martes, 29 de agosto de 2023

El Juicio universal

 

José Naranjo

Después de la venida del Señor en gloria


Es altamente lamentable que no se nos haya dado más revelación del alto conocimiento que tenía Enoc. Este hombre que anduvo trescientos años con Dios debía tener una cultura más elevada que cualquier otro reconocido por sabio, como Salomón, o Etán egraía, Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol, o el apóstol Pablo “que fue arrebatado al Paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”. (1 Reyes 4:29-3, 2 Corintios 12:2-4)

Es evidente que no necesitamos más nada para la salvación, y Dios que lo sabía primero que nosotros le plugo darnos los libros canónicos e inspirados. Ellos nos revelan su plan de salvación al hombre caído en el pecado, por medio de nuestro Señor Jesucristo, un plan prefigurado desde las víctimas sacrificadas en el Edén para cubrir la desnudez de nuestros primeros padres.

Pero volviendo al gran conocimiento de Enoc, no hay libro que nos exprese temas de tanta sabiduría como el libro de Job; temas de verdades tan profundas que la ciencia con su adelanto no ha tocado los umbrales de sus puertas todavía. ¿De dónde aprendieron Job y sus amigos ese caudal de conocimiento? Siendo el obro de Job uno de los más antiguos en la historia del mundo, es evidente que toda esa fuente le vino de las experiencias que Enoc aprendió de Dios en los trescientos años que anduvo con Dios. (Génesis 5:22)

Enoc vivió en una generación inmoral, sin temor a Dios y de gran apostasía, pero Dios, que conocía a su siervo Enoc, le reveló el fin de aquella generación por un diluvio, el fin de todas las generaciones, y el juicio universal en el Trono Blanco para todo el mundo perdido, empezando desde Caín hasta el último impenitente que muera en sus pecados. “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”. (Judas 14,15) Es de notar que Enoc es séptimo desde Adán, y el séptimo que anuncia el séptimo juicio de la epístola de Judas.

Enoc, llevado al cielo, es figura de la Iglesia del Señor arrebatada antes de los juicios que han de caer sobre este pobre mundo. Enoc no presenció los juicios, pero por el Espíritu de Dios los supo y los profetizó. Igualmente, la Iglesia no verá estos juicios anunciados, pero por el Espíritu y la palabra de Dios los entiende y los anuncia conforme está escrito.

Con la venida del Señor en gloria comenzará una serie de juicios, que son los que purificarán la tierra. Estos juicios son—

1. El juicio llamado Armagedón, que ocurrirá en los días de la gran tribulación. Armagedón es el nombre de un antiguo lugar cercano a Jezreel. En Armagedón se librará la gran batalla vindicativa. El pueblo de Israel estará cercado de grandes y poderosos ejércitos de las naciones enemigas; entonces llegará el Señor con sus “santas decenas de millares” y tomará la defensa de su pueblo, haciéndoles vencer. (Apocalipsis 19:17-21, 16:13-14, Zacarías 14:1-4)

2. Habrá también el juicio de las naciones, en el cual el Señor tomará como base para el pago el tanto que hayan dado los gentiles a “estos mis hermanos”, los judíos, durante los sufrimientos que hayan padecido antes y en la tribulación a manos de sus enemigos voluntarios, solamente por el hecho de pertenecer a la raza hebrea. (Mateo 25:31-46)

3. Otro juicio será el llamado Gog y Magog. Después del reinado de mil años de paz, del Señor Jesús, Satanás, que habrá pasado todo ese tiempo preso y encadenado, será suelto de sus prisiones. Otra vez, las naciones que han disfrutado de mil años de justicia y bienestar, se dejarán engañar por él, quien les reunirá para la batalla, “a Gog y Magog”. Esta gran multitud rodeará “el campamento de los santos y la ciudad amada” y Dios descenderá fuego del cielo y los consumirá. (Apocalipsis 20:7-9)

4.  Entonces llegamos al final de la profecía de Enoc: el juicio del gran trono blanco, cuando el Señor juzgará al mundo en justicia. (Hechos 17:31, Apocalipsis 20:11-15) En ese acto comparecerán ante Él todos los pecadores muertos desde el principio del mundo. No habrá excusas ni defensa; todos cerrarán la boca y no tendrán cómo justificarse, porque delante de ellos se abrirán los libros y serán presentadas sus obras impías, y sus palabras duras e impías que hablaron contra el Señor. Entonces convictos dirán: `Amén. Nosotros recibimos lo que merecen nuestros hechos, porque despreciamos la salvación del que ahora es nuestro Juez´.

“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”. (2 Pedro 3:14)

No hay comentarios:

Publicar un comentario