Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible. (Mateo 19:26)
El Señor Jesús dijo: "[si tu
hermano] peca contra ti, háblale en privado y hazle ver su falta" (Mt.
18:15 NTV). Puede que digas: «Él es el que se equivocó. Si quiere que lo
perdone, entonces que venga y me lo pida». Pero Jesús dijo: «No, tú ve a él».
Independientemente si estás en lo correcto o estás equivocado, como hijo de
Dios, debes ir tu primero.
¿No es lo que Dios hizo en el jardín
del Edén? Adán y Eva pecaron contra Dios, y la Biblia nos dice que Dios fue
quien los buscó: «Adán, ¿dónde estás?»> No fue la voz de un detective; fue
la voz de un Dios que nos busca para perdonarnos. De manera que, el están- dar
del perdón es bastante elevado.
Pon atención a las
siguientes palabras: "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira,
gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en
amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef. 4:31-5:2). ¡Cuándo nos
perdonamos unos a otros es cuando más nos parecemos a Dios! ¡Oh, qué sea cierto
en nosotros! El cuerpo de Cristo sufre en sus coyunturas porque el pueblo de
Dios ha perdido de vista el elevado llamamiento de ser imitadores de Dios, ¡no
han aprendido a perdonarse unos a otros! Nuestro Dios percibe un olor agradable
cuando perdonamos a alguien, porque nos volvemos más como Él y como su Hijo
amado.
Detente ahora y pídele
a Dios que te muestre si posees un espíritu no perdonador hacia alguna persona.
Entonces, en el poder de su fuerza, llama a aquella persona y pídele perdón.
Será imposible si tratas de hacerlo con tus propias fuerzas, pero recuerda:
¡Dios obra lo imposible!
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