Hay
muchos cristianos que nunca aparecen en las reuniones de oración. Si anuncias
un banquete aparecerán todos. Si anuncias una reunión de oración, aparecerán
unos pocos. Se puede determinar que asisten a la reunión de oración; de eso no
cabe ninguna duda.
“Ya sé que debería
ir, y la semana que viene pienso hacerlo”. Llega la siguiente semana presentas
a la reunión. Si fuera tan fiel para ir a trabajar como lo eres para asistir a
la reunión de oración, seguramente dentro de poco tiempo ya no tendrías empleo.
Nada nos aleja del trabajo, pero casi cualquiera cosa nos aparta de la reunión
de oración por el simple motivo de que buscamos un desvío, un lugar donde
escondernos.
Decimos: “La semana que viene empiezo”.
Si todas las personas que tienen intención de ir a la reunión de oración
asistieran a ella, no habría sitio para todas. Decimos “la semana que viene”,
pero no lo hacemos. De modo que ese monstruo se come tu mañana y eres víctima
de la postergación.
A.W.
Tozer, “Los peligros de la fe superficial, página 148-149.
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