domingo, 29 de septiembre de 2024

Viviendo por encima del promedio (15)

 

Ame a sus enemigos


No hay duda de que Jesús dijo: "Ame a sus enemigos" (Lucas 6:27); pero ¿quiso decirlo literalmente? ¿O estaba meramente mencionándolo como un ideal por el que deberíamos esforzarnos? Es tan antinatural amar a sus enemigos. ¿Por qué deberíamos amarlos cuando probablemente sólo aumentarán su hostilidad? Parece imposible amar a aquellos que nos odian. Así que, al leer este mandamiento de nuestro Señor, tendemos a buscar una excusa para mantener nuestro nivel de comodidad.

Sin embargo, profundamente en nuestros corazones sabemos que el Señor Jesús quiso decir lo que dijo. Lo que olvidamos es que cuando manda algo, Él nos da el poder para obedecer ese mandamiento. Humanamente hablando, es imposible amar a nuestros enemigos. Eso es verdad para la vida cristiana en general. Puede ser vivido solamente por el poder del Espíritu Santo morando en el corazón. Nuestra tendencia de gastar el borde filoso de las palabras del Salvador llega a su fin cuando vemos que el mandamiento es obedecido por otro creyente. Muchos versos de la Escritura cobran vida para nosotros cuando los vemos en acción. Usted no puede discutir contra un hecho. Muéstreme a un cristiano que ame a su enemigo y quedaré convencido.

Eso me sucedió a mí. Vi a Lucas 6:27 concretarse en una vida humana. Fue en la vida un hombre llamado Theo McCully. Él era el padre de Ed McCully, uno de los cinco mártires del Ecuador, y el presidente del directorio de la Escuela Bíblica de la cual yo era administrador.

Una noche, él y yo nos reunimos para hablar de algunos asuntos de actualidad de la escuela y algunas decisiones que teníamos por delante. El Señor McCully nunca me decía qué hacer. Siempre decía: "Oremos por esto." Entonces al final de la noche, nos arrodillamos y oramos extensamente en relación con la escuela.

A medida que se aproximaba el fin de su oración su mente se fue al sur, a las orillas del río Curacay en Ecuador, donde los indígenas que vivían en la edad de la piedra traspasaron a su hijo misionero hasta matarlo. Ed había sido un hijo ideal. Su padre me dijo una vez que Ed nunca les había causado un momento de angustia. Ahora Theo oraba: "Señor, permíteme vivir lo suficiente para ver a quienes mataron a nuestros muchachos como hermanos salvos, para poder poner mis brazos alrededor de ellos y decirles que los amo porque aman a mi Cristo."

Cuando nos levantamos, las lágrimas estaban zigzagueando por sus mejillas. Fue un momento sagrado, que nunca podrá ser recapturado. Aquí había un hombre que verdaderamente amaba a los culpables asesinos de su amado hijo, un hijo que había abandonado la carrera en leyes para llevar el evangelio a los indígenas aucas (después conocidos como waoranis).

No es sorprendente que esta oración haya alcanzado el trono de Dios. Otros misioneros finalmente hicieron un contacto exitoso con los waoranis y, en su momento, fueron capaces de guiar a varios de los asesinos a Cristo. La oración de Theo fue contestada. Fue a Ecuador, amorosamente abrazó a los nuevos creyentes y les dijo que los amaba porque su Salvador era ahora el Salvador de ellos también.

Sí, Jesús quiso decir lo que dijo. Debemos amar a nuestros enemigos. Cuando lo hacemos, impactamos el mundo. Les mostramos a otros creyentes maneras prácticas de llevar adelante este mandamiento. Hacemos que ciertos dichos difíciles de Jesús cobren vida. Y damos una verdadera representación de cómo es el Señor Jesús. Él nos amó a nosotros (sus enemigos) suficientemente como para morir por nosotros.

William Macdonald

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