“Y amigo hay más unido que un hermano” (Proverbios 18:24).
La amistad de Jesús es un tema que evoca una cálida
respuesta en los corazones de Su pueblo en todo lugar. Cuando estaba en la
tierra, fue ridiculizado como “amigo de publicanos y de pecadores” (Mateo11:19), pero los
cristianos han tomado la burla y la han convertido en un título honorífico.
Antes de ir a la cruz nuestro Señor llamó “amigos” a
Sus discípulos: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no
os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he
llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a
conocer” (Juan15:14-15).
Este es el tema de algunos de nuestros himnos más
amados; por ejemplo: “Oh qué amigo nos es Cristo”, “No hay un amigo como el
humilde Jesús”, y “He encontrado un amigo, oh, qué amigo”.
¿Por qué la amistad de Jesús toca una fibra tan
sensible? Creo que la razón principal está en que muchas personas se sienten
solas. Aunque están rodeados de otras personas, no están rodeados de amigos.
Pueden estar también aislados considerablemente de los demás. éste es
reiteradamente el caso con los ancianos que han sobrevivido a sus
contemporáneos.
La soledad es cruel. Es dañina para la salud física,
mental y emocional. Corroe el estado de ánimo, pone los nervios de punta y hace
sentirse cansado de la vida. Con mucha frecuencia empuja a la gente a la
desesperación y les induce a pecar o les lleva a cometer locuras. Para estas
personas la amistad de Jesús llega con las propiedades sanadoras del bálsamo de
Galaad.
Otra razón por la que se aprecia tanto Su amistad es
porqué ésta nunca falla. Los amigos humanos a menudo nos deprimen o desaparecen
de nuestra vida, pero este Amigo ha demostrado ser inquebrantable y verdadero.
Los amigos terrenales fallan y nos dejan,
Un día nos apaciguan, al siguiente nos afligen.
Pero amigos como éste, nunca nos defraudan.
¡Oh, cómo ama Jesús!
Jesús es el Amigo más unido que un hermano. Es el
Amigo que ama en todo tiempo (Proverbios 17:17).
El hecho de que el Señor Jesús no está corporalmente
presente con nosotros, no restringe la realidad de Su amistad. él nos habla por
medio de la Palabra y nosotros le hablamos en la oración. Es de esta manera que
se hace real a nosotros como el Amigo que necesitamos. Es así que contesta la
oración:
Señor Jesús, sé para mí la más viva y brillante
realidad;
Aún más presente a la vista de la fe que cualquier
cosa terrenal;
Aún más querida y más cercana que el más estrecho
lazo de amistad.
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