El diccionario define el reposo como “alivio, tranquilidad, tregua, pausa, vocación, dormir o morir”. La Biblia califica el reposo en siete aplicaciones.
El reposo de
Dios en el cielo (Génesis 2:4, Hebreos 4:4)
Que los
días de la creación hayan sido centésimas o millonésimas de años sólo son
conjeturas. Bien sabemos que un día se compone de salida y puesta del sol, o el
día con su noche de veinticuatro horas. Si el hombre con la desintegración del
átomo ha producido la bomba atómica que en fracción de segundos puede derribar
montañas, “El que hizo el oído ¿no oirá?, el que formó el ojo ¿no verá? El que
castiga las naciones ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la
ciencia? Jehová conoce los pensamientos de los hombres que son vanidad” (Salmo
94: 9‑11).
Yo creo
desde la mollera hasta la planta del pie que Dios hizo al mundo y todo lo que
en él hay, que el trabajo que Dios tuvo fue arduo, inexplicable, y reposó.
Nuestro Señor Jesucristo que es el reposo y ofrece el auténtico reposo, en la
obra de la nueva creación, también cansado del camino se sentó (Juan 4:6). Es
evidente que el reposo está en el cielo donde Dios reposó de sus obras. El que
recibe a Jesucristo como su único Salvador, por fe y esperanza empieza a gozar
de ese reposo. La invitación al reposo está en Mateo 11: 28,29 y la garantía
del reposo está cuando Cristo asumió toda responsabilidad para la redención.
(Marcos 14: 41; Juan 19: 30)
El
reposo de Canaán
Éste sería una nación libre fundada
por un pueblo libre del yugo de servidumbre en Egipto por la gracia y
misericordia de Dios. (Josué 1:13; Deuteronomio 3:20) El reposo de Canaán era
nulo: “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro
reposo” (Hebreos 4: 8) . El reposo era nulo porque después que Israel entró en
Canaán por culpa de sus transgresiones empobrecían, y se vendían como. esclavos
ellos mismos o sus propiedades. (Levítico 25:25‑28, 35:41) Esta injusticia se
hizo tan latente, que en tiempos de Nehemías fueron reprendidos duramente los
agiotistas. (Nehemías 5:1‑13) Tan diferente la obra de nuestro Salvador. Él se
hizo siervo para darnos libertad a nosotros: “Porque el Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Marcos
10:45). Rescate es algo que ha sido pagado. Entonces podemos reposar tranquilos
en el reposo de Dios, porque Cristo ha pagado a Dios el precio; nos rescató
para darnos reposo y paz.
El
reposo del sábado
El sábado es día de descanso para el
hombre y los animales bajo yugo de carga. Día religioso que obligaba al
israelita a ofrecer sacrificios y ofrendas. Dios quiso que aquel pueblo
escogido guardara el sábado como un día nacional cada semana, para mantener
vivo el recuerdo de su propio reposo. (Deuteronomio 5:12‑15; Levítico 23:24,
19:30) Al israelita no le era permitido hacer ningún trabajo en día sábado,
tampoco le era vedado efectuar toda obra buena. (Juan 7:21‑23; Mateo 12:5;
Lucas 13:15) “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los
que durmieron es hecho”. (1 Corintios 15:20) Cristo reposó el sábado, pero
entre los muertos, resucitó el primer día de la semana, llamado también el día
del Señor. Un día también en la semana, el domingo, mantiene vivo el recuerdo
en todos los creyentes en el mundo de la muerte y resurrección de nuestro Señor
Jesucristo, cuando participamos de los símbolos de su cuerpo y de su sangre
representados en el pan y el vino. El Señor no guardó el sábado (Mateo 12:1‑8),
sino que estuvo muerto el sábado. Un Salvador muerto no es garantía, pero su
resurrección justifica el reposo que nos ofrece.
El reposo o la
paz después de la guerra
Otra prueba de que Canaán ni el sábado eran el reposo
verdadero fue las guerras que Israel tuvo que librar dentro de su territorio,
ora con enemigos de fuera, ora entre ellos mismos por fuertes divisiones.
(Jueces 3:11, 5:31; 1 Reyes 12:16, 15:6) Hay muchas gentes que creen que Israel
gozó el reposo en los días de Salomón (1 Reyes 4:20‑25) pero toda esa
tranquilidad era por fuerza (1 Reyes 4:7), hasta que el pueblo explotó en el
reinado de su hijo (1 Reyes 12:4). Reposo tendrá Israel en el milenio cuando aparezca
el Renuevo, El Señor Jesús. (Zacarías 3:8‑10; Miqueas 4:1‑4)
El reposo de la
tierra
Esto será en el milenio
cuando la tierra descansará de la perversidad y brutalidad a que el hombre la
ha sometido. La tierra gozó de reposo en los setenta años en la deportación de
Israel a Babilonia. (2 Crónicas 36:21, Daniel 9:2) Años después del diluvio la
tierra de Palestina empezó a ser ultrajada por los cananeos, luego por los
israelitas y a éstos le siguieron los gentiles. Bien: No será Palestina
solamente, sino toda la tierra que tendrá que pasar por juicios tremendos para
purificarla de todas las inmundicias y de toda la sangre vertida que los
hombres han arrojado en ella. Entonces el Señor establecerá su reino. (Salmo
72:1‑3,16) Jerusalén será la capital del mundo, gozará de su reposo sabático,
reposo prometido. (Ezequiel 44:24; Isaías 58:11‑14)
El
reposo de los que duermen en el Señor
Es reposo
de sus trabajos. (Apocalipsis 14:13; Isaías 57:2; Hebreos 4:10) Verdad que es
doble felicidad morir en el Señor, pero Pablo, ni los que tenemos la misma
esperanza, quisiéramos pasar por ese reposo. (2 Corintios 5:4) El cuerpo
separado del espíritu estará expuesto a profanaciones. Nuestro reposo perfecto
empezará en el aire con el Señor (1 Tesalonicenses 4:17); seguirá en el milenio
y por la eternidad.
El
único y exclusivo reposo
Véase
Mateo 11:28,29; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:27, 22:3 al 5. Es Cristo que
satisface al hombre en su ansiedad. Es Cristo que regenera y transforma,
iluminándole con la llama viva de la esperanza. Mientras estamos en el cuerpo
de bajeza hay debilidad en el creyente, pero cuando pensamos en el Sumo
Sacerdote, renace el gozo y disfrutamos con anticipación de ese reposo que Él
nos ganó por su obra redentora. “Acerquémonos pues, confiadamente al trono de
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
(Hebreos 4:16).
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