Los
profetas eran voceros o portavoces de Dios. El Señor los levantaba en tiempos
de pecado y decadencia para clamar en contra de la maldad prevaleciente, para
hacer volver al pueblo, para advertirles sobre las consecuencias de la rebelión
(especialmente en la cautividad), y para prometer bendición por la obediencia
(especialmente al volver de la cautividad). Por tanto, eran primero
proclamadores, y después profetas.
Los
profetas del Antiguo Testamento generalmente se clasifican en:
Mayores:
Isaías, Jeremías (incluyendo sus Lamentaciones), Ezequiel, y Daniel.
Menores:
Todo el resto.
Debemos
observar que las palabras mayor y menor, aplicadas a los profetas, no significan
importante o sin importancia. Por ejemplo, Zacarías, un “profeta menor”,
profetizó cosas muy importantes acerca del Mesías. Las palabras se refieren
únicamente al tamaño. Técnicamente, Daniel no era un “profeta” por llamado,
sino un oficial del gobierno a quien Dios le dio el dónde la profecía. En la
Biblia hebrea, Daniel se encuentra en la tercera sección, llamada “Las
Escrituras”.
También pueden
clasificarse de acuerdo al tiempo en el que profetizaron.
i) Antes de la cautividad de Babilonia, también llamado
Pre-Exilio: Isaías, Jeremías, Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm,
Habacuc, Sofonías.
ii) Durante la cautividad de Babilonia, i.e.,
Exilio: Ezequiel, Daniel.
iii) Después de la cautividad de Babilonia, o
Post-Exilio: Hageo, Zacarías, Malaquías.
Una
manera fácil de recordar a qué categoría pertenece cada profeta es esta: Los
últimos tres profetas del Antiguo Testamento fueron los últimos, escribieron
después del exilio (post-exilio). Ezequiel y Daniel escribieron durante el exilio.
Todo el resto escribió antes del exilio (pre-exilio).
Algunos
ministraban a Israel, algunos a Judá, uno — Jonás — a una nación gentil, y
algunos a una combinación de ambas. Estas líneas no son tan claras, y la
clasificación no es tan exacta.
Si usted hizo el
mapa del Reino Dividido, como fue sugerido previamente, sería un buen momento
para completar los profetas en el tiempo que ministró cada uno.
(A) NOMBRES
PROMINENTES EN LOS PROFETAS
Usted
se familiarizará con los siguientes nombres:
Jerusalén:
a veces llamada Sion, la capital de Judá.
Samaria:
la capital de Israel.
Israel:
a veces se refiere a las diez tribus del norte, a veces a la nación entera.
Efraín también se usa en Oseas como otro nombre para el reino del norte.
Asiria:
un amargo y cruel enemigo de Israel. El Rey del Norte gobernaba desde aquí.
Nínive:
capital de Asiria.
Siria:
otro enemigo de la nación.
Damasco:
un estado de la ciudad asociado a Siria.
Egipto:
gobernado por el Rey del Sur.
Babilonia,
Caldea: nombres que a veces se usan intercambiados. Babilonia era la ciudad.
Al
estudiar los profetas - que eran bastante poéticos - primero debe
acostumbrarse a las rápidas transiciones. En cierto momento proclamaban la
venida de los juicios del Señor con voz de trueno (Joel 3:14-16), y luego
cambiaban abruptamente para anunciar las glorias del reino venidero (Joel
3:17-18). En el mismo pasaje pueden moverse de la primera venida del Mesías
(Isa. 52:14) a la segunda (Isa. 52:15), ¡sin nada más que un signo de puntuación
como separación entre ellas!
El
“día del Señor” no es un período de 24 horas, sino que abarca siglos. En el
Antiguo Testamento, se refería a cada vez que Dios vencía a los enemigos de
Israel o castigaba a su propio pueblo. En el Nuevo Testamento, el día del
Señor comienza después del Rapto, e incluye la Tribulación, la Segunda Venida,
el Milenio, y la destrucción final de los cielos y la tierra con fuego.
(D) LEY
DE LA DOBLE REFERENCIA
Usted
debería saber todo acerca de la ley de la doble referencia. Esto significa que
una profecía puede tener un cumplimiento temprano y parcial, y después el
cumplimiento completo. El ejemplo clásico es la profecía de Joel 2:28-32. Esto
se cumplió parcialmente en Pentecostés, cuando fue derramado el Espíritu Santo
sobre una compañía de judíos creyentes en su Mesías, pero será cumplida por
completo en la Segunda Venida de Cristo cuando El derramará su Espíritu sobre
toda carne.
Aparte
de los profetas de Dios, existían también los falsos profetas. Ellos siempre
profetizaban paz y prosperidad en tiempos de pecado y rebelión. ¡Los tiempos
no han cambiado!
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