domingo, 21 de febrero de 2021

MEDITACIÓN

 LAS ALAS DE LA FE

Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guio, y con él no hubo dios extraño. (Deuteronomio 32:11-12)


            Las pruebas nos enseñan qué es la fe; son el terreno fértil donde la confianza echa raíces. Las dificultades son los incentivos divinos que demandan y desarrollan nuestra confianza en la fidelidad y el amor de Dios.

            Para que sus pequeños aprendan a volar, el águila destruye su nido y los lanza al vacío. Ante tales circunstancias, lanzados a sus propios recursos, ellos deben volar o caer. Es en ese momento que los aguiluchos aprenden a usar sus pequeñas alas, y a medida que aletean desesperadamente, ellos descubren el secreto de una nueva vida y gradualmente aprenden a abrirse camino a través de un firmamento sin senderos, lanzados con sus alas al viento y con el sol sobre ellos. Y así es como Dios enseña a sus hijos a usar las alas de la fe. Él desarma sus nidos, quitándoles sus soportes, y a menudo los arroja a un abismo de impotencia, en donde o se hun­den o aprenden a confiar y a echarse al aparente vacío, en donde Dios les muestra que está debajo de ellos, como las alas susten­tadoras que el águila extiende bajo sus crías débiles y luchadoras.

            Es tan fácil para nosotros el apoyarnos en cosas que podemos ver. Sin embargo, es una experiencia completamente nueva el sentirnos solos y caminar con un Dios invisible, tal como lo hizo Pedro cuando caminó sobre las aguas. Esta es una lección que debemos apren­der para que nuestras almas moren siempre en la calma eterna de Dios, en donde la fe debe ser nuestro único sentido, y Dios nuestro todo en todos. Es por eso que, por lo general, la lección que corona nuestra vida espiritual la aprendemos en la escuela del sufrimiento.

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Meditaciones Bíblicas Diarias “El Señor Está Cerca”, 2020.

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