LOS DOS ASPECTOS DE LA SANTIFICACIÓN
Dios los ha escogido desde el
principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en
la verdad. (2 Tesalonicenses 2:13 NBLA)
Las
Escrituras tienen mucho que decir acerca de la santificación en el Antiguo
Testamento y en el Nuevo Testamento, y donde sea que la hallemos; significa
fundamentalmente separación o ser puesto aparte. En el Antiguo Testamento, la
palabra santificación se utiliza tanto en relación a cosas como a personas,
mientras que en el Nuevo Testamento está limitada a estas últimas.
Cuando
se aplica a los creyentes, tiene un doble significado—uno primario y uno
secundario. Sin embargo, en las mentes de muchas personas el significado
secundario ha anulado al primario. Para muchos, la santificación de los
creyentes es un proceso por el que somos hechos cada vez más santos y
agradables a Dios; pero su significado primario es que, por un acto de Dios,
hemos sido apartados para Él mismo. En el sentido primario, todo creyente ha
sido apartado para Dios. Esta santificación posicional es un hecho objetivo y
absoluto. En el sentido secundario, todo creyente debe ponerse aparte para
Dios. Esta santificación práctica y progresiva es una experiencia subjetiva. Y
cuando permitimos que la experiencia subjetiva eclipse el hecho objetivo, las
cosas se salen de su lugar.
No
nos volvemos más santos por alcanzar cierto estándar de santidad práctica.
Somos santificados de Dios, y debido a ello, la santidad nos incumbe. Así es
como Dios quiere que sea, y es según el principio de la gracia. Somos
santificados por la obra de Cristo (He. 10:10) y por el Espíritu Santo (2 Ts.
2:13). También está nuestro lado, con las medidas que debemos tomar para
promover la santificación. Debemos «evitar» ciertas cosas, «apartarnos de
iniquidad», y «limpiarnos» de los instrumentos de deshonra. Así es como
progresa la obra práctica de la santificación. Es la gran obra que el Señor
está llevando a cabo con Su Iglesia—“para santificarla, habiéndola purificado
en el lavamiento del agua por la Palabra” (Ef. 5:26).
F. B. Hole.
El Señor está cerca, 2022.
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