20 La anfitriona sunamita
La sunamita entra en las páginas de las Sagradas Escrituras como una
mujer ampliamente favorecida. Luego sufre. Es bendecida de nuevo. Luego sufre.
Es bendecida de nuevo y con creces. 2 Reyes 4.18 al 37, 8.1 al 6.
La primera cosa que observamos es el contraste con la que figura al
comienzo del capítulo 4, una mujer viuda y pobre. A ésta le fue lanzada el
reto: Declárame qué tienes en tu casa, 4.2. “Tu sierva ninguna cosa tiene”. Lo
poco que tenía, lo puso a la disposición de Eliseo el profeta. Dios multiplicó
aquello conforme a su fe, 4.3, 6 y de su necesidad presente y futuro, 4.7. Hubo
suficiente para ella y los suyos, con quienes había compartido la
responsabilidad de recibir lo que Dios le diera, 4.5.
La sunamita, en cambio, era una mujer importante (“principal”), casada
con un hombre mayor, bien acomodado pero un tanto incomprensivo, 4.23. Ella
honra a Dios con lo que sí tiene; 2 Corintios 9.6. Se nota que era no sólo
observadora sino emprendedora, “pasa por nuestra casa”, pero el siervo de Dios
comía en “la casa de ella”. (Compárese a la casa de Marta). Ella cumplió
anticipadamente con Romanos 12.7, 8, 13 y con Hebreos 13.2, donde se usa a Lot
como ejemplo que fue favorecido por practicar la hospitalidad.
Con todo, esta señora se cuidó de consultar con su esposo antes de dar a
Dios de sus bienes. Sus motivos eran sanos, “Habito en medio de mi pueblo”, y
no es claro si Eliseo sabía esto y la probó con su pregunta en el 4.14, o si él
carecía de percepción en este momento, como en el caso de Elí con Ana. Lo
cierto es que Eliseo tenía un criado que era hombre carente de discernimiento y
aun escrúpulos, Giezi.
No leemos que ella haya pedido hijo. Parece que faltó en fe, aun cuando
se le dijo que iba a parir. La cosa es que Dios dio y luego quitó un hijo. Job
1.21. Le premió su ejercicio, pero usó esta bendición como medio de prueba. El
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo aquel que recibe por hijo (¡o
hija!) Salmo 94.12, Hebreos 12.6. Véase también Santiago 1.12.
Hay un paralelo
entre y 1 Reyes 17.8 al 24 y 2 Reyes 4. En tiempos de Elías, la historia narra
de una sola (la viuda de Sarepta), pero comenzando con su pobreza, fe y
sustento de parte de Dios, y procediendo de cómo ella perdió a su hijo y le
recibió de nuevo. En tiempos de Eliseo, hubo dos mujeres, una pobre y otra
acomodada. ¿Eliseo u otro le había contado a la sunamita lo que había sucedido
unos veinte años antes?
Pero hay más. Está
al comienzo del capítulo 8. No obstante todo lo sucedido, ella sufre por la
condición del pueblo de Dios. Tiene que abandonar su tierra y vivir entre
enemigos por siete años. Compárese con el pueblo de Israel en la servidumbre de
Egipto, o aun José y María con el Niño en Egipto. De nuevo ella pierde, pero de
nuevo es para ganar, y con creces. Conforme había recibido a su hijo de entre
los muertos, ahora recibe su tierra y demás bienes con efecto retroactivo. 1
Samuel 2.30. Proverbios 3.9. Nada leemos del marido en todo esto. Sin duda
había muerto, pero de todos modos se ve que la esposa es la heroína en el
capítulo 4 como en el 8.
No hay comentarios:
Publicar un comentario