domingo, 7 de julio de 2019

EL CRISTIANO VERDADERO (18)


TU ADORACIÓN EN EL HOGAR Y EN LA IGLESIA (CONTINUACIÓN)

La Iglesia



Deseamos decir algunas palabras acerca del hecho de ha­cerse miembro de una iglesia. Debes comprender, desde luego, que el ser miembro de una iglesia no es esencial para la sal­vación, ni es parte tampoco de ésta. Pero creemos que ser miembro de una iglesia es una parte importante de la vida cristiana, y que todo cristiano debe normalmente ingresar a alguna iglesia local. En primer término, la iglesia univer­sal es un cuerpo espiritual, el Cuerpo de Cristo, y todo cris­tiano es un miembro de ese gran organismo. Pero esa iglesia espiritual, se compone de cientos y miles de congregaciones y asambleas locales en todo el mundo. Y a fin de que obtenga crecimiento y ayuda espiritual, todo cristiano debe ingresar a una de las iglesias locales y tener comunión en ella. Si lo haces verás que ha de ser de gran ayuda para el crecimiento de tu vida espiritual.
¿A qué iglesia debo pertenecer? Para responder a la pre­gunta, permítenos citar de nuevo al venerable Doctor Torrey: “Dirígete a una iglesia en la cual creen en la Biblia y la predican. Evita aquellas iglesias en las cuales sean pronunciadas, en forma abierta o velada, palabras que tiendan a minar tu fe en la Biblia como revelación fidedigna procedente de Dios mismo, y como regla única de fe y de práctica. Únete a una iglesia en la que exista un espíritu de oración, y en la que las reuniones de oración estén bien concurridas. Ingresa a una iglesia que tenga un interés activo y verdadero en la salvación de los perdidos, en la que se cuide y ayude a los jóvenes, en la que tanto el pastor como la congregación tengan amor por los pobres y los despreciados, una iglesia que considere que su misión en este mundo es la misma que tuvo Cristo: la de buscar y salvar a los perdidos.
“En lo que a diferencias denominacionales se refiere, afíliate a aquella denominación cuyas doctrinas, gobierno y orde­nanzas más se parezcan a tus ideas al respecto. Pero es mejor pertenecer a una iglesia viva de otra denominación, que a una iglesia muerta de la tuya. Vivimos en días en que las diferencias denominacionales disminuyen más y más, y a menudo no tienen importancia práctica alguna. Y con fre­cuencia una persona se ha de sentir más cómoda en una iglesia de otra denominación que en cualquier iglesia accesible de su propia denominación. Las cosas que dividen a las denominaciones son insignificantes comparadas con las gran­des verdades fundamentales, propósitos y fe que las unen entre sí.
“Si no puedes encontrar una iglesia que esté de acuerdo con las normas que acabo de mencionar, busca la iglesia que más se aproxime a ellas. Ve a dicha iglesia, y por medio de la oración y del trabajo, trata de conseguir que ella se aproxime lo más posible al modelo de lo que debe ser una iglesia de Cristo. Pero no gastes tus fuerzas en críticas ni del pastor ni de la iglesia. Busca en ellos lo que sea bueno, y esfuérzate por fortalecerlo. Mantente apartado, con fir­meza, pero sin exhibicionismo, de aquellas cosas que están mal, y procura corregirlas. No te desanimes si no lo consi­gues en un día, o en una semana, o en un mes, o en un año. Con el tiempo, la paciencia, el amor, la oración y el tra­bajo han de cosechar su fruto. De nada ha de servir que te retires sólo, gruñendo y quejándote. Todo lo que resultará, si ésta es tu conducta, ha de ser que las verdades que defien­des, y hasta tu misma persona, han de parecer repulsivas.”
He aquí algunas preguntas sencillas que debes formular acerca de cualquier iglesia de la cual piensas ser miembro:
1.  ¿Es fiel a la Biblia? ¿Sostiene que la Biblia es la ver­dadera Palabra de Dios y la presenta como tal en todas sus reuniones?
2.  ¿Predica con claridad el pastor acerca de la muerte expiatoria de Cristo en la cruz? ¿Pone énfasis sobre la san­gre derramada?
3.  ¿Se predica en esa iglesia en forma positiva “os es ne­cesario nacer otra vez”?
4.  ¿Se celebran en la iglesia reuniones semanales de ora­ción? ¿Se ora efectivamente en estas reuniones?
5.  ¿Ponen énfasis constante sobre la necesidad de ganar al­mas? ¿Hacen verdaderos esfuerzos para ganarlas?
6.  ¿Es reconocido y se le da importancia al ministerio del Espíritu Santo en la predicación y en el programa de la iglesia?
7.  ¿Predica el pastor de la iglesia acerca de la necesidad de separación del mundo y de las prácticas y diversiones mundanas?
8.  ¿Tiene un programa de obra misionera? ¿Se interesa la iglesia activamente en las misiones? ¿Está contribuyendo al sostén de los misioneros y tratando de alentar a los jóvenes para que dediquen sus vidas a la obra misionera?
9.  ¿Se enseña la inminente venida de Cristo?
Creemos que, si todas esas preguntas pueden ser contestadas afirmativamente acerca de una iglesia, ésta será sin duda una iglesia espléndida, y debes entrar como miembro a ella. Si no pueden ser contestadas todas afirmativamente, debes cerciorarte de que pueden serlo las primeras seis preguntas. No ingreses a la membresía de una iglesia que no sostenga la inspiración de la Biblia como la Palabra de Dios, la necesidad de la sangre derramada de Cristo, del nuevo nacimiento y de la verdadera oración.

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