miércoles, 1 de octubre de 2014

LA MISERICORDIA

La misericordia es un aspecto del amor divino, tal como lo es la bondad, la gracia, la compasión. Es el sentimiento que lleva a la piedad y al socorro del mise­rable. El significado original es « un corazón sensible a la miseria».
La misericordia de Dios se ejerce en favor del hombre pecador y prosigue para con el creyente. Fue "por la entrañable misericordia de nuestro Dios... que nos visitó desde lo alto la aurora" (Lucas 1: 78), pues él "es rico en misericordia" (Efesios 2: 4). Salvados por su propia misericordia, somos llevados a bendecirle por su grande misericordia (Tito 3: 5; 1 Pedro 1: 3).
También el creyente tiene necesidad de la vigi­lancia de aquel que es el "Padre de misericordias" (2 Corintios 1: 3). Nuestro estado atrae la conmisera­ción divina que nos presta ayuda, nos advierte y se inte­resa por todos los detalles de nuestra vida. Es necesaria para todo creyente, individualmente. Esto explica por qué no encontramos la palabra "misericordia" en los saludos de las epístolas dirigidas a las asambleas. Si la encontramos en la epístola de Judas —la cual se dirige a todos los hijos de Dios— es porque el testimonio cris­tiano tiende a ser más y más individual.
Si bien éramos otrora vasos de ira, Dios hizo de nosotros "vasos de misericordia" (Romanos 9:23). Sostenidos actualmente por la actividad de nuestro "misericordioso y fiel sumo sacerdote" (Hebreos 2: 17), esperamos aún "la misericordia de nuestro Señor Jesu­cristo para vida eterna" (Judas 21). Ésta será la última manifestación de la misericordia: nuestra introducción en la vida eterna, cuando él venga a buscarnos.
Durante esta espera nosotros mismos tenemos que experimentar tales sentimientos. El Señor, cuando se dirigió al pueblo desde el monte, ¿no dijo: "Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es miseri­cordioso”? (Lucas 6: 36). Y el apóstol, ¿no nos exhorta a vestirnos de "entrañable misericordia”? (Colosenses 3: 12). Ésta es, efectivamente, uno de los frutos de la sabiduría de lo alto, la que está llena de misericordia (Santiago 3: 17).

La Bonne Nouvelle.

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