¿Dónde está la promesa de su advenimiento? (2ª Pedro 3:4)
EN EL PRIMER capítulo de 2 Pedro se acentúa el valor de "la Palabra
Profética más permanente" (2 Pedro 1: 19). El capítulo siguiente predice
el juicio terrible de los que se desvían de las Escrituras y sus
amonestaciones. El capítulo tercero en el cual se encuentra la pregunta,
¿Dónde está la promesa de Su advenimiento? trata de los burladores de los
postreros días, quienes niegan completamente las verdades de las Escrituras.
Dicen, "¿Dónde está la promesa de Su advenimiento? porque desde el día en
que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación."
Evidentemente estos burladores no son los irreligiosos, desechados de la
sociedad, porque tal gente no habla de "los padres". No, son líderes
religiosos que no solamente se ha desviado, sino que niegan lo que se enseña
claramente en la Palabra de Dios — la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Pablo es el gran expositor de la venida del Señor para Sus santos, mientras
que Pedro habla más del reino, y la venida en gloria con Sus santos. El último
tema, distinto del primero, es uno que luce mucho en las páginas del Antiguo
Testamento, tanto como en el Nuevo. Profetas, sacerdotes, reyes, y hombres
justos en todos los siglos tenían puestos sus ojos ansiosos hacia el Este, si
quizá pudieran tener la primera ojeada de aquella "Estrella de Jacob"
mencionada en Números 24:17, como Cristo Mismo nos asegura en Lucas 10:24. Otra
vez Él dice, "Abraham se gozó por ver Mi día; y lo vio, y se gozó"
(Juan 8:56). Job habló de ella con certidumbre cuando en medio de su prueba
severa dijo, "Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el
polvo. "Todo el Salmo 72 espera este evento tan glorioso, y hallará su
completo y literal cumplimiento en aquel día. En verdad, no solamente un
artículo corto, sino un libro podrían escribirse sobre las referencias en el
Antiguo Testamento, la promesa del Señor, "Yo vendré otra vez, " brilla
como un faro que ha dado ánimo a los corazones de multitudes sin número, y ha
inspirado muchos de nuestros himnos más preciosos, y canciones de alabanzas.
Pero en cambio, esos rayos amonestadores iluminan el futuro de todos aquellos
que rechazan el evangelio de Dios y continúan en sus pecados. Para ellos sólo
hay "una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar
a los adversarios" (Hebreos 10: 27). Porque "El Señor Jesús se manifestará
del cielo... en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a
Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales serán
castigados con eterna perdición" (2 Tesalonicenses 1:7-9).
Sendas de Luz, 1969
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