martes, 3 de abril de 2018

SANA DOCTRINA


Empero tú, habla lo que conviene a la sana doctrina" (Tito 2:1).

¿QUE ES LA SANA DOCTRINA? Los hombres, por su propia cuenta, han dividido Las Escrituras en lo que llaman FUNDAMENTAL y de RE­LATIVA IMPORTANCIA, sin la aprobación del Señor, pues no lo hallamos en el Sagrado Volumen. Leemos en La Palabra que "TODA Escritura, es ins­pirada divinamente y UTIL para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfectamente instruido..." (2ª Timoteo 3:16,17); "entendiendo primero esto, que ningu­na... Escritura es de particular interpretación" (2ª Pedro 1:20) y que "Toda palabra de Dios es limpia" (Prov. 30:5). Todo esto nos enseña que no hay Escrituras de relativo valor, sino, que La Biblia entera es de suma impor­tancia y en verdad constituye LA SANA DOCTRINA. Así lo comprendió el apóstol cuando dijo: "no he rehuido de enseñaros TODO EL CONSEJO DE DIOS" (Hechos 20:27).
Por lo tanto, nosotros debemos aprender y estar convencidos de que en Las Escrituras nada puede ser tratado con liviandad — todo es indispensa­ble: "añadir" o "quitar" nos expondrá a ser reprobados por el Señor y su­frir las consecuencias de nuestro error.
La recomendación hecha a Tito: "Empero tú, habla lo que conviene a la sana doctrina" (2:1) debe ser apropiada por cada uno de nosotros con toda seriedad. Esto significa que no debemos copiar lo que hacen otros, o lo que se hace en otras partes, sino, ESCUDRIÑAR asidua, seria y reverentemente La Palabra, preguntándonos: "¿Escrito está? ¿Cómo lees (Lucas 20:26) y, Mas, ¿entiendes lo que lees? (Hechos 8:30).
¿ES POSIBLE APARTARNOS DE LA SANA DOCTRINA? Menciona­remos dos maneras en que podemos apartarnos de la "sana doctrina", con gran daño y peligro para nuestras almas:

1.    No estudiando La Palabra, es decir: olvidando la recomendación constante del Señor: "ocúpate en leer", "Escudriñad Las Escrituras", "El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él". Estudiar incluye la meditación serena y concienzuda, tan­to en privado como públicamente cuando los hermanos están juntos: "Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros en tus ciudades, para que oigan y aprendan y teman a Jehová".

2. Pretendiendo saber más de lo que está escrito. "Toda palabra es purificada siete veces" (Salmo 12:6) y no tenemos nada que agregar, nada que quitar, nada que perfeccionar. Cuán bueno es el ejemplo de aquellos fieles siervos a los cuales el Espíritu Santo utilizó para decir: "Para que en nos­otros aprendáis a no saber más de lo que está escrito" (1ª Corintios 4:6). Intro­ducir innovaciones es peligroso y condenado por La Palabra, porque esto significa "saber más de lo que está escrito".

¿QUE RESULTARÁ DE APARTARNOS DE LA SANA DOCTRINA? El libro de Los Jueces contiene un triste relato que ningún creyente debe pasar por alto, pues allí Dios presenta la angustiosa vida, lucha y experien­cia que tuvo Su pueblo cuando se apartó de Sus caminos. ¿Cómo llegó a aquel estado? Los ancianos ¡DESCUIDARON LA ENSEÑANZA! Y como resultado "levantóse otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que Él había hecho" y, debido a ello, "Cada uno hacía lo que mejor le parecía".
Hermanos, cuidemos, de nosotros mismos, ocupémonos de la doctrina, para que esto no se repita en medio nuestro.
                                 Pablo Boichenko.

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