capítulo
4: La autoridad apostólica cuestionada
Muchos estaban cuestionando todavía el derecho de Pablo
de dirigir, y él defiende de cuatro maneras su autoridad delegada.
• Hace ver a la iglesia qué eran él y Apolos. En el 3.5
pregunta: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?” Eran siervos (la palabra es
“remeros subordinados”) de Cristo y por ende deberían obedecer. También eran
administradores, y por esto deberían ser fieles, 4.1, Estas realidades, dice,
deben determinar la actitud de los hombres hacia ellos.
• Les hace
saber ante qué tribunal debe responder. y dice que no es a uno de los hombres,
por muy eclesiástico que sea, ni siquiera el tribunal de su propia conciencia.
Aun teniendo buena la conciencia, no sería el factor determinante. Él debe
responder a su Señor. Por esto el juicio de parte de otros debe esperar el
tribunal de Cristo, porque sólo el que se sentará allí puede divulgar
correctamente los motivos y pesar la evidencia, vv 3 al 5.
• Les refiere
a lo que reconoce que los apóstoles son: no usurpadores de autoridad deseosos
de encabezar la procesión, sino de estar a la retaguardia (como si fueran los
despojos de guerra), condenados a muerte y un espectáculo ante todos como
escoria y rechazos, v. 9.
• Luego les
recuerda lo que era para ellos: no sólo un guardián entre muchos, sino un padre
que les había engendrado por medio del evangelio. ¿Esto no es motivo de respeto
y una disposición a seguir sus palabras en vez de rechazarlas? vv 14 al 16.
¿Todo esto requiere confirmación? Timoteo la suplirá, v. 17.
¡Pero Pablo tenía autoridad! Escuche su
voz y fíjese en la ironía que puede emplear, vv 8 al 10. Escuche de nuevo y
fíjese en la indignación santa, vv 18 al 21, pero con toda su preocupación
paternal, v. 14.
Este espíritu partidario estaba
perturbando la asamblea, como sabemos por 1.10 al 13, 3.3,4, 4.6,7, y lo cierto
es que hace estragos hoy día. ¿Cómo percibimos a los siervos del Señor que nos
traen la buena palabra de Dios (aunque reconocemos que no son apóstoles)? ¿Con
desprecio, o selectivamente, o en un espíritu partidario, o como los que nos
traen la buena palabra de Dios? ¿Cómo valoramos el ministerio del apóstol
Pablo? ¿Leemos con prejuicios, con desprecio, o quizás asignando mucho de su
material a tiempos ya pasados? ¿O le escuchamos como a “mandamientos del
Señor”, 14?37?
Lección: Señor, ayúdanos a
no ser tasadores, sino oyentes.
S.Emery
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