Leemos
de Raquel mayormente en Génesis 29 al 31; 33; 35.
Esta esposa de Jacob era nieta de Betuel, hermano de Rebeca. Un día ella
estaba abrevando las ovejas de su padre cuando Jacob llegó de su largo viaje de
casi 900 kilómetros, huyendo de su hermano Esaú.
Al morir en su segundo parto, ella exclamó, “Hijo de mi tristeza” (35.18),
y es en este espíritu de tristeza que las Escrituras proyectan la vida de esta
mujer. Empleando a esta madre como figura de Israel, el profeta dijo: “Voz fue
oída en Ramá, llanto y lloro amargo: Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso
ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron”, Jeremías 31.15. La
profecía tuvo su mayor cumplimiento en Lucas 2.16 al 18.
Era de lindo semblante y hermoso parecer. Para Jacob fue amor a primera
vista, y él se ofreció a trabajar siete años para conseguir a Raquel por
esposa. Había salido de la casa de su padre con apenas su cayado, como confesó
ante el inminente encuentro con Esaú. Estos siete años le parecían como pocos
días, porque la amaba.
Pero aun en aquellos días existía el principio divino que todo lo que el
hombre sembrare eso también segará, Gálatas 6:7. Jacob había engañado a su
padre, y ahora Labán, padre de Raquel, iba a engañar a Jacob. En la misma noche
de su matrimonio, él no le dio a Raquel sino a Lea, la hermana mayor de ésta.
Cuando Jacob le reclamó a Labán, éste le dijo que no era costumbre casar la
menor antes de la mayor, pero que dejara pasar la semana de festividades y
luego le daría a Raquel, con tal que trabajara otros siete años por ella.
Era evidente que Jacob amaba más a Raquel que a Lea. Pero no era padre responsable;
se interesó él en negocios a expensas de su hogar. Ella resultó ser una esposa
problemática. Envidiosa, 30.1. Incrédula, 30.3. Idólatra y ladrona, 31.32.
Mentirosa, 32.35. No leemos de este tipo de conducta en Lea.
Dios vio el menosprecio a que estaba sujeta Lea de parte de Raquel y
Jacob, y le dio a la mayor, seis hijos. Raquel, en cambio, era estéril, y esta
situación la puso muy envidiosa. Llegó hasta decirle a Jacob: «Dadme hijos, o
si no, me muero.» Esto demostró una falta de espiritualidad. Sin embargo, Dios
vio su aflicción y se acordó de ella. Nace José. Al darle este nombre, ella oró
por vez primera, en lo que al relato bíblico se refiere, pues el nombre José
significa «Añádame Dios otro hijo.» Raquel murió trágicamente dando a luz su
segundo hijo. Ella le llamó Benoni, nombre que quiere decir “la encina del
llanto”, pero nosotros le conocemos por Benjamín.
Aunque los dos hijos de Raquel eran los favoritos de su padre, y José es
el tipo más perfecto del Señor Jesucristo que encontramos en el Antiguo
Testamento, la verdad es que en cuanto a las doce tribus de Israel que iban a
proceder de los varios hijos, fueron Leví y Judá, hijos de Lea, que más iban a
llevar la batuta en la nación. Murió Raquel y levantó Jacob un pilar sobre su
sepultura, 35.19, 20.
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