La idea del fin del
mundo va desarrollándose desde antiguo y es ahora, en la actualidad, cuando
vuelve a hablarse de ese suceso.
Algunas veces han
sido cálculos erróneos; otras, falsas predicciones religiosas que llegaron a
estremecer a mucha gente. El alivio general que se sentía cada vez que llegaba
a la fecha prevista y los augurios no se cumplían, nos muestra de qué manera
teme la humanidad un fatal desenlace de su existencia.
Sin duda alguna, las causas que de una manera u otra manera pueden poner
fin a la vida de cada uno de nosotros son muchas: guerras, accidentes,
revueltas políticas, enfermedades de toda clase, etc. Todo esto puede
precipitarnos al Más Allá y colocarnos delante del juez Soberano. Nadie está
seguro -ni por supuesto es digno- de obtener mejor trato que los demás; ni
nadie sabe hoy lo que ocurrirá mañana; por eso está escrito en la Biblia:
“prepárate para venir al encuentro de tu Dios" (Amos 4:12).
Todo lo que nosotros creamos que es una preparación suficiente, Dios nos
mostrará que no tendrá ningún valor cuando estemos en su presencia. Para estar
listo, es preciso dejarse preparar por Dios, se necesita escuchar su Palabra.
El mandamiento es inmutable: "...ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan" (Hechos 17:30).
“Arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos
3:19). “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).
Querido lector ¿es usted salvo? ¿Ha recibido el perdón de sus pecados y
la vida eterna con la potencia del Espíritu Santo mediante la fe en Jesús “...el cual fue entregado por nuestras
transgresiones y resucitado para nuestra justificación"? (Romanos 4:25).
¿Ha roto con todas las prácticas supersticiosas de sus antepasados, sean
fetiches, ídolos, amuletos o anillos mágicos de los pueblos paganos, o con las
formas vanas de la religión tradicional sin una fe verdadera? Debe saber que,
para poder obtener el favor del Maestro, del Señor Jesucristo, el Salvador, ha
de abandonar todas aquellas cosas por medio de las cuales Satanás, el enemigo,
lo mantiene cautivo.
Todo aquel que ha recibido el perdón y la vida eterna está ya preparado
según Dios, y está con toda certeza en Cristo Jesús, en quien no hay ninguna
condenación (Romanos 8:1). Si le sobreviniera algún accidente o cualquier
imprevisto, no debería temer nada porque está en Él.
Efectivamente, la situación actual de nuestro mundo es grave; a pesar de
todos los esfuerzos de Satanás para desviar nuestra atención, está claro que
estamos en vísperas de grandes e inquietantes acontecimientos. Nuestra época
parece haber llegado a su fin y se prevé un drama.
Usted debe saber, lector, que el tiempo de la paciencia y la gracia de
Dios llegan a su término. Los días de la Iglesia de Cristo sobre la tierra
están contados; de repente, sin ninguna señal que lo pueda anticipar, la
Iglesia (conjunto de los salvados por la fe en Jesucristo) habrá sido quitada
de la tierra; se está preparando un acontecimiento esperado por muchos. La
Palabra de Dios nos dice: “La venida del Señor se acerca" (Santiago 5:8).
Según su promesa, vendrá y tomará consigo a los que le esperan (Hebreos 9:28;
(Tesalonicenses 4:16-17). ¡Qué gozo tan grande para los suyos! Pero, al mismo
tiempo, ¡qué remordimientos y lamentos inútiles serán los de todos aquellos que
no hayan estado preparados para ir con Él, porque Aquel que muy pronto
arrebatará a los suyos reaparecerá a continuación como juez del mundo
incrédulo!
Entonces la tierra será visitada por la vara del juicio divino, pues el
Señor los quebrará como vaso de alfarero (Apocalipsis 2:27). Será la época de
las gran tribulación, de las desgracias apocalípticas, para purificar a la
tierra de toda desobediencia, para que el reino de Cristo pueda ser introducido
con el pueblo de Israel como centro y para establecer por mil años el dominio
universal de Aquel que es llamado el Hijo del Hombre (léase Apocalipsis
20:1-5).
Después de este tiempo bendito, durante el cual todo
mal será cortado y todo rebosará de bendición, habrá una prueba suprema para
los hombres del milenio: Satanás subirá del abismo para engañarlos y serán
muchos los que le seguirán y serán arrastrados al “fin de todas las cosas”, al último juicio
delante del gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15). Será entonces cuando “el
fin del mundo habrá llegado y todo será hecho nuevo (2 Pedro 3:11-15).
Sí, el fin de todo se acerca (1 Pedro 4:7) y aunque este gran día no ha
llegado todavía, tenemos que hacer lo necesario a fin de estar preparados para
cuando llegue...
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