sábado, 18 de julio de 2020

EL REINO QUE IMPORTA

Ante todo, esto y en sorprendente contraste, nos encontramos con el reino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En Su reino, la prioridad y el énfasis está en lo espiritual, no en la carne; el valor de lo eterno sobrepasa con creces al de lo temporal. No es tanto que se desprecie el placer, sino que se busca en su forma y manifestación más pura, y tan sólo en su verdadera fuente.

Tengo sed, pero es distinta a cuando ayer

Deseaba las vanas delicias terrenas sorber;

Tus heridas me imponen y requieren, oh Emanuel,

Que no busque aquí en la tierra mi placer.

 

Tan sólo la entrañable cruz al contemplar

Logró de las cosas terrenas mi alma alejar,

Enseñándome a tener por basura lo demás,

La risa de necios y la pompa real.

—William Cowper

En el reino de Cristo, el verdadero deseo no está en la riqueza; la prosperidad espiritual es lo que realmente vale y cuenta. La preocupación del reino del cielo es la justicia, la paz y el gozo. Cristo, y no uno mismo, es el centro. Todo se valora según es a Sus ojos. Mientras que los del mundo aman al dinero y estiman ligeramente a Dios, los súbditos del reino de Cristo estiman ligeramente al dinero y aman a Dios.


William Macdonald, Mundos Opuestos, Capítulo 2


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