martes, 3 de abril de 2018

DIOS DEBE SER GLORIFICADO EN LA ORACIÓN

A continuación, extractamos un párrafo del diario de nuestro amado hermano Don George Müller, uno de nuestros hermanos usado por el Señor en el siglo pasado, hombre de sumisa voluntad a la voluntad del Señor.
"Constantemente se presentaban ante mí, asuntos que demostraban que una de las cosas especiales que los hijos de Dios necesitan en nuestros días, es que su fe sea fortalecida.
"Ansiaba yo, pues, tener algo que señalar a mis hermanos, como prueba visi­ble que nuestro Dios y Padre es el mismo Dios fiel, como siempre lo fue en él pasado: tan pronto como nunca para demostrarse a Sí mismo como el Dios Vi­viente en nuestros días como en los tiempos pasados, a todos los que ponen su confianza en El.
"Mi espíritu ansiaba ser instrumento en fortalecer la fe de ellos, no solo citándoles ejemplos de la Palabra de Dios, acerca de Su prontitud y de su capa­cidad para ayudar a todos aquellos, quienes se apoyan en El, sino también DEMOSTRARLES POR PRUEBAS que Él es el mismo hoy. Sabía yo que la Pala­bra debía ser suficiente para eso; y por la gracia me fue suficiente para mí; pero aun así consideré que debía prestar una mano para ayudar a mis hermanos.
"Así, pues, me juzgué ser el siervo de la Iglesia de Cristo, en ese punto particular en que yo había obtenido misericordia; a saber, en poder tomar a Dios al pie de Su Palabra y fiarme de ella. El primer objeto de la obra fue y lo es aún que Dios sea glorificado por el hecho que los huérfanos a mi cuidado son pro­vistos de todo lo que necesitan, solamente por la fe y la oración, sin solicitar nada personalmente a nadie; y así por ese hecho se podría ver QUE DIOS ES TODAVIA FIEL Y TODAVIA OYE LA ORACION.
"Durante estos últimos días he orado mucho acerca del Hogar para Huérfa­nos, y con frecuencia he examinado mi corazón; para que, si fuera en cualquier grado mi deseo de ensanchar esta obra gratificarme a mí mismo, pudiera yo descubrir ese deseo.
"Cuando comencé el trabajo para los Huérfanos, en el año 1835, mi principal objeto fue la gloria de Dios, queriendo dar una demostración práctica de lo que se puede efectuar simplemente por la instrumentalidad de la oración y de la fe para así beneficiar la iglesia en general, y conducir a un mundo descuidado a contemplar la realidad de las cosas de Dios, haciéndoles ver en esta obra, que el Dios Viviente es aún, como lo fue, 4000 años ha, el Dios Viviente. Este, mi propósito y objeto han sido abundantemente honrados. Multitudes de pecadores han sido así convertidos, multitudes de los hijos de Dios en todas partes del mundo han sido beneficiados por esta obra, justamente de la manera que yo había anticipado. Pero mientras más se ha desarrollado la obra, tanto mayor ha sido la bendición, concedida de la mismísima manera en que yo la había esperado; pues la atención de centenares de millares ha sido atraída a la obra; y muchas decenas de millares han venido a visitarla. Todo esto me conduce a desear se­guir trabajando más y más de esta manera, para así traer aún mayor gloria al Nombre del Señor. Que se dirijan las miradas hacia Él, que Él sea ensalzado, admirado, que en Él se confíe, que en Él se apoyen en todo tiempo- este es mi propósito en este servicio; y así también y particularmente en este ensanche. Para que pueda verse cuanto, un pobre hombre, simplemente confiando en Dios, puede efectuar por la oración y para que así otros hijos de Dios sean conduci­dos a efectuar la obra de Dios dependiendo de Él.
Sana Doctrina, 1976

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