Introducción.
En nuestro
estudio anterior hemos visto como Dios hizo al hombre y le dio un lugar donde
vivir y regir a la naturaleza. Le dio una compañera idónea, ya que para él no
había ninguna a pesar de la gran cantidad de especies que existía en la
naturaleza, y es de pensar que en aquella época existían muchas más que
ahora. Dios le dio un simple mandamiento
(conocido en teología como “pacto de
obras”) que no debería comer del fruto de un árbol, de un solo árbol. El hombre, haciendo caso omiso a la Palabra
de Dios, comió[1],
con lo cual provocó que existiese un abismo infranqueable para el hombre. Este
al darse cuenta de condición buscó como ocultar su pecado, primero cosiendo
hojas de higuera para ocultar su desnudez y ocultándose, siendo esto una figura
de lo que es la religión, sea esta cual sea.
Dios, que
conoce todo, sabía dónde encontrarlo. Ya que Adán no respondió al llamado de su
Creador, Él los buscó. Dios sabía que estaban ocultos por culpa de haber
violado SU mandamiento prohibitivo.
Ellos no habían
medido las consecuencias de sus actos. Habían deseado ser como Dios de la forma
más fácil, de la forma que se la ofrecía la serpiente; pero tal acto sólo terminó
en la ruina total del hombre, e introdujo en la vida del hombre un elemento
nuevo, que llamaremos pecado.
En nuestro
estudio actual procuraremos abordaremos
todo lo relacionado con el pecado y consecuencias para el hombre y su relación
con Dios. Y procuremos, finalizar el estudio, dar una respuesta a la
pregunta ¿qué es el pecado?
I.
ORIGEN
DEL PECADO.
A pesar de lo
podríamos pensar al leer el Génesis, el pecado no se originó en el huerto del
Edén. Podríamos pensar que por ser ahí el primer pecado de la raza humana, ahí
se originó. La verdad es que el origen del pecado no se nos cuenta en los
capítulos iniciales de las Escrituras, sino que los encontramos mucho después, en las profecías de Isaías y
Ezequiel (Isaías 14:12-14, Ezequiel 28:12-18).
En esas
profecías se describe la rebelión de Satanás. No profundizaremos en el tema, ya
que lo hemos visto con alguna amplitud cuando estudiamos sobre el tema de los
ángeles y Satanás. Sólo recordaremos que en algún punto del tiempo (no lo sabemos cuál) ocurrió esta
rebelión, y el gran “querubín protector” se alzó contra su creador. Desde ese
momento en que se perpetró tal acción, se concibió el PECADO. Satanás es el
autor del pecado y es el que engañó a
nuestros “Padres” para que desobedeciesen y comiesen del fruto que Dios había
prohibido.
Sabemos que él
fue el instigador del pecado de Adán y Eva, porque se le revela en el libro de
apocalipsis (12:9; 20:2) como la serpiente antigua y que “engaña al mundo
entero”. Esta es la misma serpiente que estuvo en Edén y engañará al mundo en
el tiempo que aparezca el Anticristo.
No porque hayan
sido engañados Adán y Eva, fueron perdonados, sino que fueron juzgados cada uno
de los actores del gran drama de la humanidad.
Hubo una víctima (compare
Apocalipsis 13:8) que sirvió para que ellos tuviesen vestido. La naturaleza se
vio afectada seriamente a causa del pecado de Adán, ya que por causa de él fue
maldecida y condenada a producir
“espinos y cardos” (Génesis 3:18), y a él obtener con el sudor de su
frente lo que necesita para alimentarse.
Entonces cualquier persona se puede hacer la
siguiente pregunta: ¿por qué Dios permitió que el hombre pecara? La
única posible respuesta que podemos dar se puede encontrar en la Escritura y
es: “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:7).
[1] Inducido por Satanás en el caso de la mujer y en forma voluntaria en
caso del hombre, pues comió porque Eva le dio a probar.
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