II—EN EL HOGAR
Todo
creyente en Cristo, desde el momento de su conversión pasa a ser posesión del
Señor (I® Corintios 6: 19). Él nos compró y se constituyó en Señor de todos los
que invocan su nombre (I® Corintios 1:2). Ahora bien, el hogar cristiano, por
estar compuesto por creyentes, debe ser una morada de la autoridad del Señor.
De acuerdo
a lo que leemos en Apocalipsis 5:12, llegará el momento cuando en el hogar por
excelencia se aclamará "El cordero que fue inmolado es digno de tomar el
poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
EN PRIMER LUGAR TENEMOS: "El cordero que fue inmolado es digno. Es Señor.
EN SEGUNDO LUGAR: Es digno de tomar, etc.
ES SEÑOR:
En
Efesios, capítulo 5, y Colosenses 3 y 4 encontramos bien claro que estas relaciones
deben estar siempre saturadas del ejemplo y dirección del Señor: Dichas
relaciones son siempre enfocadas por el Espíritu Santo, dando a cada parte su
deber correspondiente; consideremos:
1) Los maridos
2) Las esposas
3) Los padres
4) Los hijos
1) A los maridos les corresponde amar a sus
esposas como Cristo amó a la iglesia (Efe. 5:25).
2) Las esposas sujetas a sus maridos "Como
al Señor" (Efesios 5:22), o como se expresa en Cor. 3:18: "Como
conviene al Señor". En el primer pasaje la sujeción es al marido como si
fuera el Señor y en el segundo, es una conveniencia para su causa.
3) Los padres deben criar a sus hijos con
esmero y dedicación, pero como lo haría el mismo Señor; es el representante
del cielo en su hogar. "Criadlos con amonestación del Señor"
(Efesios 6:4).
4) Hijos, obedeced en el Señor a vuestros
padres (Efe. 6:1). Es un mandamiento del Señor y para la buena armonía no hay
cosa más preciosa que la obediencia de los hijos a sus padres (Colosenses
3:20) y sobre todo, dice la Escritura, que esto es justo (Efesios 6:1) y en
Colosenses 3:20, donde añade: "Obedientes en todo"; sigue
expresando "porque esto agrada al Señor".
b)
En las provisiones para el hogar.
En
todo hogar cristiano se debe pensar que los ingresos deben ser el resultado del
trabajo honrado, y sabemos que el Señor no acepta señorío sobre lo que
corresponde a Satanás; acordémonos de las palabras "Todo esto te
daré", a lo que contestó: "Vete de mí, Satanás".
Pero
estamos seguros que se sentirá muy satisfecho de ser Señor de todo bien que
esté acorde con su Palabra. ¿Hemos puesto esto en sus manos? ¿Le dimos la llave
de nuestra casa? ¿De nuestro dinero? ¿Cómo gastamos éste ¿Le consultamos
cuando lo invertimos?
Él es Digno de Tomar:
a) El
poder
b) Las
riquezas
c) La
sabiduría
d) La
fortaleza
e) La
honra
f) La
Gloria
g) La
Alabanza
a)
Digno es nuestro Señor de tomar el poder —si cabe la expresión— de conducir
el hogar de cada uno de nosotros y, ¡qué bien lo conducirá!
b) Digno es de
tomar las riquezas. ¿Acaso no son suyas? Es digno, no sólo de tomar una parte,
sino de ordenar el destino que llevará cada centavo.
c) Digno de
tomar la sabiduría. El conocimiento se adquiere, la sabiduría se recibe (Stg.
3:17; 1:5). El que gana almas es sabio (Proverbios 11: 30). Todo creyente está
en Cristo Jesús "El cual fue hecho por nosotros sabiduría"; el
propósito de Él es tener hogares sabios de los cuales él pueda tomar esa
sabiduría y sus resultados (Stg. 3:17).
d) Es digno de
tomar la fortaleza. En todo hogar, en algún momento dado, todos o parte de los
que lo componen son jóvenes: "La gloria del ¡oven es su fuerza"
(Proverbios 20:29). Él es digno de tomar el tiempo de nuestra fortaleza para
sus usos; ¡que en cada hogar donde haya jóvenes, y aún mayores, él pueda
tomarlos para cumplir sus planes!
e) Es digno de
tomar honra. Se cuenta de un niño de diez años que, habiendo ganado un premio,
el primero en su vida, antes de habérselo mostrado a nadie, se arrodilló en su
habitación y dijo al Señor: "Esta es mi primera ganancia y a ti te la
entrego". No sabemos si esto fue cierto, pero es verdad que a C. H.
Spurgeon, de quien se trata, lo animó este sentir de honrar al Señor sobre
todas las cosas. ¡Oh, que El pudiera honrarse en cada uno de nuestros hogares!
f) Digno de
tomar la gloría. El Señor dijo a su Padre: "Yo te he glorificado en la
tierra". Glorifiquemos nosotros así al Señor; hagámosle digno entre los nuestros
por la participación de su herencia y la gloria que deriva de la vida que él
quiere vivir en cada hogar.
g)
Es digno de tomar alabanza. Esta es la última palabra, que en el original
quiere decir: "Hablar bien de Él". Es digno de que hablemos bien de
Él; cuando alguien entra en nuestra casa, debe saber que Él es el primer
morador y, por la forma en el arreglo, por los textos bíblicos y otras cosas,
debernos alabarle (hablar bien de Él).
Quiera
cada uno de nosotros con toda sabiduría de lo alto entregarle al Señor las llaves
completas del hogar, para que él sea el Señor absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario