“… los creyentes
deben esperar ansiosamente como Salvador al Señor Jesús (Fil 3:20), no en el
nerviosismo febril de ciertos tesalonicenses (2 Ts 2:1,2; 3:6-12), ni la
nauseabunda tibieza de los laodicenses (Ap. 3:14-22), sino la activa fidelidad
de los de Esmirna (Ap. 2:8-11).” W. Hendriksen (citado
por Samuel Pérez Millo, Mateo, página 1702).
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