La Mujer Virtuosa (Proverbios 31:1-31)
No
debemos dar por terminado nuestro estudio de las mujeres del Antiguo Testamento
sin observar detenidamente a la mujer extraordinaria descrita en Proverbios 31.
Pero antes de hacer esto consideremos, en los capítulos previos del mismo
libro, las muchas referencias a la mujer. ¡La mayoría dista mucho de ser
favorable!
LA
MUJER EXTRAÑA
Se nos advierte frecuentemente contra la
mujer extraña que halaga con sus palabras, abandona al compañero de su juventud
y se olvida de su pacto con Dios. Los pies de esta mujer descienden a la muerte
y sus pasos conducen al Seol (Pr. 2:16-19; 5:3-8). En el capítulo siete hay un
relato detallado de cómo esta mujer halaga a los simples y a los jóvenes faltos
de entendimiento. El capítulo concluye diciendo que "a muchos ha hecho
caer heridos; y aún los más fuertes han sido muertos por ella. Camino al Seol
es su casa (Pr. 7:26, 27).
Recibimos advertencia sobre advertencia
"para que te guardes de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la
mujer extraña. No codicies su hermosura en tu corazón . . . ¿Tomará el hombre
fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? . . . El que comete adulterio es
falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace" (Pr. 6:24-35).
En el capítulo nueve recibe el nombre
de "la mujer insensata simple e ignorante", pero la conclusión es la
misma: "Sus convidados están en lo profundo del Seol" (Pr. 9:18).
¡Qué contraste hay entre la severidad
con que Dios juzga el adulterio y otros pecados sexuales y la liviandad con la
cual se les mira hoy día! Dios ordenó, por medio de Moisés: "No cometerás
adulterio" (Ex. 20:14). El Señor Jesús dijo: "Oísteis que fue dicho:
No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt. 5:27, 28). Pablo
escribió: "Huid de la fornicación … el que fornica, contra su propio
cuerpo peca” (1 Co. 6:18). Y otra vez:
"No que erréis, ni los fornicarios… ni los adúlteros… heredaran el
reino de Dios" (l Co. 6:9, 10). El que escribió a los dijo: “A los
fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Heb. 13:4).
Es obvio que la mujer que quiere
agradar a Dios evitará impureza en pensamiento y conducta y tendrá cuidado de
que sus palabras, su ropa y sus acciones no sirvan de tentación a ningún
hombre. Debemos estar conscientes de que la ropa que usamos puede ser
provocativa y que el descuido en la manera de sentarnos puede excitar a otros
sexualmente y puede incitarlos a pecar (Mt. 5:28). Nuestra forma de vestir, en
gran parte, muestra lo que somos y cuáles son las intenciones de nuestro
corazón.
Otras mujeres desfilan ante nosotros en
Proverbios. Varias veces leemos de la mujer rencillosa: "Mejor es morar en
tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda" (Pr. 21:19).
"Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa
espaciosa" (Pr. 21:9). Otra vez observamos el contraste entre esta mujer y
la que agrada a Dios. Pedro dice que esta última tiene "el incorruptible
ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante de Dios"
(1 P. 3:4)
También
encontramos a mujeres buenas en la primera parte de Proverbios: "La mujer
virtuosa es corona de su marido" (Pr. 12:4). "La mujer sabia edifica
su casa" (Pr. 14:1). "El que haya esposa halla el bien" (Pr.
18:22). "Mas de Jehová la mujer prudente" (Pr. 19:14). Y como
resumen: "La mujer agraciada tendrá honra" (Pr. 11:16). Estas son
cualidades que todas debemos codiciar.
LA
MUJER VIRTUOSA
Habiendo
observado el panorama de todo el libro de Proverbios llegamos, en el último
capítulo, a la descripción de una mujer excepcional. El capítulo empieza
diciendo: "Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre
(lea todo Pr. 81). ¿Acaso describió su madre el tipo de mujer que debería
buscar para ser su esposa? ¿O es Lemuel el que describe la clase de mujer que
fue su madre? No podemos saberlo, pero dicho sea de paso que cada hombre forma
su ideal de mujer por la influencia de alguien en su vida. ¿Estamos siempre
conscientes del poder de nuestra influencia? La influencia de una madre no
tiene límite, pero ¿qué diremos de la influencia de una hermana? Algunos de los
hombres más famosos del mundo y algunos muy estimados en la iglesia deben mucho
al amor, la influencia (y las oraciones) de una hermana. Las maestras también
tienen una influencia poderosa. Una mujer piadosa, y que sabe orar, es una gran
influencia para bien en cualquiera esfera de la vida, a menudo
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su
estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas" (Pr. 31:10). En
el oriente se compraban 1 novias. Aún hoy día, en algunos países, el padre de
la joven exige una dote. La mujer virtuosa se cotizaría a gran precio, más que
el de piedras preciosas. Vale toda una fortuna.
"El corazón de su marido está en
ella confiado" (v. ll). Estas palabras introducen todo lo que sigue, Ella
es confiable en relación a su marido, familia, hogar y el mundo exterior. En el
hogar hebreo la madre era la reina. El hombre se preocupaba mucho por el
bienestar y la reputación de su familia, por su prosperidad y posición social.
En la esposa y madre caía mucha de la responsabilidad de lograr estos objetivos
deseables. Gracias a la diligencia de su esposa, el marido quedaba libre para dedicarse
a su trabajo y "es conocido en las puertas, cuando se sienta con los
ancianos de la tierra" (v. 23). Tenía una posición de honor y respeto en
el concilio de la ciudad. " Le da ella bien y no mal todos los días de su
vida", (v. 12). Esta es una buena meta para cada novia.
En las labores del hogar esta mujer es
diligente (v. 13), emprendedora (v. 14), disciplinada y bien organizada (v.
15), hábil (v. 19), preparada para afrontar el futuro (v. 21), y vestía con
hermosura y dignidad (v. 22). No tiene miedo de trabajar, no es perezosa, ni
descuidada, ni negligente (v. 27). Los engranes de su hogar funcionan
armoniosamente en toda circunstancia. Hay orden, paz y bienestar y esto
seguramente agrada a Dios quien " no es Dios de confusión, sino de paz"
(l Co. 14:33) y quien dice con relación a su casa, la iglesia: "Hágase
todo decentemente y con orden" (l Co. 14:40).
Lejos de sentirse abrumada por el
cuidado de una casa grande, esta mujer tiene tiempo y energía para ocuparse de
negocios fuera de su hogar: compra un campo y planta una viña (v. 16), hace
telas y cintas y las vende a un mercader (v. 24), "ve que van bien sus
negocios" (v. 18), Su trabajo es de buena calidad, no se rebajaría a
vender algo mal hecho, Esto debe caracterizarnos a nosotras también. "Si,
pues, coméis Y bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de
Dios" (I Co, 10:31). Sólo nuestro máximo esfuerzo traerá honra a nuestro
Señor.
¿Qué
otras cualidades adornan el carácter de esta mujer virtuosa? " Alarga su
mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso" (v, 20)' La sabiduría
y la bondad la caracterizan (v. 26). Ella no es una persona super eficiente que
pisotea a los demás para lograr sus metas, bondad es una ley interna de su ser.
¡Qué diferencia producirá un de bondad en muchos de nuestros hogares hoy!
No nos sorprende que marido e hijos
amen a esta mujer (v 28), La aman, no ser ama de casa capaz ni por tener éxito
en los sino por su sabiduría, bondad y amor. Y así debemos ser nosotras.
La mayoría de mujeres que leen
Proverbios 31:10-31 lo hacen sintiendo una marcada inferioridad. ¡Quién puede
alcanzar las alturas aquí descritas! Pero ciertamente ella recibió su mayor
satisfacción al recibir el afecto y la estimación de su familia, y esto es algo
que cada una de nosotras debemos lograr. Tal vez no podamos igualar todos sus
talentos, pero sí debemos imitar su carácter: seamos leales, diligentes,
trabajadoras, disciplinadas y amables.
Una
cosa más: era una mujer que "teme a Jehová" (v. 80). ¿Será esta la
explicación de todo lo que se ha dicho de ella? Aquí tenemos el móvil de su
vida y debe ser el nuestro también. "El temor de Jehová es el principio de
la sabiduría" (Pr. 9:10). No hay manera de vivir una vida o desarrollar un
carácter que agrade a Dios, sin partir de esta base, Nuestro propio esfuerzo y
empeño, "borrón y cuenta nueva", ponernos metas, etc., podrán traer
cierto éxito; pero la mujer que, en el temor de Dios, se pone en sus manos para
ser moldeada y utilizada es la mujer verdaderamente bendecida y de quien se
dice: "Alábenla en la puerta sus hechos" (v, 31), y cuya familia la
llama bienaventurada (v. 28). Su estima sobrepasa largamente a la de las
piedras preciosas (v. 10).
Fay Smart y Jean Young
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