Agua de la roca (Éxodo 17:1-7)
El pueblo de
Israel no tenía agua en el desierto y estaba muy sediento. Ellos se parecen a
las personas en el mundo de hoy, que están espiritualmente sedientas, que no
tienen esperanza de que su sed sea satisfecha. Dios salvó a los israelitas
dándoles agua y hoy él quiere dar el agua de la vida a todo aquel que la
necesita. Los israelitas obtuvieron agua de la peña. Hoy, el agua de la vida
está lista para salvar a los pecadores sedientos, porque Cristo Jesús, el Hijo
de Dios, fue clavado en la cruz. Podemos ser salvos porque él sufrió el juicio
de Dios en nuestro lugar, Isaías 53:5. Dios dijo a Moisés que golpeara la peña
para que el agua saliera abundantemente para satisfacer la sed del pueblo.
Este es un cuadro de Cristo en la cruz, cuando Dios los juzgó por nuestros
pecados. A causa de su muerte, podemos recibir la vida gratuitamente,
Apocalipsis 22:17.
Pensemos
primero acerca de la peña que Moisés golpeó. En Éxodo 17, vemos a los
israelitas viajando por el desierto. Ellos llegaron a Refidim e instalaron sus
tiendas, pero no encontraron agua para tomar. El pueblo empezó a murmurar y
pidieron a Moisés que les diera agua; vs. 1 y 2. Ellos estaban sedientos y
preguntaron a Moisés por qué los había sacado de Egipto para que ellos y sus
niños y sus ganados murieran de sed en el desierto, vs. 3. Ellos no tenían
esperanza y no sabían qué hacer y por eso, pelearon a Moisés.
La
gente estaba dispuesta a apedrear a Moisés y matarlo, vs. 4. Moisés oró a Dios
y le preguntó qué debía hacer. Dios respondió la oración de Moisés y le dijo
que golpeara la peña en Horeb y que el agua saldría y la gente podría beber,
vs. 6.
Dios
sabía que el pueblo estaba sufriendo y preparó un camino para salvarlo. Para
hacer esto escogió una figura de Cristo y del agua de salvación. Moisés golpeó
la peña en presencia de los ancianos de Israel. El agua salió y el pueblo bebió
y vivió. Cristo soportó la ira de Dios a causa de nuestros padres. Moisés
golpeó la peña solamente una vez en esta ocasión.
Después
de unos años los Israelitas regresaron a este mismo sitio porque estaban
sedientos nuevamente. En esta ocasión Dios ordenó a Moisés solamente hablar a
la Peña, no golpearla. Pero Moisés estaba furioso con el pueblo porque ellos no
confiaban en Dios y estaban siempre desobedeciendo sus mandamientos, y él
golpeó la peña nuevamente con su vara. El desobedeció a Dios al golpear la peña
por segunda vez porque Dios le había dicho que solamente le hablara.
Moisés
golpeó la peña por segunda vez y así hecho a perder la figura de Cristo quien
sufrió solamente una vez por nuestros pecados. Dios castigó a Moisés y le dijo
que no podía entrar en la tierra de la promesa, Números 20:7-12. Los Israelitas
vagaron en el desierto por muchos años. Finalmente, Dios llevó a Moisés a la
cima del monte Pisga y le mostró la tierra de Canaán, desde lejos, pero no le
permitió entrar en ella. Moisés murió en el desierto y Dios mismo lo enterró,
Deuteronomio 34:1-8.
La
peña es una figura de Cristo, nuestra roca, cuando fue golpeada por primera
vez, 1 Corintios 10:4. No debería de haber sido golpeada por segunda vez,
porque Cristo sufrió solamente una vez en la cruz y en esa ocasión, él soportó
la ira de Dios contra los pecadores. Por sus heridas, aquellos que crean
reciben el perdón de sus pecados para siempre, 1 Pedro 2:24.
Cristo
fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos,
Hebreos 9:26,28. El ofreció un sacrificio por el pecado y aquel único
sacrificio es suficiente para siempre, Hebreos 10:12. Con un solo sacrificio ha
hecho perfectos para siempre a los santificados, Hebreos 10:14. Así que, ya no
hay necesidad de un nuevo sacrificio, Hebreos 10:18.
El
agua salió de la roca en el desierto porque Dios quiso que fuera golpeada y
también fue la voluntad de Dios que Cristo muriera en la cruz. El agua de la
vida es el resultado de la muerte de Cristo. El agua de la roca es una figura
del Espíritu Santo, que es dado a todos los que creen en Cristo.
El
Señor Jesús dijo a la mujer de Samaría que ella le pediría agua de la vida si
supiera lo que Dios da y quién estaba pidiéndole a ella agua, Juan 4:10.
También le dijo que los que bebieran de esa agua, no volverían a tener sed,
sino que sería para ellos una fuente de agua que les daría vida eterna, Juan
4:13,14.
En
el capítulo séptimo de Juan, el Señor Jesús dijo que aquellos que tuvieran sed
que vinieran a él y bebieran. Si creen en él, ríos de agua viva fluirían de
ellos. El Señor Jesús dijo estas cosas acerca del Espíritu Santo que pronto
recibirían los que creyeran, Juan 7:37-39.
El
Señor Jesús soportó la ira de Dios en la cruz para que nosotros recibiéramos el
agua de vida como un regalo. Él nos salvó de la sed del infierno y del lago de
fuego. En la cruz, él dijo: Tengo sed, Juan 19:28. Pero ahora, nosotros ya no
tendremos sed.
El
profeta Isaías llamó a todos los que estuvieran sedientos a venir y tomar
gratuitamente del agua sin tener que pagar. También llamó a aquellos que
estuvieran hambrientos, a venir y tomar del trigo de la misma forma, Isaías
55:1.
Al final del Nuevo Testamento hay un llamado a todos los que están sedientos a venir a aceptar el agua de vida como un regalo, Apocalipsis 22:17. El Señor mismo dijo que daría el agua de la vida gratuitamente a todo el que estuviera sediento, Apocalipsis 21:6. ¿Ha recibido, usted, el agua de la vida, la maravillosa salvación de Dios?
W.A. Deans
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