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hace mucho (eso nos parece) estábamos
escribiendo el editorial para el año 2015 y sin saber cómo el tiempo ha pasado
raudamente y ya estamos escribiendo para este año 2016 que recién está
iniciando. Esto nos lleva a pensar que
cada día se nos “acorta más” o al menos
esa es la sensación que muchos tenemos. Y esto es porque gastamos nuestro tiempo
haciendo muchas cosas que no tienen una trascendencia breve en el tiempo y
aquello que sí “importa” le dedicamos muy breve tiempo o simplemente no se lo
dedicamos.
¿Por qué?
Porqué nuestra vista ya no está
puesta en las cosas celestiales, en aprender y conocer la Biblia. Nos pasamos más tiempo en “actividades
personales” que estudiando en la Biblia. ¿Por qué? ¿Hemos dejado de lado
nuestro primer amor? ¿No es el Señor que debe abarcar todas nuestra existencia
y lo demás debe quedar en segundo lugar? Que la telenovela, que la reunión
social en tal lugar, que la comida en restorán, que los asuntos familiares
están en primer lugar y el Señor queda fuera. Como seres ingratos lo hemos
cambiado de lugar y lo hemos dejado fuera, tal como reclamaban los hermanos que
la iglesia de Laodicea.
Por lo cual, si decimos que amamos al Señor, en primer lugar debemos
conocerlo. ¿Y cómo podemos hacerlo? Leyendo en la Biblia: ahí está todo lo que
necesitamos saber. Hay mucho que aprender y poco tiempo, ya que Él viene pronto
(Apocalipsis 22:7) y nos va encontrar no robustecidos y que estamos famélicos
en la fe.
Como en segundo lugar, es bueno leer lo que nuestros hermanos en la fe
han escrito, ya que ellos han crecido espiritualmente y han escrito muy buenos
textos que nos pueden mostrar como ellos ven al Señor y su iglesia, y nos
pueden servir para nuestro propio provecho.
En fin, hermanos, iniciamos un nuevo ciclo en la publicación de esta
revista, y esperamos que el contenido de ella sirva para vuestro crecimiento espiritual, y no olvidando, como los hermanos
de Berea, contrastar el texto con lo que la Biblia enseña.
¡Qué el Señor los bendiga ricamente este nuevo año que recién comienza!
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