I.
Introducción
El tema que comenzaremos a estudiar lo denominaremos “introducción a la
introducción” de la doctrina denominada Cristología. La llamamos así porque no
es nuestra intención profundizar y llegar a formar grandes volúmenes, sino
solamente dar una pincelada de este magnífico tema. Es responsabilidad de cada
creyente bucear lo que más pueda, pero
lo que sí es seguro es que jamás llegará a tocar fondo en este tema.
“El Cristianismo es Cristo”
Se ha dicho que “El Cristianismo
es Cristo”, lo cual es completamente cierto, porque todo gira alrededor de
él, y sin él no existe el cristianismo. Se podrían inventar multitudes de
pensamientos filosóficos-religiosos similares, pero sin Cristo no serían más
que hermosas palabras, pero sin vida. Serían como un cuerpo de una mujer, llena
de belleza, pero que está muerta, sin vida.
Podemos notar en la vida de la mayoría de la juventud interesada en
alguien o algo, es diligente en reunir información. Si este es un artista
popular o es una cultura, se investiga todo lo relacionado del tema, porque le
interesa estar empapado. Tanto es así, que muchos llegan a copiar algunas de
las actitudes de la persona “idolatrada” o de la cultura “adorada”. Si posible,
se juntan con personas afines o forman grupos de “fans” para compartir la
experiencia de amar al ser idolatrado.
Siguiendo este mismo pensamiento, podemos comprender que ahí radica la
importancia de que debamos conocer a Cristo en la profundidad que nos de
nuestra capacidad, porque Él es nuestra vida, Él lo llena todo. Conociendo que es lo que Él enseñaba, y que
opinaban sus detractores. Todo lo que es
el cristiano, gira en torno de Cristo, siendo el objetivo de Dios que lleguemos a ser como lo
fue el Señor (Romanos 8:29 cf. Filipenses 1:6), tanto en su carácter y en sus
acciones. Todo el nuevo testamento fue escrito para resaltar las
características del Señor y que el cristiano (como seguidor de Cristo) debe
tener, porque hacía allá debemos ir (Colosenses 2:2; cf. Hebreos 12:5;
Filipenses 3:12-13).
“Singularidad y Particularidad”
Al recorrer las páginas del nuevo testamento en cualquiera de los
evangelios encontramos la singularidad de este Hijo del Hombre. Y en el libro
de los Hechos encontramos a hombres y mujeres, ricos y pobres, esclavos y
libres, judíos y gentiles “cautivados” por este mismo Hijo del Hombre
glorificado después de su resurrección.
Nos cautiva con la particularidad que es propia de Él y que ningún otro
hombre en vida tenía. Afirmaba, a pesar de ser joven comparado con alguno de
sus detractores, que había conocido a Abraham, afirmando con ello su
preexistencia (véase Juan 8:56-58). Con ello afirmaba que era Dios, y no solo
una vez sino varias veces (Juan 4:26; 6:20; 6:41; 6:51; etc.). Lo demostraba no sólo con meras palabras,
como si fuera un alarde, sino con actos de poder (cf. Marcos 2:3-12). De esta
forma afirmaba ser Dios hecho hombre, es decir Hijo de Dios. No era algo que fuera anunciando, sino que lo
dejaba entrever cuando hacía sanidades, cuando dominaba los elementos, cuando
expulsaba a los demonios o cuando tenía alguna controversia con los religiosos
de su época, o cuando sus propios discípulos indicaban quien era. El propio Juan el bautista ya lo había
expuesto como “Cordero de Dios”, como alguien que procedía de Dios. (Juan 1:29; vea también: 14:5-11).
Los religiosos comprendieron (pero no entendieron la verdadera realidad)
que se estaba haciendo semejante a Dios y quisieron matarlo (cf. Juan 8:58-59).
No entendían como un hombre podía ser Dios y hombre al mismo tiempo, porque
estaba (y sus descendientes actuales están) cegados, ellos no tenían la fe
necesaria para ver lo Divino que había en ese hombre, así que le llevaron a la
muerte, porque con ello pensaban que salvaban el honor de Dios.
Preordenado
Dios no había dejado nada al azar para que no se dijese que todo estuvo
fuera de control, y que la muerte del Señor fue un hecho fortuito que escapó al plan
divino. Al contrario de lo que podemos
suponer, el Señor sabía que debía dar este paso que conducía al suplicio en
cruz (Marcos 8:31; 14:8; Lucas 9:22; 22:42). La Escritura nos dice que todo
esto estaba preestablecido (Hechos 2:23) por Dios mismo, que su Hijo unigénito
había de pasar por todas las aflicciones para poder redimir a los hombres que se acercasen a él con fe.
Históricamente Fiel.
Ahora bien, podemos tener la certeza que todo lo que fue escrito acerca
del Señor es genuino e históricamente comprobable, todo lo que hizo es
atestiguado en los evangelios, no sólo por una persona, sino por una multitud
de testigos, quedando expresado en los cuatro evangelios y en el libro de los
Hechos y en las cartas de los apóstoles.
Por ello podemos estar completamente
tranquilos que nuestra fe está asida en
forma genuina a una verdad que los primeros creyentes y testigos de la vida del
Señor enseñaron, predicaron, y murieron por mantenerse fiel a ese Señor.
La importancia de entenderla correctamente.
Es tan importante este tema, ya que un mal entendimiento de la
Cristología ha llevado a aparecer muchas herejías y muchas perduran hasta al
día de hoy. Por ejemplo tenemos dos que son opuestas entre sí: una expuesta por
los Testigos de Jehová (que es una versión neo arriana con características socinianas)
y las de Sólo Jesús o Pentecostales Uncitarios (con características de
modalismo o sabelianismo). El primero niega la Deidad de Cristo y el otro
exalta sólo a Jesús, indicado que los términos Dios (Padre) y Espíritu Santo
son revelaciones diferentes de sí mismo. En lo único que es común a ambas
herejías, es que niegan la doctrina de la Trinidad.
Es más, hubo creyentes, en los primeros siglos, que sin ser herejes
(como sí lo era Marción) idearon doctrinas marcadamente heréticas, ya que
estaban tan inmiscuido en la “lucha Cristológica” que no se percataron que los
argumentos que daban para “defender” a Cristo terminaba perjudicándolo más.
Importancia de la Persona de Cristo
Willian Evans[1] escribió
acerca de la importancia de la persona de Cristo, citando a dos destacados
estudiosos de la Biblia, a Sinclair Paterson y James Denney, los cuales
expresan de este tema lo siguiente:
“Una de las características distintivas de la
religión cristiana es el estrecho parentesco que hay entre Cristo y el
cristianismo. Si se quita del budismo el nombre de Buda y desaparece
completamente el elemento personal del fundador del sistema, si se quita del
mahometismo la personalidad de Mahoma, o del parsismo la personalidad de
Zoroastro, todo el sistema doctrinal de estas religiones queda intacto. Su
valor práctico, como tal, no peligraría ni disminuiría. Pero quítese del
cristianismo el nombre y la persona de Jesucristo y ¿qué queda de él? ¡Nada!
Toda la sustancia y poder de la fe cristiana tiene como centro a Jesucristo.
Sin El no queda absolutamente nada (Sinclair Patterson)”.
“De principio a fin, la fe y vida cristianas en todas sus fases,
aspectos y elementos quedan determinadas por la persona y la obra de
Jesucristo. A Él le debe su vida y carácter en todas sus partes. Sus
convicciones son convicciones acerca de Él. Sus esperanzas son esperanzas que
ha inspirado El y que sólo Él puede colmar. Sus ideales proceden de la
experiencia y vida de Él. Su poder es el poder de su espíritu. (James
Denney)”.
Terminamos esta introducción con las palabras de un destacado Teólogo,
Charles Ryrie[2]:
“La doctrina de la persona de Cristo es crucial para la fe cristiana. Es
básica para la soteriología, porque si
nuestro Señor no es lo que alegó ser, entonces Su expiación fue
deficiente, no un pago suficiente por el
pecado.”
Temas a Tratar
Dicho lo anterior, podemos definir qué se entiende por la palabra
“Cristología”, y esta se entiende como el estudio sistemático (ordenado) del punto de vista teológico acerca de la
persona del Señor Jesucristo, abarcando, más o menos temas, dependiendo del
autor del estudio. Nosotros realizaremos el siguiente plan de estudio,
siguiendo la estructura más natural y cronológica posible, abarcando los
siguientes temas, que se desarrollan siguiendo una línea ortodoxa de
pensamiento cristiano acerca de este
tema:
·
Preexistencia
y Eternidad de Cristo.
·
Profecías
de Cristo en Antiguo Testamento.
·
La
Encarnación
·
La
humanidad del Mesías.
·
La
Deidad de Cristo.
·
Unión hipostática
·
Vida
Terrenal de Cristo.
·
Tentación
de Cristo.
·
Los
Oficios de Cristo.
·
Luchas
Cristológicas.
·
Ministerio
presente de Cristo
·
Obra
futura de Cristo.
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