Respuesta dos. — El título de "Hijo del Hombre" tiene un
alcance muy extenso. Expresa lo que es el hombre en su perfección, el hombre
según Dios. Nos dice que, en Jesús, el hombre está ahora en una posición
completamente nueva, adornado con todas las hermosuras posibles, humanas o
morales.
Pero este título de Hijo del Hombre dado a Jesús no expresa
solamente toda Su perfección moral, pues todos Sus sufrimientos
y todas Sus dignidades están en relación con él.
Como Hijo del Hombre, el Señor fue humillado (Salmo
22), pero, como tal, fue también ensalzado a la diestra de la Majestad en los
cielos (Salmo 80:17). Como Hijo del Hombre no tenía dónde reclinar la cabeza
(Lucas 9:58), pero como tal viene hacia el Anciano de días para recibir el
reino de sus manos (Daniel 7: 13-14). Será como Hijo del Hombre que el poder de
juzgar le será dado (Juan 5:27); como tal es profeta, sacerdote y Rey, heredero
de todas las cosas, Señor sobre todas las cosas, cabeza del Cuerpo, Esposo de
la Iglesia.
Como Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar pecados (Mateo 9:6); como tal es Señor del sábado, o día de reposo
(Marcos 2:28), y no obstante, con este mismo carácter, estuvo tres días y tres
noches en el corazón de la tierra (Mateo 12:40).
Como Hijo del Hombre, era el sembrador infatigable que iba esparciendo Su
semilla; como tal será el glorioso segador que recogerá Su mies en los alfolíes
celestes.
Como Hijo del hombre tenía Su propio lugar en el cielo; como tal fue crucificado
y resucitado (Juan 3: 13-14). Finalmente, como Hijo del hombre, Él es el
centro de todas las cosas, sean terrenales, o celestiales.
Era en el hombre donde el Dios Creador había puesto Su imagen en el principio (Génesis 1:26), y cuando el primer Adán,
que era de la tierra, la hubo quebrantado, el Hijo de Dios emprendió su
restauración; emprendió, como hombre, el cumplimiento del consejo divino,
colocando al hombre en Su Persona, restaurándole de esta forma, en el lugar de
honor y de confianza que Dios le había asignado antes.
Este título, este nombre de Hijo del Hombre tiene
pues, como lo vemos, un inmenso alcance y se relaciona con la persona del
Señor, con toda Su aflicción, con todas Sus dignidades, menos —evidentemente—
con las que le pertenecen en Su carácter de Dios, bendito eternamente, sobre
todas las cosas.
Él es el hombre ungido, el templo
humano sin pecado, edificado por el Espíritu Santo, y después llenado por Él
(Lucas 1:35 y 4:1). Es el hombre humillado, el varón de
dolores, que descendió, se anonadó y se humilló hasta la muerte de cruz
(Filipenses, capítulo 2). Finalmente, es el hombre exaltado, coronado
de gloria y de honra, esperando que todas las cosas le sean sujetas (Hebreos 2:
6-9).
J. G. Bellett
Revista "VIDA CRISTIANA", Año 1964, No. 70.-
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