4. Rebeca, una novia modelo
La historia de esta
dama se encuentra en Génesis 24 al 29. Es ilustración de: (a) el pecador que
recibe por la fe la gran oferta de la salvación; (b) la Iglesia, planificada
por el Padre, buscada y traída al Hijo por obra del Espíritu Santo; (c) ciertos
principios del noviazgo cristiano.
Después
de la muerte de Sara, Abraham no quiso que Isaac tomara para sí una mujer de
las cananeas porque eran paganas. Por lo tanto, mandó a su siervo de confianza
en un largo viaje —quizás 900 kilómetros—a Mesopotamia a buscar una esposa para
su hijo. Rebeca era nieta de Nacor, un hermano de Abraham que le había
acompañado hasta Harán, Génesis 11.27, 24.15
Habiendo
el siervo pedido a Dios señales para que le mostrase la joven apropiada, no le
quedó duda de que la mujer para Isaac era Rebeca. El testimonio del criado a
los familiares en cuanto a Abraham e Isaac fue: Jehová ha bendecido mucho a mi
amo y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le
ha dado todo cuanto tiene. Seis veces leemos en Génesis 24 del siervo en el
camino; “guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos”, 24.27.
El
capítulo 24 del Génesis relata mucho sobre esta doncella. Resalta su hermosura
física, moral y espiritual; su disposición de trabajar; y su carácter decisivo.
Cuando el criado había cumplido su misión, él quería regresar a su amo enseguida,
pero los padres de Rebeca (Nacor era hermano de Abraham) querían que esperase
al menos diez días. La pregunta fue puesta a Rebeca: ¿Irás tú con este varón? y
ella respondió: Sí iré. (Diez en la Biblia es el número del hombre bajo prueba
a ver cómo se comportará. Para quien no es salvo, el mensaje es: No te jactes
del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día, Proverbios 27:1)
Al final
del largo viaje, Rebeca vio de lejos a Isaac. Él había estado meditando en el
campo pero alzó los ojos y, al ver que venían, los fue a encontrar. Rebeca le
pregunta al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros?
El criado respondió: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo y se cubrió,
tal como haría una joven casta en aquellos tiempos en señal de reverencia.
Dice el
relato que la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por
mujer y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre. En
aquellos tiempos antes de la ley, la poligamia era cosa frecuente, pero nunca
leemos que Isaac tomó para sí otra mujer, ni siquiera una concubina. Sin
embargo, su esposo le expuso una vez al mismo peligro que Sara había conocido
dos veces; 26.7 al 11. Leemos que Isaac amó a Rebeca, pero no leemos del amor
de ella hacia él.
Después
de varios años sin hijos, fue Isaac quien oró por su mujer, que era estéril.
Oyó Jehová. Rebeca tuvo mellizos, los primeros que se mencionan en la Biblia.
Génesis 25.19 al 26.
Desafortunadamente, vemos que con el
correr de los años hubo desacuerdo entre Isaac y Rebeca. El favorecía a Esaú,
el cazador, y ella favoreció a Jacob, el más apegado al hogar. Como ha sucedido
muchas veces a lo largo de los siglos, la novia modelo no resultó ser una
esposa o madre modelo. 25.27 al 34.
Llegó el
día cuando se cumplió lo que Dios había dicho de los hijos antes de su
nacimiento: El mayor servirá al menor. Lo último que leemos de Rebeca es que le
propone a Jacob engañar a su padre y así asegurarse de la primogenitura. Sus
fines eran que se cumpliera lo dicho por Dios, pero los medios que ella utilizó
trajeron graves consecuencias a Jacob, y una enemistad que existe hasta el día
de hoy entre judíos y árabes. Jacob se marchó del hogar, y no tenemos
conocimiento de que la madre haya vuelto a ver a su hijo querido. 27.1 al 40.
“Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz”, 27.8. Parece que su actitud fue:
“Hagamos males para que vengan bienes”, Romanos 3.8, pero la norma en Santiago
1.20 es que la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Para una exposición doctrinal
de la cuestión de los dos hijos en los propósitos de Dios, véase Romanos 9.10
al 16.
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