“...por la gracia de
Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15:10).
Una de las agonías de la
vida que nos infligimos a nosotros mismos es tratar de ser alguien que nadie
tuvo la intención de que fuéramos. Cada uno es una creación única de Dios. Como
alguien a dicho: “Cuando él nos hizo, en seguida rompió el molde”. Nunca deseó
que nosotros tratáramos de cambiarla. Maxwell Maltz escribió: “Tú como
personalidad no estás en competencia con ninguna otra persona, por la sencilla
razón de que no hay otra como tú en toda la faz de la tierra. Eres un
individuo. Eres único. No eres como ninguna otra persona y jamás podrás ser
ninguna otra persona. No se supone que debas ser como ninguna otra persona y no
“se supone” que nadie deba ser como tú”.
Dios no creó a una persona
modelo y la etiquetó diciendo: así deben ser todos. Hizo a cada ser humano
individual y único así como hizo cada copo de nieve individual y única.
Cada uno de nosotros es el
producto de la sabiduría y amor de Dios. Al hacernos como somos, sabía
exactamente lo que hacía. Nuestra apariencia, inteligencia y talentos
representan lo mejor de él para nosotros. Cualquiera que tuviera conocimiento y
amor infinitos habría hecho lo mismo.
Ahora bien, desear ser
diferentes a como somos es un insulto a Dios. Sugiere que él ha cometido un
error o que nos ha negado algo que habría sido para nuestro bien.
Desear ser distinto es
inútil. Dios nos ha hecho y nos ha dado todo lo que tenemos con un objetivo. No
hay duda de que podemos imitar las virtudes de otras personas, pues Dios así
nos manda, que seamos imitadores, pero aquí estamos hablando de lo que somos
físicamente y en talentos como creación de Dios. Si estamos insatisfechos con
el proyecto de Dios para nuestra vida, nos paralizaremos con sentimientos de
inferioridad. Pero ésta no es una cuestión de inferioridad. No somos
inferiores, únicamente individuales y únicos.
Todo intento de ser lo que
no somos está condenado al fracaso. Es tan inconcebible como si un dedo de
nuestra mano tratara de hacer la labor del corazón. Ése no fue el designio de
Dios y simplemente no funcionará.
La actitud adecuada está en
decir con Pablo: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15:10).
Debemos regocijarnos porque somos un diseño especial de Dios y determinar
utilizar lo que somos y tenemos al máximo para Su gloria. Hay muchas cosas que
no podremos hacer, pero hay otras que podemos hacer y que otros no.
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