I. Introducción
Toda la Biblia fue dada por inspiración de Dios y es la guía infalible de fe y conducta para toda la humanidad. La doctrina de la inspiración de la Biblia no es una invención humana sino que está fundada en la misma Biblia. Son muchos los pasajes que nos hablan de ello, pero vamos a indicar solamente algunos, por ejemplo: Éxodo 17:14; 34: 27; Isaías. 8:1; 30:8; Jeremías. 25:13; 30:2; Ezequiel. 24:1-2; Daniel12:4; Habacuc 2:2. Los profetas tenían conciencia de ser portadores de la palabra del Señor y por tal motivo introducían sus mensajes con estas palabras «Así dice Jehová» o bien, «y fue a mi palabra de Jehová diciendo» (Jeremías 36:27, 32; Ezequiel capítulos 26, 27, 31, 32, 39). El apóstol Pablo habla de sus propias palabras como palabras que el Espíritu Santo le había enseñado (1 Corintios 2:13), y alega que es Cristo quien hablaba en él (2 Corintios 13:3). En su carta a los Tesalonicenses declara que su mensaje era «palabra de Dios» (2 Tesalonicenses. 2:13).
II. Definición.
Una definición adecuada de inspiración debemos formularla a la luz la misma Biblia, ya que ella la define en sus propios términos. Entonces acudamos a las Santas Escrituras. En ella encontramos dos pasajes que nos hablas de la inspiración y de donde proviene:
— 2ª Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios…”
— 2ª Pedro 1:21: “…porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”
En nuestro estudio, consideraremos la inspiración a la luz de los dos textos anteriores, los dos modos son complementarios y aclaratorios. El primero corresponde al Origen de la inspiración y el segundo a la Fuente de la misma.
I. La Inspiración (Origen)
La Palabra griega que se traduce por Inspiración quiere decir “respirado por Dios” o “soplado por Dios”. La forman las palabras griegas “Theospneustos” (Divinamente Inspirada) y esta proviene de “Theos” (Dios) y “pnein” (respirar).La palabra “inspirada” nos indica que los escritos del Antiguo Testamento, de los que Pablo está hablando, son el resultado de cierta influencia ejercida por Dios en sus autores.
Si se contrasta con otras dos palabras que se traduce igual: “Psuchein” que quiere decir “Respirar suavemente” (Marcos 8:35) y en Timoteo es respirar fuerte, vemos la fuerza de la inspiración. La otra Palabra es hebrea (“Ah-ayrh”) y se entiende como respirar Inconscientemente y en Timoteo es respirar consiente. Por tanto: Es la respiración fuerte y consiente de Dios sobre los hombres, que los capacita para dar expresión a la verdad. Por consiguiente la Biblia (Antiguo Testamento) es la palabra de Dios tanto como si lo hubiese dicho con sus propios labios cada una de las palabras de ella.
Se puede entender que las Escrituras son el resultado de la respiración divina, lo mismo que habla humana se produce por la respiración de la boca del hombre.
II. Inspiración (Fuente)
2ª Pedro 1:21, dice: “…siendo inspirados por el Espíritu Santo”. “Siendo inspirados” puede traducirse “cuando fueron inspirados”. ¿“cuando” escribieron? Cuando el Espíritu Santo los movió hacerlo.
La escritura no está hecha por mero humanos o por interés humano, sino que eran movidos o impelidos por indicación del Espíritu Santo. Es Espíritu Santo estuvo presente en, y con, los escritores de manera especial, revelándoles las verdades que debían escribir, de hechos que ellos habían sido testigo, de modo que fuera presentada con exactitud sustancial.
El Espíritu Santo inspiró a cada uno de los escritores de la Biblia y evitó que ellos cometieran errores. "Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu" (1 Corintios 2:13).
Algunas Teorías de la Inspiración
La siguiente lista corresponde a las diferentes teorías que el hombre ha ideado para explicar la naturaleza de la inspiración de la escritura. Algunas de la teoría rayan en el ateísmo al eliminar al origen y fuente de la inspiración, Dios manifestado en sus tres personalidades.
I. Distinción entre Inspiración y Relato al pie de la letra
La inspiración no es necesariamente un relato al pie de la letra. Un relato al pie de la letra es una operación mecánica. El Espíritu Santo uso las características de los escritores, haciendo uso de sus cualidades naturales, memoria e idiosincrasia. El Espíritu Santo vigilaba la exactitud del mensaje
II. Natural.
Esta Teoría Niega que haya algo sobrenatural, misterioso o especial en el obrar del Espíritu Santo. Es la opinión de la máxima incredulidad y sostiene que la Biblia es un libro como otro cualquiera, y aunque Dios haya podido dar una capacidad excepcional a los escritores, no deja de ser una producción total y únicamente humana. Iguala la Inspiración Divina a la inspiración que tiene los escritores de novela.
III. Cristiana Universal o iluminación
La inspiración de los escritores Bíblicos es la misma que ha caracterizado a los cristianos de todos los tiempos. Cualquier cristiano de hoy es tan inspirado como lo fue el Apóstol Pablo. Si lo anterior es cierto, entonces podemos escribir una nueva Biblia. Hasta el día de hoy nadie lo ha intentado.
IV. Inspiración mecánica o Dinámica
Se compra con el relato al pie de la letra. Se considera que los escritores fueron meros instrumentos pasivos, máquinas, tan insensibles como cuerdas de arpas cuando alguien las toca.
¿Entonces como se armoniza las diferencias de estilos de los escritores? Los diferentes estilos de los autores de la Escritura contradicen esta teoría.
V. Conceptos o Pensamientos (inspiración mística).
Esta teoría de la Inspiración indica que solos fueron entregados a los escritores conceptos o pensamientos. Es decir, que Dios dio una inspiración gradual a los autores, pero no les dio por completo la capacidad de escribir la Biblia sin error.
El dar credibilidad a esta teoría, convierte al lector en el juez que determina cual es el grado de inspiración y, por tanto, de verdad en la Escritura.
VI. Verbal.
Sostiene esta teoría que el Espíritu Santo inspiró las mismas palabras que se encuentra en la Biblia. Los escritores no tuvieron la libertad de escoger las palabras que habían de usar.
VII. Parcial.
La Biblia “contiene” la Palabra de Dios. Esta afirmación implica que la Biblia contiene mucho que “no” es Palabra de Dios. Es decir, esta teoría afirma que las palabras que expresan verdades divinas son precisas y ciertas, pero que las declaraciones referentes a historia, geografía o ciencias, no son inspiradas y pueden contener errores.
El aceptar esta teoría como válida convierte al lector en el juez que determina que parte es inspirada y cual no, pudiendo escoger lo que mas le acomoda y por consiguiente, perdiendo toda la autoridad que ella tiene por si misma.
VIII. Inspiración falible.
Esta Teoría Neo Ortodoxa, enseña que en la Biblia hay elementos sobrenaturales, pero también contiene errores, por tanto no debe ser tomada literalmente como verdadera y simplemente como canal de revelación, que se hace verdad cuando es comprendía y la evidencia de verdad queda a juicio del lector.
IX. Plenaria o Completa
Sostiene que toda la escritura es igualmente inspirada. Se opone al punto anterior. Es la verdad que enseña que el Espíritu de Dios guió al autor humano en la elección de todas las palabras (verbal) usadas en los escritos originales, de modo que cada palabra usada por el autor humano, lo es también por Dios e inspirada por El (plenaria), siendo toda la Escritura, Palabra de Dios.
Las Escrituras reclaman Inspiración
Los Escritores del Antiguo Testamento reclaman para sí Inspiración (Éxodo 4:10-15; Deuteronomio 4:2; Jeremías 1:7-9; Ezequías 3:4; Miqueas 3:8). Podemos apreciar en las escrituras las siguientes expresiones que lo que escribían los Profetas era directa revelación de Dios:
— En Génesis 1, se repite 10 veces “Dijo Dios”
— Existen 3.808 expresiones como: “Dijo Jehová”, “Habló Jehová”, “Vino Palabra de Jehová”
— La revelación casi siempre comenzaba con “Así dice Jehová”
— Lo minucioso en detalles y el cumplimiento de la profecía, son pruebas más que irrefutables que ellos no estaban equivocados en sus pretensiones.
Y no es menos importante que los Escritores del Nuevo Testamento reclaman o indican que los autores del Antiguo Testamento fueron inspirados por Espíritu Santo en cada palabra que ellos escribieron. Podemos encontrar la afirmación anterior en las palabras de Pedro hablando lo que había sucedido con Judas Iscariote (Hechos 1:16); o cuando Pablo decide apartarse de los judíos romanos y predicarles a los gentiles (Hechos 28:25). Pedro, en sus dos cartas indica claramente que era el Espíritu Santo quien guiaba a los profetas a escudriñar referente a la persona de Cristo y la salvación que daría mediante su obra en la cruz del calvario (1 Pedro 1:10-11); pero ninguna profecía fue traída por voluntad humana, de modo que pudiese ser interpretada a nuestro acomodo, sino que ésta interpretación debe ser a través del Espíritu Santo (2 Pedro 1:20-21).
Entonces, ¿los autores del nuevo testamento no eran hombres inspirados por Espíritu Santo? De ninguna manera, los mismos Escritores del Nuevo Testamento reclamaron para sí Inspiración de cada palabra que ellos escribieron y que quedaron plasmados en los 27 libros que conforman el Nuevo Pacto. Pablo firmemente reclamaba a los corintios que considerasen que sus palabras eran mandamientos del Señor e inspiradas por el Espíritu Santo (1 Corintios 2:13; 1 Corintios 14:37). En contraste con los Corintios, los de Tesalónica habían aceptado las palabras de Pablo como palabras de Dios, las cuales en verdad son (1 Tesalonicenses 2:13). Pedro recuerda los destinatarios de la segunda carta que escribe, que los mandamientos que los apóstoles entregaban eran los dados por el mismo Señor (2 Pedro 3:1-2). El Señor mismo les enseñó que el Espíritu Santo ministraría por ellos cuando fuese necesario dar testimonio (Mateos 10:20; Marcos 13:11; Lucas 12:12; 21:14,15; Hechos 2:4).
¿Cuál es la naturaleza de la inspiración que caracterizó a los escritores Bíblicos?
Algunas de las Palabras de la Escritura son las mismas Palabras Escritas o Habladas por Dios Mismo. Podemos ver en Éxodo 31:18; 32:16 (Comp. Deuteronomio. 9:10; 10:2,4) que las tablas de la ley fueron escritos por Dios mismo cuando Moisés estuvo en el monte. Dios mismo le trazó el diseño de los utensilios que serían utilizados en el templo (1 Crónicas 28:19). Otro ejemplo en que Dios mismo trazó un mensaje para un gentil, mensaje de Juicio (Daniel 5:5) para Belsasar.
En otras ocasiones Dios mismo indicó que debían decir algunos hombres escogidos. En el llamado de Moisés tenemos un ejemplo explícito de cómo Dios iba a poner palabras en su boca para que dijese lo debía decir (Éxodo 4:10-15); o como le dictó las palabras que debía escribir (Éxodo 34:27); en otro pasaje le indica a Moisés como señalará al varón que Él ha escogido (Número 17:2,3), y todo es producto de la rebelión de Coré. La siguiente lista de versículos nos muestra que Dios directamente indicó lo que debían hacer o realizar los profetas: Isaías 8:1, 11,12; Jeremías 1:7; 7:27; 13:12; 30:1,2; 36:1, 2, 4, 11,27-32. En el nuevo testamento, Pablo reclamaba para sí que lo que escribía en sus cartas, también eran mandamientos de Dios, así como fueron lo que Dios le indicaba a los profetas (1 Corintios 14:37). Otro ejemplo lo tenemos en el Apocalipsis, el Señor mismo le indica a Juan lo que debía hacer: escribir a los ángeles de las distintas iglesias (2:1, 8, 12,18; 3:1); también el Señor mismo responde a una pregunta que él mismo había formulado (7:14); e incluso impide que se registre un mensaje en particular (10:4).
En Cierto sentido, se dejó a los autores en libertad (humanamente hablando) para escoger palabras para relatar la verdad Divina. Se da el caso que el don de la inspiración admitía la investigación personal, diligente y fiel de los hechos relatados (Lucas 1:1-4). Este hecho permitía la expresión de un mismo pensamiento con diferentes palabras. Tales diferencias (no discrepancias) entre los relatos de los hombres inspirados era posible que surgiera de los diferentes puntos de vistas (Mateos 26:26-27; Lucas 22:19,20; 1 Corintios 11:24,25; Mateos 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3.22).
El Espíritu Santo
En cada uno de los siervos del Señor que se utilizó para transmitir el mensaje oral o escrito, el Espíritu Santo utilizó la atención, la Memoria y la lógica, todas las facultades del escritor. De modo que guió a escoger las narraciones y materiales, los discursos de otros, los decretos imperiales, las genealogías, las cartas oficiales, los papeles de estados y asuntos históricos.
El Espíritu Santo obró en, con, y por medio de sus espíritus, haciendo que conservasen su personalidad; ante los demás usó a los hombres, y habló a través de sus individualidades. Podemos notar estas características en cada una de las narraciones que se encuentran en las Escrituras, que en ellas se observa la personalidad propia de cada autor.
Tomemos a Isaías, era un hombre educado, de clase sacerdotal, con acceso al gobierno. Pudo escribir temas relacionados con la política del reino de Judá. Así mismo este hombre de Dios, pudo ver y sentir y comprender en forma magistral lo que el pueblo sentía con respecto al Siervo sufriente, y de esta forma escribir en forma inspirada por Espíritu santo, la más completa profecía acerca del rechazo de nuestro Salvador por parte de su pueblo.
Jeremías es reconocido como el profeta “llorón”. Dios utilizó su capacidad emotiva de una manera muy profunda, pues Dios transmitió los mensajes de modo que el pueblo pudiese entender lo que Dios sentía ante el pecado de desobediencia del pueblo. Al final, después de ver como Judá es llevado al cautiverio, compuso un libro poético llamado “Lamentaciones”, en el cual, guiado por el Espíritu Santo, derramó su dolor.
En Amos tenemos un contraste aparente, ya que él era boyero y cultivador de sicómoros, de modos que podemos ver que no era un hombre educado o con las capacidades narrativas de Isaías o Jeremías, pero Dios lo tomó y le dio la misión de anunciar un mensaje para el pueblo del reino de Israel.
Daniel era unos de los tantos cautivos deportados a babilonia durante el reinado de Nabucodonosor. Dios hizo provisión para él y sus compañeros, ya que fueron escogidos para ser entrenados para el servicio del rey. No por ellos perdieron su cercanía con Dios, ya que a pesar de las órdenes con pena de muerte ante la desobediencia, prefirieron arrostrar las consecuencias. Daniel al tener un cargo importante, pudo ayudar de algún modo a su pueblo, pudo dar el mensaje de Dios a los reyes que tuvo babilonia hasta su conquista. Y, por último, Dios le entregó las profecías sobre lo que había de suceder al Israel y al Mesías.
Distinción entre Inspiración y Revelación e iluminación.
I. Revelación
Dios comunica directamente verdades que el hombre no sabría por si mismo o que no le era conocida. Por ejemplos: La creación, Cristo Tentado, Etc.
La revelación descubre una verdad, la inspiración vigila la comunicación de esa verdad. No todo lo que contiene la Biblia ha sido “revelado directamente” al hombre. Contiene la historia y lenguaje de hombres, aun de hombres malvados. Pero toda la Biblia es inspirada, y los autores fueron dirigidos por el Espíritu Santo, de modo que fueron preservados de cometer un error doctrinal o histórico. Se debe tener claro que hay pasaje que no son sancionados por Dios y deben estudiarse con Cuidado. Por ejemplo: Lo que habla Satanás en Job, los discursos de Job y sus amigos. El enemigo de las escrituras utiliza estos textos para atacar a las escrituras e indicar que está llena de errores e inexactitudes.
II. Iluminación
La Iluminación se refiere a la influencia del Espíritu Santo en los creyentes. Ningún hombre puede comprender las afirmaciones de la escrituras sino son guiados por el Espíritu Santo, de modo que puedan entender y aceptar el mensaje bíblico como procedente de Dios. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. (1 Corintios 2:14)
En otras palabras, la inspiración capacita a los escritores de ambos Testamentos, la iluminación a los lectores a comprender cada pasaje de las Escrituras. Las enseñanzas de las escuelas no pueden guiar a conocer a Dios: “La carne y Sangre no pueden revelar a Dios a los Hombres” (Mateos 16:17).
En relación con los inconversos, la iluminación del Espíritu Santo es necesario para comprender y creer de corazón la verdad bíblica (1.Cor.1:18; 2:14; 2.Cor.4:4). Y la obra de convicción en el inconverso es obra exclusiva del Espíritu Santo (Jn.16:7-11).
En relación con el creyente, esta iluminación, es necesaria para comprender la verdad bíblica (1.Cor.2:10-12; 3:2-3). Y el oficio de enseñanza de cada palabra de las Escrituras es del Espíritu Santo. (Jn.16:13-15).
LA DOBLE NATURALEZA DE LAS ESCRITURAS
En la doctrina de Biblia, es importante enfatizar tanto su naturaleza divina, como su naturaleza humana. Estos dos elementos se conjugan perfectamente, siendo aglutinados por el Espíritu Santo. Podemos usar la siguiente analogía para explicar lo anterior: una orquesta sinfónica produce sonidos armónicos, por que existe un director, que en nuestro caso es el Espíritu Santo, quien establece el perfecto control, de modo que la sinfonía sea perfecta en todo sentido; aun más, los músicos se dejan llevar por este director para alcanzar las más bellas notas. Este balance nos guardará de ciertos errores doctrinales.
La Naturaleza Divina de las Escrituras
Indudablemente, la Biblia es de origen divino. Hay abundantes pruebas de ello. Encontramos en muchas partes mensajes directos de Dios, como “…Dijo Dios”. O como habló directamente con Moisés para encomendarle la misión de liberar a su pueblo. U otras expresiones como: “Llamó Jehová a Moisés, y habló con él…” (Lev 1.1); “Habló Jehová a Moisés y a Aarón” (Números 4:1); Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri (Oseas 1:1); etc.
La doctrina de la inspiración de la Biblia indica que es una colección de libros que vienen de Dios, por obra de Su Espíritu. Por ende, constantemente vemos que los autores de los libros bíblicos afirman que los textos sagrados son ‘palabra de Dios’. Nada menos que Dios mismo habla en ellos (2 Corintios 6:16-18; Hebreos 1:5-13; 3:7; 5:5; etc.).
La Naturaleza Humana de las Escrituras.
La Biblia también provee evidencia de la humanidad de los textos sagrados. Por ejemplo, en varios lugares, autores de la Biblia hablan del autor humano de los textos sagrados. Los autores del nuevo testamentos, o en el testimonio de los Apóstoles, se indica claramente quien fue que dijo tal o cual palabra que ellos están usando, por ejemplo, en Hechos 2:16, 25, 34, Pedro hace referencia a al profeta Joel y David; y Pablo en Romanos 4:6-8; 10:20-21 usa referencias a David y al profeta Isaías.
Otra evidencia de la humanidad de las Escrituras son los diversos estilos literarios, y características individuales de cada autor (por ejemplo, el evangelio de Mateo, en comparación con el evangelio de Lucas).
Conclusión
Podemos concluir en forma certera que las Escrituras son palabras de Dios y escritas por medio de los hombres (Hechos 4:24-25; 28:25).
Por lo cual podemos resumir todo lo concerniente a la doctrina de inspiración de la Escrituras del siguiente modo:
Origen: Dios el Padre (2 Tim 3:16).
Fuente: El Espíritu Santo (2ª Pedro 1:21).
Objeto: fueron los autores de los textos sagrados.
Manera o Modo: Dios no les dictó el material a escribir (excepto algunas ocasiones), sino que guió sus mentes, en tal manera que lo que escribió fueros los pensamientos de Dios, pero escritos en su propio lenguaje y estilo literario.