Hay quienes desean
imponer los valores del mundo en las iglesias, y muchas, incluso asambleas de
hermanos, han copiado esas modas y valores. Pero eso digo, hermanos, que hay
que resistir, porque no debemos meternos en ese molde (Ro. 12.1-2). Seamos
santos y piadosos, y esto incluya nuestra forma de vestir y hablar. 2 Corintios
6.14-7.1 enseña y enfatiza la necesidad de practicar la separación. No hay
comunión entre lo santo y lo mundano. Aunque le dolió a Abraham separarse de
Lot, era para su salud y bienestar espiritual. Leemos que “después que Lot se
apartó de él”, Dios habló con Abraham (v. 14). Le dijo que alzara los ojos, no
como Lot, sino para mirar a los cuatro puntos cardinales y ver toda la tierra.
Confirmó Su promesa: “toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia
para siempre” (v. 15). Es unilateral, por lo que no puede ser invalidada por
Israel. Es soberana, pues no depende de las naciones unidas ni otros. Y tampoco
tiene fecha de caducidad, pues es “para siempre”. Lo que Lot escogió fue
quemado y desapareció para siempre. Lo que Dios dio a Abraham será suyo
eternamente, con gran bendición.
Lucas Batalla
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