domingo, 29 de enero de 2023

Disfrute su Biblia (13)


AYUDAS


William Macdonald

 


EL USO DE LA CONCORDANCIA

Un conocido profesor de educación cristiana solía decir respecto de los componentes claves de un buen estudio bíblico: “Usted, su Biblia, el Espíritu Santo, y una concordancia.”

Todo creyente estaría de acuerdo en las primeras tres, pero ¿por qué es tan importante la concordancia?

Una concordancia, como la mayoría de los lectores bíbli­cos saben, es una lista alfabética de todas las palabras de un libro, con una frase conteniendo la palabra en cuestión, a menudo abreviada con la primera letra. Existen concordan­cias para las principales versiones de Biblias, como la RV60, RV95, NVI, entre otras.

ENCONTRANDO UN VERSÍCULO

El uso más común de la concordancia es encontrar un ver­sículo oído o aprendido pero que no puede ser ubicado. Suponga que usted aprende en la Escuela Dominical ese versículo que cita “hay un sólo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hom­bres.” Busquemos en la concordancia:

Elija la palabra menos común en el versículo - por supuesto, los pronombres o las palabras día o noche no serían una opción. La palabra en este caso es claramente mediador. Cuando encuen­tre mediador, verá que se encuentra aproximadamente siete veces en el Nuevo Testamento. Luego de analizar los versículos, encon­trará que el que usted está buscando es 1 Timoteo 2:5.

En la columna de la derecha, verá el número 3316. Al final de la concordancia se encuentra una sección titulada Diccionario Griego del Nuevo Testamento. Al ubicar la referencia 3316, apren­derá cual es la palabra griega que se traduce como mediador.

En otras concordancias es un poco diferente, puesto que no tendrá que referirse a ningún número al final. Comenta en el mismo lugar que la palabra traducida como mediador es la palabra griega mesites.

En caso de existir varias palabras griegas cuya traducción fuera mediador, aparecerá una lista de todos los usos según la palabra en el griego.

ESTUDIOS DE PALABRAS

El hecho de que una concordancia describa todos los usos de cierta palabra en orden bíblico es muy útil. Nos muestra lo importante que puede ser una palabra en la Biblia. Por ejemplo, las palabras adoración, adorado, adorador (es), y adorar apa­recen cerca de 200 veces. Claramente, la adoración es un tema importante para Aquel que inspiró las Sagradas Escrituras.

Otra clave para el significado bíblico de una palabra es la llamada “ley de la primera referencia”. Muchas veces es una gran ayuda comenzar meditando en donde aparece una palabra por primera vez.

Adoración, por ejemplo, aparece referida por primera vez en Génesis 22:5: “Yo y el muchacho iremos hasta allá, a.…” Observe lo siguiente: Abraham e Isaac ilustran el amor del Padre en su disposición a sacrificar a Su Hijo. Este es el centro de la adoración cristiana: la cruz de Cristo, especial­mente conmemorada en la Cena del Señor. Abraham e Isaac son una figura simbólica, o ilustración de Dios el Padre y Cristo el Hijo.

PALABRAS ORIGINALES

Aunque algunos parecen pensar que la traducción al espa­ñol (especialmente la RV60) es prácticamente igual al texto original, los creyentes mejor informados saben que Dios inspiró Su Palabra hace siglos en hebreo (y un poco en arameo) en el Antiguo Testamento y griego en el Nuevo.

Ya que el Antiguo y Nuevo Testamentos fueron escritos en diferentes idiomas, obviamente las palabras detrás de una pala­bra serán diferentes en los dos Testamentos. Para una persona que no sabe griego, el Diccionario Completo Vine de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamentos es útil e instructivo. Por ejemplo, aquí, respecto a la palabra mediador.

LA CONCORDANCIA GRIEGA Uno de los frutos que trajo el avivamiento del estudio bíbli­co en profundidad para las masas a comienzos del 1800 es la obra financiada y dirigida por George V. Wigram en 1844. Los amantes de la Biblia pueden alegrarse de que la madre de George V. no dijo luego de tener el hijo número 19, “¡Creo que nuestra familia ya es suficientemente grande, querido!”

¿Por qué? Porque la “V” es por Vicesimus, el latín para “Vigésimo”. En la antigua Roma, era tradicional llamar a los hijos “Primus, Secundus, Tertius, Quintus, Sextus”, etc. — ¿pero Vicesimus? ¡Eso es casi demasiado!

Más abajo hay un ejemplo que muestra su estudio de la palabra adoración, que comúnmente es traducida gloria. Doxa es el número 1391 en la concordancia Strong:

Una copia perteneciente al editor de la segunda edición (también 1844) lleva el nombre de “Elizth Wilson” (¡aun los nombres se abreviaban!). Esto ilustra hermosamente aquello por lo que el Sr. Wigram había luchado: que cada creyente — hom­bres, mujeres, y aun los niños estudiaran la Palabra — no sólo pastores o estudiantes teológicos de Oxford, Cambridge, Trinity, y Dublín.

Esta obra - que se siguió imprimiendo más de 150 años des­pués, pone las palabras griegas (tanto en letras griegas como en convencionales) en orden alfabético, pero la parte reproducida del verso está en español, con la palabra o palabras traducidas en cursi­va. Uno puede buscar la palabra en español en el índice que se encuentra al final para saber dónde localizar dicha palabra.

Volviendo a nuestra palabra adoración, podemos ver que se traduce en cinco palabras griegas diferentes, que aparecen con el número de la página en la que se encuentran. En el índice se encuentran en el alfabeto griego, pero también se provee su transliteración. Por ejem­plo, latreuo está en la página 449. Aparece 21 veces y se traduce no sólo como “adoración” sino también como “servir” y “dar servicio”. Esto sugiere que la adoración es mucho más que liturgia.

También podemos notar las letras latr- al comienzo del verbo. En español, esto sucede en las palabras que terminan en “-latría”, como en Mariolatría, “la adoración a María”. Para encontrar significados más profundos de estas palabras traduci­das como adoración, comprobará que el Diccionario Completo de Vine es más útil e instructivo.

Debemos agregar que el texto de Wigram se basa en el Textus Receptus Griego y en la versión King James. La variación en el texto entre el griego tradicional y las ediciones más recien­tes oscila entre un 2% y un 8%.

DICCIONARIOS BÍBLICOS

Si usted quisiera hacer un estudio de un lugar bíblico como Jerusalén, Siria, Edom, Antioquía, o Roma, puede buscar todos los versículos donde se menciona ese lugar y así aprender bastan­te del mismo. Esto también funciona con las cosas (árboles, animales, plantas, herramientas, etc.), y por supuesto, pueblos — ya sean tribus, naciones, o llamados individuos.

Pero quizá quiera más información de trasfondo para enri­quecer su comprensión del contexto bíblico. Quizá quiera cono­cer cómo era la antigua prensa de vino, o un onagro, o el Templo de Salomón.

Los diccionarios bíblicos más viejos tienen pequeños dibu­jos a lápiz de cosas que son más fáciles de mostrar que de descri­bir (túnica, morera, hiena, por ejemplo.)

Los diccionarios bíblicos más nuevos presentan imágenes de tierras bíblicas, mapas en colores o en blanco y negro, dibujos a color de objetos que ya no existen, como el Templo de Herodes.

Desafortunadamente, algunos diccionarios muy artísticos poseen interpretaciones liberales, radicales, feministas u otras inter­pretaciones antibíblicas esparcidas entre material puramente impar­cial. Estar alertas a estas tendencias es “un consejo para el sabio”.

El abuelo de todos los diccionarios bíblicos es la Enciclopedia Bíblica Internacional Estándar. Sólo para mostrar cuán útil puede ser, aquí vemos su explicación de por qué el Señor maldi­jo la higuera (Mt. 21:18-20; Me. 11:12, 13, 20, 21) aun cuando el tiempo de la cosecha de higos no había llegado.

ATLAS BÍBLICOS

Una religión fundada en los Estados Unidos en el siglo die­cinueve, utiliza un libro que los mormones consideran de igual autoridad que la Biblia. Está lleno de batallas sangrientas, tribus, individuos conocidos, y supuestos lugares. Ninguno de estos eventos, pueblos, tribus, o lugares (a no ser aquellos tomados de la Biblia) puede corroborarse con la historia, geografía o tradi­ción secular.

¡No sucede así con la Palabra de Dios! Cientos de ciuda­des, países, ríos, montañas, líderes seculares conocidos más allá de las sagradas páginas de la Biblia, también aparecen en la Palabra de Dios.

El Dr. H. Chester Woodring solía decir que ir a la Tierra Santa y ver estos lugares “baja a la Biblia del cielo y la planta en tierra firme”. Lo más cerca a un viaje a Israel es un atlas bíblico, el cual muestra claramente los trazados de las tierras bíblicas. Muchas Biblias tienen algunos mapas en las últimas hojas, y otras tienen pequeños mapas en blanco y negro que ilustran específicamente ciertos eventos (por ejemplo, el ministerio de nuestro Señor, los viajes de Pablo, etc.).

Los grandes mapas del mundo antiguo que ilustran el éxodo del pueblo de Israel, el Reino Dividido, Palestina en tiempos del Señor, y la ubicación de las siete iglesias de Apocalipsis, ayudan a revivir estos temas.

Si usted enseña la Biblia, los grandes mapas presentados en un trípode pueden agregar interés real a sus descripciones ver­bales. Estos pueden encontrarse y reservarse en librerías cristia­nas locales.

COMENTARIOS BÍBLICOS

Cualquier libro famoso tiene comentarios impresos sobre el mismo. Por ejemplo, Juan Calvino antes de su conversión escribió un comentario de una escritura del romano Séneca (¡en latín!).

Existe un sinnúmero de comentarios acerca de la Biblia, buenos, malos, e indiferentes - especialmente en español.

Ambos extremos deben ser evitados en cuanto a comenta­rios. Uno es ver primero los comentarios y hacer de ellos un estándar de lo que la Biblia enseña. Esto no está lejos de las tradiciones de los fariseos o del cristianismo medieval.

Los comentarios han de ser juzgados por la enseñanza gene­ral de la Biblia, y no viceversa.

El otro extremo es rechazar absolutamente todos los comen­tarios. Esto es tan irracional como rechazar la Palabra predicada. Por ejemplo, los acertados y aun populares comentarios de Harry A. Ironside son ediciones de sus mensajes en la Iglesia Moody de cada versículo de los libros del NT y algunos libros del AT. Muchas de las obras con perspectivas espirituales de J. N. Darby, por ejemplo, no fueron escritas como libros, sino tomadas de notas de quienes asistieron a “lecturas bíblicas.” (Estas “lecturas” eran debates de la Biblia versículo por versícu­lo, que hacían ciertos hombres frente a una congregación, basa­dos [generalmente] en las Santas Escrituras.)

LA AYUDA INTERLINEAR

Muchos estudiantes cuidadosos de la Biblia se ven descon­certados por las diferencias entre las variadas traducciones de la Biblia. Puesto que todos los idiomas cambian con el pasar del tiempo, no es tan difícil ver por qué, por ejemplo, la RV95 es más moderna que la RV original (aunque la edición 1960 es la más usada). Pero, ¿por qué todas las traducciones hechas entre 1960 y 1995 son diferentes en cuanto a palabras específicas, su orden, y las cosas que incluyen u omiten?

La versión interlinear es una herramienta útil para che­quear una traducción y ver qué tanto se acerca al original — ¡o qué tanto se aleja! Generalmente, también trae una traducción estándar en letra pequeña en el margen a modo de comparación.

En español tenemos la de Francisco Lacueva, por ejem­plo.

Se brinda una traducción palabra por palabra en español entre las líneas del griego, de allí el término “Inter-linear”.

Puesto que la traducción palabra por palabra a veces es difí­cil de entender, en algunos casos se proveen números para las palabras de manera que le ayuden a ordenar la traducción literal lo más semejante posible al español normal. Algunas otras inter­lineares proveen lo mismo, pero en menor extensión.

Aunque las palabras numeradas no son siempre suficientes. Por ejemplo, una construcción gramatical que existe en griego, pero no en español, con frecuencia se hace más clara a través de una segunda línea más idiomática.

Al utilizar estos números en la segunda línea en español, un estudiante de la Palabra interesado puede construir una idea de la estructura griega con el uso constante.

Una ayuda extra en la interlinear consiste en estudios de palabras griegas en notas al pie donde se ubican las mismas.

Una persona no necesita conocer el alfabeto griego para usar una interlinear, pero por supuesto simplificaría su uso. Afortunadamente, es un alfabeto regular, así que al aprender las pronunciaciones de las letras no le será necesario revisar un dic­cionario para saber cómo pronunciar cierta palabra.

El vocabulario español es de origen griego en un 15% (por ejemplo, ancla, apóstol, bautizar, teléfono, trono), y muchas de nuestras letras derivan del griego.

EL DICCIONARIO ESPAÑOL

Mucha gente no ve lo útil que puede ser un diccionario de español regular para clarificar nuestras traducciones de la Biblia.

Tanto la gente promedio como los eruditos han utilizado el diccionario común para obtener buena ventaja. El querido eru­dito del Antiguo Testamento, el Dr. Merrill F. Unger, solía leer el diccionario como si fuera un libro, no sólo para buscar ciertas palabras. Alguien podría decir, “Pero él era un erudito”. Cierto, pero los que no lo son también pueden beneficiarse grandemen­te del significado preciso de las palabras.

Un inmigrante adolescente de Lower Farstad, proveniente de una zona sur y casi inhabitada de Noruega, no sólo practica­ba (en inglés) decir “3.333” cada día frente a un espejo para aprender cómo pronunciar el sonido “th” de dicho idioma, sino que también, como el Dr. Merrill F. Unger, solía leer el diccio­nario para buscar palabras. Al hacer esto, llegó a desarrollar un mejor vocabulario que la mayoría de los ciudadanos nativos.

¿Qué diccionario debería usar? Hay muchos buenos, pero evite aquellos que sucumben en patrones muy bajos del lengua­je. Los diccionarios que sugieren ciertas palabras como acepta­bles sólo porque el presidente Eisenhower y Billy Graham (entre otros) lo dijeron de esa manera, deben evitarse.

El diccionario de la Real Academia Española, y el Diccionario de la Lengua Española Espasa Calpe, son recomendables.

Noah Webster (1758-1843) era un cristiano estadouniden­se muy devoto y estudioso, que aprendió sánscrito y otras len­guas antiguas, así como también el griego, hebreo, y latín que estudió en Yale. Hizo esto para producir el primer diccionario en inglés de todo el mundo en proveer las derivaciones (técnica­mente denominada etimología) de las palabras. Sus artículos utilizan la Biblia para ilustrar usos y significados del inglés.

La edición de 1824 del Webster tiene varias ilustraciones y usos bíblicos. Las palabras teológicas como justificación y pacto se definen correctamente. Aún es posible obtener copias de esta edi­ción “más cristiana”, ya que se ha reimpreso en años recientes.

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