domingo, 16 de octubre de 2022

Sobre esta Roca, Edificaré mi Iglesia

 

“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:15-18)

La firmeza y estabilidad de cualquier edificio dependerá de sus fundaciones, estas son de vital importancia puesto que será la encargada de recibir las cargas, los esfuerzos y pesos propios de la construcción, transmitiéndolo hacia el suelo. Requiere de un estudio minucioso del tipo de suelo y su comportamiento. En el plano espiritual, el fundamento que sostiene la iglesia es algo que debe ser capaz de sostener no solo la edificación de la casa de Dios, sino además capaz de soportar todas cargas y esfuerzos con que el enemigo va a tratar de derribarla. Cuando Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos, Pedro respondió “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, a lo que el Señor respondió “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”, aquí en esta respuesta de Pedro, que le fue revelada por Dios, y es el fundamento sólido, firme e inamovible de la iglesia, Pedro respondió: “El Cristo, el Hijo del Dios viviente”, el Cristo es la roca sobre la cual la iglesia esta edificada y nada, absolutamente nada podrá prevalecer contra ella.

Una casa o un edificio es seguro cuando uno sabe que la empresa constructora que lo ha levantado ha realizado un estudio diligente del suelo y ha usado los estándares más exigentes en cuanto a ingeniería y materiales para construirlo, eso da confianza y tranquilidad para vivir allí. La Iglesia, queridos hermanos, si bien es un edificio espiritual, podemos estar completamente seguros que sus fundamentos son de absoluta confianza, pues este fundamento es nada más y nada menos que nuestro amado Señor Jesucristo, no solo por el hecho de ser el Hijo del Dios viviente, sino porque él la compró con su propia sangre preciosa que derramó en la cruz al dar su vida por los culpables. El nivel de calidad para ser edificada es imposible de alcanzar por hombre alguno, pues estos debían cumplir con exigencias colocadas por el creador mismo. Ahora, sabemos por la Biblia que cada uno de los redimidos por la sangre de Jesús, somos piedras vivas, como el mismo apóstol Pedro lo expresa en su primera carta: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1ª Pedro 2:5) y así como Pablo exhortaba a Timoteo, debemos nosotros también considerar esta exhortación en relación a la iglesia: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (1ª Timoteo 3:14-15), cabe por lo tanto una gran responsabilidad a nosotros los creyentes, conducirnos conforme a lo que la iglesia representa para el mundo “columna y baluarte de la verdad”

La iglesia es el testimonio que el Señor ha dejado para transmitir el mensaje maravilloso del evangelio y cada iglesia local es un testimonio en aquel lugar donde un local de reuniones se ha levantado para decirle al pecador que en Jesús hay salvación, hay perdón de pecados y vida eterna, y que todo esto es posible porque quien respalda esta verdad es el Señor, fundamento sólido de nuestra confianza y tranquilidad, ¿qué mejor aval? El Señor nos anime a cada uno de nosotros a comprometer nuestras vidas a su causa, no olvidemos que cada uno de nosotros también estábamos muertos en delitos y pecado y fuimos sacados de este mundo cuando alguien nos predicó el mensaje del evangelio, el cual es poder de Dios para todo aquel que cree. Somos portadores de una noticia que anuncia que en Cristo Jesús hay salvación y vida eterna, y que él desea que otros también puedan encontrar seguridad en esta vida y en la venidera. Y tú querido amigo, si aún no estás descansado en el Señor como tu Salvador, no dejes pasar más tiempo y abre tu corazón y recíbele ya mismo, “Porque dice…He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2ª Corintios 6:2), y podrás enfrentar la eternidad con la seguridad de saber que tienes vida eterna en su nombre, que así sea, amén.




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