Los gobernantes sajones acumularon durante siglos valiosos tesoros de
sus antepasados. Entre estos se hallaba un huevo de plata regalado a una
reina.
Al tocar un cierto resorte se abría el huevo y aparecía una yema de oro.
En esta yema se hallaba una pequeña gallina y cuando se le tocaba las alas,
estas se abrían y aparecía una corona engastada en joyas. Luego al tocar otro
resorte secreto se abría la corona y aparecía un hermoso anillo de diamante.
Un tesoro escondido en otro tesoro.
Así es la salvación. El don en sí mismo es un gran tesoro; pero además
contiene muchos otros tesoros escondidos. Cuando recibimos la salvación por
gracia la apreciamos mucho, pero al oprimir su resorte secreto descubrimos
muchos nuevos tesoros escondidos. Así empezamos a apreciar dignamente su
verdadero e inmenso valor.
Resortes secretos, si son secretos; pero hay manera de hallarlos permaneciendo
a los pies de Jesús aprendiendo de Él. Jesús quiere ser vuestro amigo más
íntimo y está dispuesto a revelarnos cosas secretas cuando deseamos conocer
los tesoros de la gracia. Él puede mostrarnos los resortes secretos que
revelan estos tesoros escondidos en el plan de Dios. Allí hallará el lector
tales tesoros que lo harán exclamar con la reina de Saba: "¡Ni aun la
mitad se me había dicho!
Sendas de
Vida 1977.
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