Creyentes que supieron rechazar la tentación
Faltaría espacio para enumerar una cantidad de personas en el Antiguo y
Nuevo Testamento que rehusaron beneficios y participaciones que podían
proporcionarles placeres y honores en este mundo, pero que también les hubiera
restado y afectado grandemente su vocación y consagración en la obra del Señor.
Hay hermanos que han empezado a andar bien; se ha destacado en ellos un don, un ministerio de agrado al pueblo del Señor. Entonces por descuido y falta de vigilancia han permitido un estorbo, una piedra en el zapato. Empiezan a cojear y perder el rocío de su gracia. Algunos pierden muchos años; otros toda la vida.
Entre
tantos hombres en la historia bíblica cito algunos que por un motivo espiritual
específico no permitieron cavilaciones.
·
Abraham rehusó la
hacienda que el rey de Sodoma le ofreció por retener la pureza de su dignidad
generosa. (Génesis 14:21-24).
Le dejó
todo el despojo de aquella victoria. Generoso fue con su sobrino cuando llegó
el momento de la separación. Generoso fue con los ángeles que le visitaron en
Mamre. No aceptó regalada la tierra de los hijos de Heth para el sepulcro de su
esposa. Abraham tuvo un concepto muy alto de la liberalidad; tuvo como norma:
“Más bienaventurada cosa es dar que recibir.” (Hechos 20:35)
·
José rehusó tomar
la mujer de Potifar por retener su pureza moral. (Génesis 39:7-12)
José supo
del escándalo que ocasionó su hermano Rubén al violar el lecho de su padre.
Posiblemente supo la historia de su hermano Judá, sus hijos y Thamar. José supo
de la vergüenza de su hermana Dina que fué violada por su propia imprudencia.
Sobre todas estas cosas supo de la santidad de Dios. Había en él el temor al
Señor; no quiso manchar su vestido. Por un instinto de conservación espiritual,
conociendo el enemigo que había en su misma carne, huyó corriendo de la
tentación. “Huid de la fornicación.” (1 Corintios 6:18)
·
Daniel rehusó
contaminarse con la comida del rey por retener su pureza doctrinal. (Daniel
1:8)
La
mayoría de las veces la comida de los reyes era bacanales y sacrificio ofrecido
a los ídolos. (Daniel 5:14) Desde muy pequeño Daniel recibió enseñanzas de la
ley de Dios, lecciones en cuanto a la separación de las costumbres y prácticas
de los paganos. Daniel ha sido un hombre ejemplar para todos los cristianos de
consagración absoluta a su vocación, dado en gran manera al estudio de las
profecías, de un carácter templado y humilde. Vivió en un imperio de opresión y
tiranía, pero no contemporizó con la corrupción de Babilonia ni con aquellos
judíos que rebajaron la moral de su doctrina para no padecer persecución.
Algunos
evangélicos hoy toman como bandera a Daniel para justificar que pueden actuar
en política. Daniel figuró en el gobierno de aquel país porque fué obligado
hacerlo. Era el hombre más capacitado en aquella nación. Sus funciones fueron
siempre como profeta en sus actuaciones. Era el testimonio de Dios en el
imperio de los gentiles. Si algún evangélico llena estos requisitos, haga
política. Daniel tuvo mucha sujeción a la doctrina. “No os juntéis en yugo con
los infieles; porque ¿qué comunión tiene ... la luz con las tinieblas? ¿Y qué
concordia Cristo con Belial?” (2 Corintios 6:14-15)
·
Moisés rehusó las
comodidades temporales de pecado porque ansiaba la corona incorruptible.
(Hebreos 11:24-26)
Moisés no
fue de aquellos que se contentan con llamarse cristianos y no están dispuestos
a salir fuera del real para llevar su vituperio. ¡Cuántos hay hoy que se han
quedado sacrificando en la tierra la abominación de los egipcios! Tienen sus
ligas, concursos, juegos, excursiones, baños mixtos, etc. Moisés aprendió:
“Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida ... El que lidia no
es coronado si no lidiare legítimamente.” (2 Timoteo 2:4,5)
·
Ruth rehusó volver
atrás para retener la pureza de sus convicciones. (Ruth 1:16,17)
No
sabemos si Noemí estaba probando a Ruth o si tenía temor y vergüenza de entrar
en su pueblo con una moabita, pero sí sabemos que cuatro veces la aconsejó
volver atrás a su pueblo y a sus dioses. El testimonio de Ruth es uno de los
más hermosos poemas bíblicos.
Muchachas evangélicas, miren el
cuadro. ¡Qué vocación tan sublime! Algunas hermanas solamente esperan que un
inconverso le proponga, para volverse atrás, pero Ruth, ni porque la empujaron
de adentro se volvió de sus convicciones. Se atenía a: “Prosigo al blanco, al
premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:14)
·
Pablo rehusó sus
vastos conocimientos que podían reportarle gran ganancia porque halló otro
conocimiento más eminente, el de Cristo Jesús su Señor.
Quizá a
ningún otro se le haya presentado tantos obstáculos y estorbos como a Pablo,
pero él superó a todos porque su lema era: “De ninguna cosa hago caso, ni
estimo mi vida preciosa para mí...”
José Naranjo,
Sana
Doctrina, Venezuela
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