jueves, 3 de noviembre de 2016

UNA SOLA OFRENDA, VARIOS SACRIFICIOS (Parte XI)

(Levítico 1 a 7)
"A Jesucristo, y a éste crucificado" (1 Corintios 2:2).
(Continuación)
4. EL SACRIFICIO DE PAZ (Levítico 3; 7:11-36)


Sacrificios espirituales
Los sacrificios espirituales de hoy son el "fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15): ora­ciones de acciones de gracias y cánticos de alabanza.
Varias estrofas de cánticos corresponden a uno u otro de estos sacrificios.
El carácter del holocausto se expresa, por ejemplo, con estas palabras:

¿Y quién dirá el gozo que el Padre en Ti sintió
Cuando tu vida dando, el suave olor subió?
De ese perfume llenas el cielo
do ahora estás Junto al Padre ensalzado
do pronto volverás.
Estos cánticos no son muy comunes.
La ofrenda vegetal, la vida perfecta del Señor Jesús, se presenta en estrofas como éstas:
¡Jesús, qué dulce nombre!
En Ti viéronse unidas Divinidad y humanidad
En tan excelsa vida;
Nos revelaste al Padre,
Su grande amor mostraste;
Su gracia acá, su gloria allá
Tú sólo desplegaste.
Encontramos más frecuentemente cánticos que expresan el pensamiento del sacrificio por el pecado. Por ejemplo:

Contemplando, Señor, el miserable estado
Y el abismo del mal do estuvimos aquí,
Quisiste Tú morir, librarnos del pecado,
Que por nos en la cruz, llevaste sobre Ti.

En cuanto al sacrificio de paz, cantamos palabras que expresan el descanso que hallamos en la obra de Cristo, la paz que él hizo, la comunión con Dios y entre nosotros:

Con grande amor ¡oh Cristo! te entregaste,
En cruz colgado, de Dios maldición;
Tu propia sangre, el precio que donaste,
Fue nuestra paz y eterna salvación.
¡Tierno Jesús! de Dios el Muy amado,
Del Padre el don, supremo don de amor;
A Ti Señor, el Hijo consumado,
Te adora el alma con santo fervor.
Da paz y dicha inefable ¡Oh Jesús! tu comunión,
Y de tu amor insondable
Ya gozamos hoy el don;
Santos, de común acuerdo
Demos preces y virtud,
Al Cordero inmolado
Sea gloria en plenitud.
Reflexionemos en el sentido de los cánticos cuando expresamos la alabanza ante Dios. Cantar con el entendimiento nos ayudará a entrar en los diversos aspectos de esta obra maravillosa, única y eterna: la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Cantar es el gozo y el privilegio de los redimidos. 2 Crónicas 29:27-28 nos da el fundamento: "Cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová... Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban... todo esto duró hasta consumirse el holo­causto". Jamás habría habido cántico si no hubiese habido holocausto. Con el sacrificio, simultáneamente comenzó el cántico. Jamás desaparecerá ante Dios el valor del holocausto, y el cántico sigue hasta que el holocausto se termine. Sin duda, Cristo fue ofrecido una vez para siempre, pero el perfume del olor grato de su sacrificio subirá ante Dios. El cántico de alabanza se cantará no sólo durante el tiempo de nuestra peregrina­ción, sino durante toda la eternidad.

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