Éxodo
16
Dios había
sacado a los israelitas de Egipto y por un tiempo fueron muy felices. El abrió
un camino seco a través del Mar Rojo y los condujo al otro lado. Él fue delante
de ellos en forma de una columna de nube durante el día y de fuego durante la
noche, Éxodo 13:21. La columna de nube también estuvo entre ellos y sus
enemigos.
El ejército
egipcio trató de seguir a los israelitas y someterlos nuevamente a la esclavitud.
Ellos usaron el camino seco que Dios había hecho a través del Mar Rojo, pero El
hizo que las aguas se juntaran nuevamente antes de que los egipcios pudieron
pasar al otro lado y todos ellos se ahogaron, Éxodo 14:26-31. Luego, Dios
continuó delante de los israelitas para conducirlos a la tierra de Canaán.
Pero el pueblo
empezó pronto a murmurar. Ellos decían cosas malas acerca de Moisés, después de
haber estado en el desierto apenas unos pocos días. El viaje fue difícil y
ellos ya no se regocijaban en el hecho de que eran libres. Ellos recordaban la
buena comida que habían tenido en Egipto y decían que Moisés los había traído
al desierto para que murieran de hambre, Éxodo 16:3.
Dios
dijo a Moisés y a Aarón que él haría caer pan del cielo como lluvia para los
israelitas, Éxodo 16:4. Él quería probarlos para ver si cumplían sus
mandamientos y quería que ellos supieran que él en verdad era su Señor, Éxodo
16:12.
Dios
prometió darles pan del cielo en la mañana y suficiente carne en la tarde para
satisfacer su hambre, Éxodo 16:6-8,11. Ellos tenían que recoger el pan cada
mañana, excepto el séptimo día, que era su día de descanso. En el sexto día,
ellos tenían que recoger doble porción para que tuvieran suficiente para el
séptimo día.
Dios
cumplió su promesa. En la tarde una bandada de codornices cubrió el campamento
de Israel y el pueblo cogió gran cantidad de ellas, Éxodo 16:13.
Por
la mañana, vieron pequeñas cosas blancas, redondas, sobre el suelo, que tenían
sabor a miel, Éxodo 16:31. El pueblo se preguntaba qué sería esto y lo llamaron
Maná, que quiere decir: ¿Qué es esto?, Éxodo 16:13-15.
Moisés
les dijo que esto era el pan que Dios les daba para comer, Éxodo 16:15. ¿Puede
usted ver cómo el maná es una figura del Señor Jesucristo?
Cada
persona debía recoger diariamente suficiente maná para él y su familia, Éxodo
16:16. Sin embargo, algunos temían que el maná no volviera a caer al día
siguiente y guardaron un poco de él. Pero cuando quisieron comerlo al día
siguiente, encontraron que se había podrido, y por tanto, no lo podían usar.
Otros dijeron que no tenía sentido recoger doble porción el día sexto, porque
era posible que se pudriera. Así, no recogieron para el séptimo día, tal como
Dios les había ordenado. Pero no hubo maná sobre el campamento el día séptimo
y ellos tuvieron que pasar hambre. Los que obedecieron al Señor, recogieron
doble porción en el sexto día y hallaron que no se pudría al séptimo día.
Los
israelitas tuvieron maná cada día durante 40 años, mientras estuvieron en el
desierto. El maná cesó de caer cuando cruzaron el río Jordán y entraron en
Canaán, la tierra de la promesa. Entonces, comenzaron a comer los cereales de
la tierra.
Ahora,
comparemos el maná con Cristo, el Pan del Cielo. Esto se explica en Juan 6. Al
principio del capítulo vemos a un niño dando a los discípulos, cinco panes y
dos peces. El Señor Jesús alimentó a 5,000 hombres, así como a sus mujeres y
sus niños, con esta comida, vs. 1-13. Más adelante, en el capítulo, hay mucha
enseñanza acerca de Cristo, el pan del cielo.
El pueblo dijo
al Señor Jesús, en el vs. 31, que sus padres comieron maná en el desierto
porque estaba escrito que él les había dado pan del cielo. El Señor Jesús
respondió en el siguiente versículo que no fue Moisés, sino Dios, su padre, quien
les dio pan del cielo. El continuó diciendo en el vs. 33 que el pan del cielo
es Él, quien vino del cielo, vs. 41. Ellos conocían a Jesús y a su madre, María
y a José, ¿cómo podía él decir, que venía del cielo? Ellos no reconocieron que
él era el Hijo de Dios. Creían que era el hijo de José. No entendían que él
había sido siempre el Hijo de Dios. No entendían cómo él vino del cielo, tomó
forma de siervo, llegó a ser hombre, se humilló a sí mismo y recorrió el camino
de la obediencia hasta su muerte en la cruz, Filipenses 2:7,8.
Paciente y
amorosamente, el Señor Jesús les explicó en los vss. 47 al 51, el secreto del
pan del cielo. Él les dijo que aquellos que creen en él, reciben vida eterna, y
que él mismo es el pan de vida. Sus padres comieron el maná en el desierto,
pero murieron. Pero el pan que venía del cielo estaba entre ellos ese día y los
que comieran, vivirían para siempre. El pan era su carne, que él pronto daría
para que el mundo pudiera tener vida eterna.
W.A. Deans
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