron a la vida por orden de él, como el hijo de la viuda de Nain (Lucas 7:14-15) o la hija de Jairo (Lucas 8:54), o Lázaro el hermano de Marta y María (Juan 11:43), estos volvieron a morir, porque de lo contrario tendríamos noticias de ellos hoy en día. Si la resurrección hubiese sido semejante, habría seguido el proceso natural del ser humano, hubiese envejecido y su vida se hubiese acabado con la muerte.
Sin embargo, por lo que describe la Biblia, la resurrección del Mesías fue completamente distinta, ya que, si bien tenía un cuerpo semejante a los nuestros, que se podía tocar, que podía comer, que podía hablar, que podía tocar; podía moverse de un lugar a otro, podía aparecer en medio de una habitación cerrada. De hecho, como el mismo Señor lo explica, no es un espíritu incorpóreo que se manifestaba, sino que era el mismo (Lucas 24:39-40).
De hecho, su cuerpo está glorificado (Romanos 8:29; Hechos 3:13) por la acción de Dios al resucitarlo de entre los Muertos, pero su cuerpo conservaba las señales de las heridas en su cuerpo, sus manos heridas, sus pies traspasados, su costado perforado por una lanza (Lucas 24:39; Juan 20:25, 27).
Este cuerpo glorificado de Jesús que conserva estas heridas ya no moriría otra vez (Romanos 6:9, 10; Apocalipsis 1:18); y quienes crean en él, cuando sean resucitados tendrán un cuerpo semejante al de él (cf. Lucas 20:36). Es decir, Jesús fue el arquetipo de la resurrección de los creyentes, es decir el modelo y principio causal de nuestra resurrección (Mateo 27:52-53; 1 Corintios 15:20-23,45-49; Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5).
VI)         Los resultados de la Resurrección.[1]
         Al estudiar la Resurrección podemos observar que sus efectos son triples, es decir, sus resultados afectaron a Cristo, al creyente y al mundo.
1. En relación con Cristo mismo.
“[Él] fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos…” (Romanos 1:4).
         Notemos que el pasaje deja bien en claro que Él no llegó a ser Hijo de Dios por la resurrección, sino que fue “declarado”. Vine indica que la palabra declarado significa “que Cristo fue evidenciado como el Hijo de Dios por su resurrección y por la de otros”. Es decir, la resurrección es la constancia o prueba evidente que Jesús el Mesías es Hijo de Dios. Por tanto, el sepulcro vacío es testimonio de la divinidad del Hijo.
         El mismo Señor Jesucristo basaba su doctrina y la veracidad de su resurrección en pasajes del Antiguo Testamento, como, por ejemplo: Mateo12:38-42; Juan 2:13-22.
2. En relación con el creyente.
En esta relación con el creyente, podemos ver tres aspectos que le dan seguridad:
Le da Seguridad de que es aceptable a Dios. Mientras estuvo en el sepulcro no había garantía de salvación. El hecho que el Padre le haya resucitado nos da la seguridad que la obra redentora ha sido aceptada.  Pablo expone a los romanos esta verdad en las siguientes palabras: “… el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25)
Le da Seguridad de que un Sumo Sacerdote intercede por él en los Cielos.¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34). “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25). El creyente tiene necesidad diariamente de acudir al Señor para perdón de sus pecados.  Por tanto, la obra de Cristo no terminó en cruz, sino que continúa trabajando por cada creyente, intercediendo por los suyos: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).
Le da seguridad de todo el Poder que Necesita en la Vida y en el Servicio. El Padre mostró todo su poder en la resurrección del Hijo (Efesios 1:19-22); y, al mismo tiempo, nos da garantía que resucitaremos con él (Filipenses 3:10).
Le da seguridad de su Propia Resurrección e Inmortalidad (1 Tesalonicenses 4:14; 2 Corintios 4:14; Juan 14:19)
3. En relación con el mundo.
Con relación al mundo, podemos plantear con certeza dos hechos que le afectan. El primero que los creyentes resucitaran físicamente, y esto es tan cierto como que los seres humanos morimos (1 Corintios 15:22). La resurrección de Cristo es nuestra garantía.
El segundo punto es la certeza de un día de juicio para este mundo (Hechos 17:31).
VII)       La importancia de la resurrección.
La importancia principal que podemos colegir al estudiar la Biblia con respecto a este tema es que nuestro Señor resucitó; habiendo muerto una vez por todos y habiendo sido resucitado de los muertos, Él ahora vive y permanece para siempre.
Si vemos este tema con respecto a sus menciones en la Escritura, encontramos que por lo menos hay referencia de ella en más de cien textos.  En los apóstoles, que estaban en abatimiento tal, provocó un estado de ánimo tal, que pudieron constantemente dar testimonio de este hecho (Hechos 4:33; 2:32; 17:18).
Si vemos este hecho en forma negativa, si no creemos en la resurrección, entonces estamos afirmando que estamos muertos en delitos y pecados, es decir, nuestra pena judicial no ha sido pagada, el “caso legal” aún está abierto y próximo a emitir una sentencia contraria a nosotros y de consecuencias eternas.  El hecho de la resurrección indica que nuestra deuda ha sido pagada, es decir, nuestra “causa” ha sido “fallada” a favor nuestro. (1 Corintios 15:14, 18, 19).
Por último, garantiza que habrá una resurrección para todos aquellos que se han apropiado de la obra redentora del Mesías (1 Tesalonicenses 4:17-18). Y este hecho es gracias a que Dios le levantó de los muertos, habiendo aprobado la obra de Cristo en cruz del calvario.
VIII)     El significado de la Resurrección.
Al pensar en el significado de la Resurrección, no podemos dejar de notar que “significó el comienzo de la fe con todas sus bendiciones: la justifica­ción, el perdón, la reconciliación, la paz, la vida eterna, la promesa de una resurrección futura. [Y] para Jesús, implicó la transformación de su cuer­po, de la mortalidad a la inmortalidad.”[2]
La resurrección de Jesús no se trata de que su cuerpo haya vuelto a la vida, como la hija de Jairo, el hijo de viuda de Naín o Lázaro, por esto volvieron a morir. La resurrección del Mesías era la vuelta a lo gloría que poseía antes que viniese a esta tierra y se encarnase (Juan 17:5).
“La resurrección es, por lo tanto, la piedra angular de nuestra fe cristiana, y como Pablo lo ex­presa en 1 Corintios 15:17: «Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.» Por haber resu­citado Cristo, nuestra fe cristiana está segura, la victoria final de Cristo es cierta y nuestra fe cristiana está comple­tamente justificada.”[3]
IX)         Doctrina
Pablo le escribe a los corintios: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-8). Estas palabras describen la doctrina en forma sustancial y completa la doctrina de la resurrección, la cual es fundamental para la fe cristiana.  El quitar este pilar, es declarar que no hay ninguna esperanza para el hombre que cree en la obra de Cristo, ya que si el Padre no consideró digna la obra de Cristo para pagar por los pecadores perdidos y sin esperanza, entonces nosotros que confiamos en esa obra no tenemos ninguna esperanza, y de igual modo pereceremos cuando llegue la hora de la muerte.
Pablo recalca los siguientes hechos que eran y son comprobables y que los mismos corintios podían indagar:

a)    Cristo murió: había testigos de este hecho porque el juicio había sido público.
b)   La causa de esa muerte eran nuestros pecados.
c)    Conforme a las Escrituras. Declarado en forma explícita e implícita en la ley de Moisés, los profetas y salmos (Lucas 24:44) que el Mesías había de morir.
d)   Que resucitó conforme a la Escrituras. (1 Corintios 15:4).
Pedro lo explica de este modo: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hechos 2:22-24).
Pedro lo que enseñó a los judíos por su predicación ese día de Pentecostés, declaraba que:
a)    Que los hechos eran conocido de antemano por Dios
b)   Que murió crucificado
c)    Que Dios resucitó de los muertos para que se cumpliese lo que de Él estaba escrito (vs 25-28).
Resumiendo: La obra de la resurrección es una acción de la Deidad, ya que por versículos que hemos detallado nos muestran a Dios ordenando la resurrección; pero también tenemos constancia que el Hijo tenía poder para poner su vida y para “volverla a tomar (Juan 10:17-18), porque al respecto tenía la Palabra (mandamiento) del Padre.



[1] En Base al libro “Las Grandes doctrinas de la Biblia” de William Evans, Editorial Portavoz, página 103-106
[2] Robert H. Stein, Jesús, el Mesías, página 323, editorial CLIE
[3] Chafer y Walvoord, Grandes temas bíblicos, página 80, editorial Portavoz

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