martes, 29 de agosto de 2023

Figuras de Cristo (20)

 

El Sumo Sacerdote y las vestiduras sacerdotales (Éxodo 28:1-43; 39:1-31)

W.A. Deans


Aarón fue el primero Sumo Sacerdote del pueblo de Israel. Él era de la tribu de Leví y hermano de Moisés. Sus hijos también fueron sacerdotes.

En el Antiguo Testamento, el Sumo Sacerdote es una figura de Cristo y del trabajo que él hace en el presente. En el Antiguo Testamento, nadie permaneció mucho tiempo como Sumo Sacerdote. Cuando moría, otro tomaba su lugar. El Señor Jesús es un sacerdote más grande que los sacerdotes del Antiguo Testamento, porque él vive para siempre para pedir a Dios por su pueblo, Hebreos 21:27.

El Señor Jesucristo es un sacerdote más grande que Aarón o sus hijos. Cristo vino de la tribu de Judá, la tribu de los reyes y él mismo es un rey. ¿Cómo pudo, entonces, ser sacerdote sin pertenecer a la tribu de Leví? Él es sacerdote como Melquisedec, que fue sacerdote del Dios Altísimo y rey de Salem, Génesis 14:18-20

Abraham fue el padre de Isaac e Isaac fue el abuelo de Leví. Abraham conoció a Melquisedec y le dio una décima parte de todo lo que había tomado de sus enemigos en la guerra. Así pues, Melquisedec era más grande que Abraham y también era más grande que Leví, el cual fue un descen­diente de Abraham. Así pues, los sacerdotes de la tribu de Leví no fueron tan grandes como Melquisedec. Pero Cristo, como sacerdote, es más grande que Melquisedec. Léase Hebreos 6:20 y 7:1-28.

Una vez cada año, el Sumo Sacerdote de la tribu de Leví entraba a través del velo en el Lugar Santísimo llevando sangre del sacrificio ofrecido en el altar de bronce y poniéndola en el propiciatorio.   

Jesús, nuestro Gran Sumo Sacerdote vive para siempre. El entró una vez en el Lugar Santísimo con su propia sangre, Hebreos 9:11-15. El no necesita ofrecerse a sí mismo muchas veces como el Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento ofrecía muchos sacrificios. Él se ofreció a sí mismo solamente una vez y con ese único sacrificio, él puede hacer perfectos a su pueblo para siempre, Hebreos 9:23-28 y 10:14.

Usted debe leer Hebreos 4:14-16 y los capítulos 5,7,8,9 y 10 del mismo libro. Estos capítulos le mostrarán cómo algunas de las figuras del Antiguo Testamento se cumplieron: el Tabernáculo en el desierto, las ofrendas y el trabajo del Sumo Sacerdote. Usted entenderá a Cristo y su obra mejor si piensa acerca de estas cosas o figuras en el An­tiguo Testamento y lee acerca de su significado en el Nuevo Testamento.

Los sacerdotes del Antiguo Testamento servían en el Tabernáculo terrenal, pero nuestro Gran Sumo Sacerdote sirve en el mismo cielo. El Tabernáculo de la tierra contiene figuras de cosas celestiales. Los israelitas ofrecían muchos sacrificios, pero estos sacrificios no podían hacer perfectos a aquellos que los ofrecían ni podían agradar a Dios. Pero el sacrificio de Cristo es suficiente, léase Hebreos 10:14 y 19:22.

Las vestiduras del Sumo Sacerdote hablan del trabajo del Señor Jesús como Sacerdote. ¿Qué usaba el Sumo Sacerdote cuando se acercaba a Dios?

Todas las vestiduras del Sumo Sacerdote estaban hechas de lino fino. Primero, se ponía una túnica blanca con mangas, Éxodo 28:4. El color blanco nos recuerda de la vida sin pecado del Señor Jesús. Sobre esta túnica usaba un manto azul, sin mangas, hecho de una sola pieza. El azul nos hace pensar del cielo y que el Señor Jesucristo es el Señor del cielo.

Había dibujos de granadas en el borde del manto en azul, púrpura y carmesí. Había una campanilla entre cada dos granadas. Estas granadas nos hablan del fruto que el Señor Jesús trajo cuando se levantó de la tumba. La campana nos da un sonido claro y habla del valor de su testimonio.

El Sumo Sacerdote usaba el efod sobre el manto. Este efod era una pieza del vestido, realmente dos piezas del vestido que estaban unidas en los hombros y atadas a la cintura por un cinto. Una piedra preciosa de ónix había sobre cada hom­bro. Estas dos piedras estaban engastadas en oro y los nom­bres de seis tribus de Israel estaban escritas en cada uno de ellos. Así pues, Aarón llevaba los nombres del pueblo cada vez que venía delante de Dios. De la misma forma, nuestro Gran Sumo Sacerdote, lleva nuestros nombres sobre sus poderosos hombros delante de Dios. Recordamos que el Buen Pastor llevó la oveja perdida sobre sus hombros, el lugar de paz y seguridad.

Sobre su pecho, el Sumo Sacerdote llevaba doce piedras preciosas montadas en oro. Había una piedra por cada tribu de Israel. Cada piedra con su nombre. Esto nos hace pensar del Señor Jesucristo nuestro Gran Sumo Sacerdote que lleva los nombres de su pueblo, nuestros nombres, en su corazón, el lugar de amor.

Luego tenemos la mitra hecha de lino fino que usaba el Sumo Sacerdote en su cabeza y una diadema de oro puro que usaba sobre su frente. Las palabras SANTIDAD A JEHOVÁ estaban escritas como un sello sobre esta diadema. Aarón permanecía delante de Dios por la justicia de Israel. Cristo permanece por la justicia de su iglesia, 2 Corintios 5:21.

Hace muchos años que Dios vio a los israelitas represen­tados en Aarón, su Sumo Sacerdote, vestido con sus vestiduras santas y hermosas. Él nos mira en esta misma for­ma en Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote.

El camino para que los creyentes entren al Lugar Santo a través de la sangre del Señor Jesús, está abierto. Dios quiere que nos acerquemos a él sin temor como sacerdotes que han sido limpiados con la sangre de ese sacrificio perfecto que fue aceptado por Dios. Tenemos completa libertad para entrar al Lugar Santísimo porque el Señor nos abrió nuevo camino por su muerte, un camino vivo a través de su carne. Tenemos un Gran Sacerdote en ejercicio en la casa de Dios.

 

Vengamos, pues, a Dios con corazones sinceros y limpios de toda mala conciencia, Hebreos 10:19-22. Acerquémonos al trono de Dios sin temor para que podamos recibir misericor­dia y gracia cuando la necesitamos, Hebreos 4:16.

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