I - Animales simbólicos
Los animales para el sacrificio y
la comida se dividían entre limpios e inmundos. Los limpios tenían la pezuña
hendida, simbolizando un andar separado; rumiaban, enseñando la necesidad de
meditar en la Palabra recibida. En el sacrificio el macho representa a Cristo
en su vida de servicio activo y personal, y en su obediencia perfecta hasta la
muerte. La hembra era ofrecida por la contaminación pasiva.
El cordero representa el sacrificio sumiso. Cristo es “el cordero mudo delante del
que lo trasquila”, Hechos 8.32, “sin mancha y sin contaminación”, 1 Pedro 1.19,
“santo, inocente, sin mancha —como debería ser el cordero sacrificado en
Israel— apartado de los pecadores”, Hebreos 7.26.
El macho cabrío siempre está relacionado con el pecado. “Aquel macho cabrío llevará sobre
sí todas las iniquidades de ellos”, Levítico 16.22, representando a Cristo
llevando el pecado “en semejanza de carne de pecado”, Romanos 8.3, más sin
pecado. A los cabritos a su izquierda Él dijo: “Apartaos de mí, malditos”,
Mateo 25.41.
Las tórtolas y los palominos representan a Cristo manso y
sufrido en sus pensamientos, afectos y deseos. Estas eran la ofrenda del hombre
pobre, como Cristo está representado en Lucas; véase Lucas 2.24.
El león, siendo rey de las bestias, sim
boliza majestad, poder
y soberanía. “He aquí que el león de la tribu de Judá... ha vencido”,
Apocalipsis 5.5. Mateo representa a Cristo como el Rey.
El buey o becerro nos habla de la sujeción, servicio y resistencia. Es figura del siervo
dispuesto para el servicio como también para el sacrificio. Leemos del “buey
que trilla”, 1 Corintios 9.9. Cristo era el Siervo perfecto, como representado
en Marcos.
El águila representa el poder, la visión celestial, descendido del cielo y ascendido
de nuevo, cual Hijo de Dios, Apocalipsis 4.7. El Señor está presentado así en
el Evangelio según Juan.
El carnero representa a Cristo como el testigo fiel y verdadero, y el sustituto.
“Tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”, Génesis
22.13.
Las ovejas representan al pueblo de Dios: “Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”,
Salmo 100.3. “Mis ovejas oyen mi voz... y me siguen”, Juan 10.27.
El asno es figura del servicio humilde. Este es el animal inmundo que, al ser
llamado por el Señor y llevado a Él, le puede ser útil en servicio. “Un pollino
de asno montés nazca hombre”, Job 11.12. “Hallaréis un pollino atado...
traedlo... el Señor lo necesita”, Marcos 11.2, 3.
El caballo nos representa el poder para la guerra, la conquista, la victoria.
Apocalipsis 6.2, 19.11.
También hay animales que simbolizan
personas y características contrarias a la voluntad de Dios:
El león representa a Satanás, “el príncipe de este mundo”, Juan 14.30, “... vuestro
adversario el diablo, como león rugiente”, 1 Pedro 5.8.
La serpiente representa a Satanás en su carácter como usurpador y destruidor. “El
dragón se paró frente a la mujer... a fin de devorar a su hijo”, Apocalipsis
12.4.
Los perros hablan en figura de los gentiles. “No está bien tomar el pan le los hijos,
y echarlo a los perrillos”, Mateo 15.26. “Los perros estarán fuera...”,
Apocalipsis 22.15.
El puerco representa a los que profesan fe en Cristo sin tener la verdad. Aunque
tengan cierto andar distinto, nada tienen por dentro para rumiar. “...
vuelve... la puerca lavada a revolcarse en el cieno”, 2 Pedro 2.22.
El oso nos hace pensar en el mundo que abraza a su presa. David mató al león y al
oso, 1 Samuel 17.35.
El leopardo es figura de la ligereza en el andar para agarrar la presa. En Daniel 7.6
éste representa a Alejandro Magno, quien conquistó al mundo en unos pocos años.
Las
aves del cielo
representan a quienes están sujetos al dominio de Satanás y a los demonios. Las
aves arrebatan la buena semilla en Mateo 13.19, y encuentran albergue en la
gran Babilonia impía en Apocalipsis 18.2 y Mateo 13.32.
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