José Naranjo
Después
de la venida del Señor en gloria
Es altamente lamentable que no se nos haya dado más
revelación del alto conocimiento que tenía Enoc. Este hombre que anduvo
trescientos años con Dios debía tener una cultura más elevada que cualquier
otro reconocido por sabio, como Salomón, o Etán egraía, Hemán, Calcol y Darda,
hijos de Mahol, o el apóstol Pablo “que fue arrebatado al Paraíso, donde oyó
palabras inefables que no le es dado al hombre expresar”. (1 Reyes 4:29-3, 2
Corintios 12:2-4)
Es evidente que no necesitamos más nada para la
salvación, y Dios que lo sabía primero que nosotros le plugo darnos los libros
canónicos e inspirados. Ellos nos revelan su plan de salvación al hombre caído
en el pecado, por medio de nuestro Señor Jesucristo, un plan prefigurado desde
las víctimas sacrificadas en el Edén para cubrir la desnudez de nuestros
primeros padres.
Pero volviendo al gran conocimiento de Enoc, no hay
libro que nos exprese temas de tanta sabiduría como el libro de Job; temas de
verdades tan profundas que la ciencia con su adelanto no ha tocado los umbrales
de sus puertas todavía. ¿De dónde aprendieron Job y sus amigos ese caudal de
conocimiento? Siendo el obro de Job uno de los más antiguos en la historia del
mundo, es evidente que toda esa fuente le vino de las experiencias que Enoc
aprendió de Dios en los trescientos años que anduvo con Dios. (Génesis 5:22)
Enoc vivió en una generación inmoral, sin temor a Dios
y de gran apostasía, pero Dios, que conocía a su siervo Enoc, le reveló el fin
de aquella generación por un diluvio, el fin de todas las generaciones, y el
juicio universal en el Trono Blanco para todo el mundo perdido, empezando desde
Caín hasta el último impenitente que muera en sus pecados. “De éstos también
profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus
santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a
todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas
las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”. (Judas 14,15)
Es de notar que Enoc es séptimo desde Adán, y el séptimo que anuncia el séptimo
juicio de la epístola de Judas.
Enoc, llevado al cielo, es figura de
Con la venida del Señor en gloria comenzará una serie
de juicios, que son los que purificarán la tierra. Estos juicios son—
1. El juicio llamado Armagedón, que ocurrirá en los días
de la gran tribulación. Armagedón es el nombre de un antiguo lugar cercano a
Jezreel. En Armagedón se librará la gran batalla vindicativa. El pueblo de
Israel estará cercado de grandes y poderosos ejércitos de las naciones
enemigas; entonces llegará el Señor con sus “santas decenas de millares” y
tomará la defensa de su pueblo, haciéndoles vencer. (Apocalipsis 19:17-21,
16:13-14, Zacarías 14:1-4)
2. Habrá también el juicio de las naciones, en el cual
el Señor tomará como base para el pago el tanto que hayan dado los gentiles a
“estos mis hermanos”, los judíos, durante los sufrimientos que hayan padecido
antes y en la tribulación a manos de sus enemigos voluntarios, solamente por el
hecho de pertenecer a la raza hebrea. (Mateo 25:31-46)
3. Otro juicio será el llamado Gog y Magog. Después del
reinado de mil años de paz, del Señor Jesús, Satanás, que habrá pasado todo ese
tiempo preso y encadenado, será suelto de sus prisiones. Otra vez, las naciones
que han disfrutado de mil años de justicia y bienestar, se dejarán engañar por
él, quien les reunirá para la batalla, “a Gog y Magog”. Esta gran multitud
rodeará “el campamento de los santos y la ciudad amada” y Dios descenderá fuego
del cielo y los consumirá. (Apocalipsis 20:7-9)
4. Entonces
llegamos al final de la profecía de Enoc: el juicio del gran trono blanco,
cuando el Señor juzgará al mundo en justicia. (Hechos 17:31, Apocalipsis
20:11-15) En ese acto comparecerán ante Él todos los pecadores muertos desde el
principio del mundo. No habrá excusas ni defensa; todos cerrarán la boca y no
tendrán cómo justificarse, porque delante de ellos se abrirán los libros y
serán presentadas sus obras impías, y sus palabras duras e impías que hablaron
contra el Señor. Entonces convictos dirán: `Amén. Nosotros recibimos lo que
merecen nuestros hechos, porque despreciamos la salvación del que ahora es
nuestro Juez´.
“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas
cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles,
en paz”. (2 Pedro 3:14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario