miércoles, 1 de mayo de 2019

¿Cuál es el significado y alcance del carácter del Señor, considerado como ''Hijo del Hombre"?

Respuesta dos. — El título de "Hijo del Hombre" tiene un alcance muy extenso. Expresa lo que es el hombre en su perfección, el hom­bre según Dios. Nos dice que, en Jesús, el hombre está ahora en una posición completamente nueva, adornado con todas las hermosuras posibles, humanas o morales.
          Pero este título de Hijo del Hombre dado a Jesús no ex­presa solamente toda Su perfección moral, pues todos Sus su­frimientos y todas Sus dignidades están en relación con él.
Como Hijo del Hombre, el Señor fue humillado (Salmo 22), pero, como tal, fue también ensalzado a la diestra de la Ma­jestad en los cielos (Salmo 80:17). Como Hijo del Hombre no tenía dónde reclinar la cabeza (Lucas 9:58), pero como tal viene hacia el Anciano de días para recibir el reino de sus manos (Daniel 7: 13-14). Será como Hijo del Hombre que el poder de juzgar le será dado (Juan 5:27); como tal es profeta, sacerdote y Rey, heredero de todas las cosas, Señor sobre todas las cosas, cabeza del Cuerpo, Esposo de la Iglesia.
Como Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para per­donar pecados (Mateo 9:6); como tal es Señor del sábado, o día de reposo (Marcos 2:28), y no obstante, con este mismo carácter, estuvo tres días y tres noches en el corazón de la tierra (Mateo 12:40).
Como Hijo del Hombre, era el sembrador infatigable que iba esparciendo Su semilla; como tal será el glorioso segador que recogerá Su mies en los alfolíes celestes.
Como Hijo del hombre tenía Su propio lugar en el cielo; como tal fue crucificado y resucitado (Juan 3: 13-14). Final­mente, como Hijo del hombre, Él es el centro de todas las cosas, sean terrenales, o celestiales.
Era en el hombre donde el Dios Creador había puesto Su imagen en el principio (Génesis 1:26), y cuando el primer Adán, que era de la tierra, la hubo quebrantado, el Hijo de Dios emprendió su restauración; emprendió, como hombre, el cumplimiento del consejo divino, colocando al hombre en Su Persona, restaurándole de esta forma, en el lugar de honor y de confianza que Dios le había asignado antes.
Este título, este nombre de Hijo del Hombre tiene pues, como lo vemos, un inmenso alcance y se relaciona con la per­sona del Señor, con toda Su aflicción, con todas Sus dignida­des, menos —evidentemente— con las que le pertenecen en Su carácter de Dios, bendito eternamente, sobre todas las cosas.
Él es el hombre ungido, el templo humano sin pecado, edi­ficado por el Espíritu Santo, y después llenado por Él (Lucas 1:35 y 4:1). Es el hombre humillado, el varón de dolores, que descendió, se anonadó y se humilló hasta la muerte de cruz (Filipenses, capítulo 2). Finalmente, es el hombre exaltado, coronado de gloria y de honra, esperando que todas las cosas le sean sujetas (Hebreos 2: 6-9).
J. G. Bellett
Revista "VIDA CRISTIANA", Año 1964, No. 70.-

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