Dios
usa para su gloria las personas y las cosas que han sido quebradas o vaciadas.
“Los
sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado: el corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios” Sal. 51. 17.
Jacob
fue lleno de poder espiritual porque su fuerza natural había sido quebrada
completamente, Gn. 32. 24-31.
Gedeón
y sus trescientos hombres escogidos fueron usados por Dios cuando quebraron los
cántaros, manifestando así su luz, y como resultado sus adversarios fueron
derrotados. Estos cántaros quebrados nos hablan del quebrantamiento de nosotros
mismos.
La
viuda pobre vació la única botija de aceite que tenía y así, Dios lo multiplicó
para proveerle con que vivir y para pagar sus deudas, 2 R. 4.1-6.
Esther despreció la
estricta etiqueta del palacio del rey, despreciando su vida, para obtener la
salvación para su pueblo.
Los
cinco panes fueron quebrados para el Señor, siendo multiplicados y usado» para
dar alimento a una multitud.
María quebró su
alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio, rindiendo así un
servicio de amor para el Señor, que lo apreció y le alabó.
El
Señor Jesús permitió que su precioso cuerpo fuera quebrado por los clavos, la
lanza, y las espinas para que saliera de El aquel manantial de vida donde
nosotros, pecadores, podemos beber y vivir eternamente.
“Más
el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: más el agua
que yo le daré, será en él una fuente de agua que salté para vida eterna” Jn.
4.14.
Tr. M.
de K.,
Contendor
por la fe, 1969
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