6.12 al 20 El cuerpo del creyente
Si el alma es el tema de interés para Pedro, el cuerpo lo es para Pablo.
¿Había oído de los del hogar de Cloé que la verdad tocante al cuerpo del
creyente era muy distorsionada todavía en las mentes de algunos en la iglesia,
y que prácticas en Corinto contaminaban la asamblea de Dios?
Para empezar, él explica la ley de la libertad cristiana. No es licencia.
Todo me es lícito [¿repetía aquí un refrán popular entre ellos?], pero no
necesariamente conveniente. Como choferes que pagamos impuestos y portamos
licencia, tenemos el derecho de usar la carretera, pero no por esto podemos
escoger el carril que queramos. Hacerlo sería nada aconsejable. Es más: aun
cuando tal vez gocemos del derecho de hacer algo, nuestra libertad cristiana
debe llevarnos más allá de semejante pequeñez de servidumbre, v. 12b.
Pablo ilustra esto en el versículo siguiente, y este versículo enfoca la
esfera del cuerpo. El apóstol quiere enseñarnos que:
• El cuerpo no es
para la gratificación propia, vv 13b, 14. Libertad sin licencia (fornicación).
Sus funciones deben orientarse a Dios y no a uno mismo. El propósito del cuerpo
es para el Señor, y a la vez el Señor es para el cuerpo; Él es su Propietario y
Contralor.
• El cuerpo tiene
privilegios sagrados, vv 15 al 18. ¡Es un miembro de Cristo en asociación
santa! Este cuerpo mío, este marco carnal y tangible, es uno de sus miembros.
¿Me atrevo a profanarlo? Soy un espíritu con él, ¡y huyo de la sodomía!
• El cuerpo tiene
santidad, vv 19, 20. Tiene un Residente santo. Por gracia se ha convertido en
residencia del Espíritu Santo — su santo naos,
¡su lugar santísimo! Si manos no consagradas no se atrevían a tocar el monte
santo del Sinaí sobre el cual reposaba momentáneamente la santidad divina,
¿alguna cosa contaminante debe tocar este cuerpo donde mora eternamente el
Espíritu de santidad?
Esta presencia santa confirma que no somos nuestros para agradarnos a
nosotros mismos, y el cuerpo del creyente despliega un cartel: Vendido. Es ahora propiedad de Otro,
comprado a gran costo, v. 20, para ser una residencia.
por S.Emery
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